Revista poética Almacén
El conservero

[Alberto Majoral]

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Entrevista con Martínez

Hace tiempo que quería entrevistar al Profesor Martínez, uno de los héroes de la tertulia de La Ideal Taxidermia. Por fin logré convencerlo. He aquí el resultado:

Majoral: ¿Qué le parece la vida política en España?

Martínez: Joven Majoral, si va usted a empezar con preguntas tan idiotas mejor será que no empiece. Las cosas pueden acabar mal. Le voy a presentar mi teoría. Creo que en esta legislatura el punto de inflección reside en el escándalo de las vacas locas, situación en la que quedó al desnudo (y le pido perdón por el flagrante erotismo del tropo) la inoperancia tanto del Gobierno como de las Comunidades Autónomas. Creo que durante ese escándalo al Presidente se le esponjó el cerebro del puro pánico, y ya nada ha vuelto a ser lo mismo.

Majoral: ¿Quiere usted decir que se le ha momificado la masa cerebral al Gran Jefe?

Martínez: Precisamente. A partir de entonces ya no se trata de resolver los problemas, tarea fundamental de cualquier gobernante, por pequeño de espíritu que sea, ni de atajarlos; ahora se trata de decir que los problemas no existen, y cuando la cosa se pone fea y la foto de la fea sale en todos los periódicos lo que hacen es arrollarla con su mayoría absoluta. Un método gangsteril donde los haya. Pero principalmente se trata de decir que la fea es guapísima. Mire usted al señor Cabanillas, Ministro Portavoz, que es todo un juez de concurso de belleza.

Majoral: En varias ocasiones le he oído a usted decir que en este país está prohibido hablar.

Martínez: No es que en España haya habido nunca libertad de expresión, pero la poca que hubo fue enviada al Taxidermista con la Guerra Civil. A partir de entonces, lo que nos muestran es un bicho disecado, y no dejan de decir que está más vivo que nunca.

Majoral: A usted siempre le gusta utilizar la taxidermia para explicar el mundo.

Martínez: Un animal disecado a lo que aspira es a parecer lo más vivo posible. ¿Cuántos ejemplos no encontramos por ahí de personas, instituciones, conceptos y demás que están muertos, pero que a alguien le conviene que pensemos que están vivitos y coleando? La libertad de expresión es uno de esos conceptos. Lo grave no es que el Gobierno nos muestre un animal bellamente disecado, lo verdaderamente grave es que todas las empresas de comunicaciones lo alaben por su viveza, por su verosimilitud, sin el más mínimo espíritu crítico.

Majoral: Por eso se han montado ustedes la tertulia en La Ideal.

Martínez: Bueno, eso vino antes. Al ver trabajar al Taxidermista fue cuando empezamos a utilizar la taxidermia como metáfora de lo que ocurre a nuestro alrededor. La idea parece ser que nada se mueva, que nada cambie, y por eso, cuando aparece cualquier cosa viva, lo primero es matarla, después viene la disección, y por fin nos la muestran como si viviese. La Constitución es un ejemplo. Otro y bueno es la sociedad civil, claramente muerta y disecada. La patronal y los sindicatos son otros bellos ejemplares de museo.

Majoral: Usted fue maestro, funcionario, ahora está jubilado.

Martínez: Muerto en vida, disecado, sí señor. Hago todo lo posible por mantener mis órganos internos en funcionamiento.

Majoral: El otro día apareció una noticia por la televisión valenciana en donde decían que la Generalitat está dando unos cursos para ancianos, para que no pierdan la memoria. Al principio pensé que se trataba de la memoria histórica, pero no, se trata de la memoria a secas. Y casi todas las personas que van a los cursos son mujeres.

Martínez: Tradicionalmente, a las mujeres se las ha disecado mucho más jóvenes que a los hombres. Pero en efecto, no interesa que se recuerde lo que hay que recordar, interesa que se recuerde dónde ha puesto uno las llaves, y nada más. Lo que no saben es que yo llevo un llavero pegado al cinturón con un cable extensible. (Ríe).

Majoral: No es muy a menudo que se le ve a usted reír.

Martínez: Pues será porque el señor Chiner no me deja. Siempre está con sus exabruptos y sus palabrotas, y eso me pone serio. No deja hablar a nadie.

Majoral: Pero ustedes son buenos amigos.

Martínez: Nos conocemos desde hace cuarenta años. Siempre ha sido así, yo el serio y él el bufón.

Majoral: ¿Y usted cree que el señor Chiner será disecado cuando muera?

Martínez: Esa es su idea. Siempre tiene que tener la razón, incluso después de muerto. No sé si la Autoridad lo permitirá. Espero que sí. No hay nada como poder visitar al viejo amigo ya muerto y decirle: ¡Carajo, Chiner, por ti los años no pasan, eh!


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