Revista poética Almacén
El entomólogo

Crónicas leves

[Marcos Taracido]

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Microcosmos y III

En una anterior entrega les hablaba yo de la muerte de Roon Grebelek y de la existencia de una Sociedad Secreta de la Invisibilidad (SSI) desmantelada por la policía que, sin embargo, según rumores no demasiado creíbles, mantenía algún grupúsculo en activo en el Este de Europa. Hace mes y medio mi amigo de Manchester L. Malik me envió por correo electrónico un artículo aparecido en un periódico local de Coventry donde se entrevistaba a un coleccionista de cartas que, en una de sus interminables listas de propietarios de epístolas que él poseía, nombraba a Grebelek. Hecho el contacto, ya tengo en mi mesa la fotocopia de una carta del científico soviético. Según las indicaciones del coleccionista esta carta es una traducción al inglés del original en ruso (o checo) hecha por la SSI o, al menos, por algún miembro cercano a ellos. En cualquier caso, la extensa carta no hace referencias explícitas a sus quehaceres investigadores: fechada el 10 de abril de 1964, se dirige a una señorita denominada Sivska cuya relación con Grebelek no se deja entrever con claridad. A continuación reproduzco algunos párrafos sueltos que interesan a la serie en que estoy enfrascado, titulada Microcosmos, y que con este artículo doy por acabada. Sépase que traduzco del inglés, lengua que domino malamente, por lo que más que traducción es una versión de un original lejano.

“[...] Ya sabes cómo sobrevivo por el Arte. ¿Has escuchado, al fin, el Microcosmos de Bela Bartok? Si estás en Praga en julio, la Filarmónica incluye una selección en su repertorio. Aunque no tenga la magnitud de la composición entera, podrás apreciar la magia que subyace a la idea de desarrollar toda una obra que resuma el mundo: un proyecto de utilización de los elementos artísticos para desvelar a toda la humanidad, a todo el universo. Cada pieza del conjunto, cada nota, aporta un elemento a la totalidad que, en sí mismo, condensa las cualidades y formas básicas de la Naturaleza. [...] No esperes una obra bella en el sentido romántico: busca en sus tonos asimétricos y estridentes los sonidos del mundo: el odio, la pasión, la muerte, la luz. [...] Quisiera que mi trabajo se acercase siquiera un poco a ese intento reproductor, pero temo cada noche pulsar las teclas erróneas. Entonces es cuando hecho de menos tus lecturas. [...] Microcosmos; la propia palabra me deslumbra; que en una piedra viva un mundo; que una corchea sea todas las músicas. Decía mi amado Fisiólogo que la constitución de una hormiga albergaba todos los misterios de la Física. [...] Las manos son tan hermosas por lo que tienen de preludio y predicción, por su capacidad de comprender todo lo que le rodea, por compendiar en tan pequeño espacio todas las formas y sentidos, todos los dolores y los placeres del mundo. Las manos con ojos: la diosa azteca Tlalteutli tenía en cada miembro ojos y boca, varios cuerpos en uno; la desmembraron y con cada parte formaron el universo. Quizás en una persona, vivan todas. [...]”


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Bela Bartok


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