Esto de los hobbie's era una cosa que nos recalcaba mucho el cura del colegio. El lo escribía así. Hobbie's. A mí qué me cuentan. Escribía hobbie's y se quedaba tan ancho. Y nos peroraba de cosas de hobbie's. Que los hobbie's servían para no pelarsela. Que cada vez que te la pelas te sale un chorreón de médula espinal y que te quedas tonto y ciego. Que las manos ociosas son una invitación al vicio. Y que entonces es mejor tener hobbie's que acabar en el cotolengo ciego y escaldao. Yo nunca he tenido hobbie's y admiro sinceramente a quien los tiene. Los hobbie's, digo.
Es difícil atesorar hobbie's. La mayoría de la gente atesora uno solo. Máxime dos. El ahinco desarrollado en pos de estos hobbie's suele ser grande. Me he fijado. La gente no nos andamos nunca con chiquitas. Podemos, ya puestos a atesorar, atesorar el horrible hobbie's de entrenar mascotas hasta que dividan por dos cifras. O el terrible de grabar mensajes en los contestadores telefónicos que correspondan con números de la provincia de Segovia. Da igual.
El caso es que una de las cosas que tiene esto de los hobbie's es que al afectado no le importa ser el único en el mundo en aberrar en esa dirección. Nadie piensa que puede haber un buen motivo para que nadie antes haya hecho una réplica 1/14 del corifeo de Córdoba usando únicamente palillos planos y cera de oídos.
Recuerdo uno de los primeros encuentros con la aficionalidad ajena. Un señor que hacía competiciones de Scalextric pintando los cochitos con gran cuidado, simulando la nieve con espuma de afeitar, simulando polvorientos caminos de ralli con colacao instantáneo. Con tanto niño muerto de hambre y mal afeitado que hay.
Todo esto lo digo como previo a una explicación de conducta aberrante propia: comprar revistas ortogonales. Ortogonales a qué? Paso a explicarlo, no se me agobien más de lo habitual. Es sencillo.
Pongamos por caso que a alguien le guste catalogar tallas del medioevo y como segunda afición llevar un registro del aspartame ingerido en las diferentes comidas. O bien 'otear el horizonte en busca de estrellas fugaces' como primera afición y 'proporcionarle invertebrados como alimento a unos animales de sangre fría y en cautividad'. O sentarse desnudo en mierdas de perro playeras. Yo qué sé. Cualesquiera dos aficiones definen una línea de intereses que puede trazarse entre ellas. Ahora bien: todo el mundo sabe que el horizonte es un punto para los habitantes de las líneas. El universo se claustrofobia, la esperanza se estiliza. La vida así no vale nada. No hay manera de salir del macarrón a no ser por un extremo. Todo es pena. Se busca una luz en ámbar, un brillo de camión de la basura, un carro, un pez, un gaviota. Un kiosko aunque sea.
Para salir de esta situación y teniendo un kiosko a mano, recomiendo el comprar revistas que traten de temas que no interesen lo más mínimo. Compren revistas de pesca. De camiones. De ganchillo.
Resultado: En el caso de que el ganchillo quede fuera del espectro de intereses, se puede trazar desde el lugar geométrico de la afición ganchillil una línea ortogonal a nuestro universo lineal. Con dos líneas tenemos ya dos ejes y con ellos barremos no un plano sino que conquistamos la libertad. A lo mejor combinando ganchillo con maxi-tuning comprendemos mejor lo de esos puntos que se la pasan tumbados en el campo contando estrellas de noche y cagandose de frío. O lo de esos otros que cuidan canarios treinta para exposición.