Revista poética Almacén
Tele por un tubo

[Ramiro Cabana]

Otros textos de Tele por un tubo


La nada

Terminé esta columna el 10 de septiembre y la envié a Almacén. El 11 fue un día cargado de buena televisión, desde el primer asombro ante el incendio de la torre norte del World Trade Center hasta el inocuo discursillo de Bush puso fin a mi día televisivo. En este artículo hago mención de mi aburrimiento con Televisión de Catalunya. Debo decir que fueron ellos quienes mejor cubrieron el horror de ese día. Mientras que a las seis de la tarde, Tele 5 ya se había montado una cabecera pop para sus informaciones sobre el ataque, demostrando que para ellos una noticia, por dolorosa y escalofriante que sea no deja de ser entretenimiento NUNCA; la Primera, y al parecer la más vista ese día, perdía el tiempo regalándonos la reacción del siempre pequeño Aznar, que no se sabe por qué (porque a nadie le importa) andaba de segundas vacaciones en el Báltico, y del gabinete de crisis de la Moncloa, que no tenía nada que decir, ni hizo nada que no pudiera haber organizado un comisario de policía; y Antena 3 se entregó de cuerpo y alma al afán tertuliano de José Hermida, afanoso por hallar respuestas donde no había otra cosa que desconcierto. En cambio, Televisión de Catalunya desplegó todo su potencial de televisión pública y nos puso al tanto, no sólo de lo que estaba sucediendo en las escenas del crimen, sino también de lo que ocurría en las mentes de personas dadas a pensar: incluso invitaron a un representante de la Autoridad Palestina.

Al decir que fue un día de buena televisión, quiero decir sólo eso; el horror y el miedo que me recorrió durante todo el día el cuerpazo este mío sigue estando ahí. No confundamos los hechos con su representación televisiva.

Lo que sigue es el artículo que escribí el día antes. En un principio– en este principio de algo que aún desconocemos– se me ocurrió cambiarlo. Después pensé que me gustaba más como mini-micro-minúsculo-doucumento de una normalidad que ya no existe:

Vale. Ya estamos aquí otra vez. Y lo primero que tengo que decir es que NO DAN NADA EN LA PUTA TELE. Cero. Y no sólo cualquier cero, sino el cero de todos los ceros, el que dijo Aznar: CERO PATATERO. (Espera un momento: acabo de escribir Aznar en la pantalla, ¡y ahí está otra vez! Cuando escribo Aznar, me sale la rayita esa roja que sale debajo de las palabras que están mal escritas. Eso quiere decir que Aznar (¡otra vez!) es un error. Lo cual no debe ser un error. El caso es que ni siquiera Aznar (rayita roja) sale en la tele, y si no sale Raya Roja en la tele es que ya no hay esperanza. Si no hay televisión, más vale pegarse un tiro en el hocico y despedirse de todo. O viceversa. Da igual. Si en la tele no dan nada, soy un fracasado, un don nadie, una piltrafa en ropa de diseño. ¿Podría indicarme usted un puente desde el que me pudiese tirar sin la más mínima oportunidad de sobrevivir, por favor? ¡POR FAVOR!

Ya sólo dan fútbol otra vez. Esta semana vuelve la competición europea y está claro que no van a dar nada más en la tele. Y que nadie me malentienda: me encanta el fútbol. Pero no me gusta verlo todos los días. Ni que lo den todos los días. Porque los días que dan fútbol, las otras cadenas se desentienden de su responsabilidad civil y no dan nada: CERO PATATERO. ¿Qué ponen? Películas de serie Z en las que un tío que ni siquiera sabe hablar (y eso que ya lo han pasado por el filtro del doblaje) vuela la mitad del mundo a la mierda para salvar precisamente a esa mitad del mundo que acaba de volar. ¿Y quién conho se lo ha pedido para empezar, eh? Imbécil.

Y si no dan nada en la puta tele, ¿qué clase de respeto hemos de sentir por nosotros mismos como país? He ahí por qué hay ciertas partes de la península que quieren independizarse. Sin embargo, algunos de sus críticos tienen razón, ¿independizarse, para qué? Porque yo veo algunas de las teles autonómicas, y tampoco dan nada. Cero patatero otra vez, lo cual quiere decir que todas son de Raya Roja, o que El las controla. Admito que no todas llegan a mi humilde palacete, donde no hay tele de pago, lo cual sí que sirve para desvertebrar España, pero las que he visto, debo admitirlo también, son todas UNA PUTA MIERDA.

¿Todas?, diría el culto señor de la calva ahí, en la última fila. Es verdad, todas no. Televisión de Catalunya ofrece programación de calidad, mucha de ella hecha en casa. Quieren ser como la BBC de antes de la Thatcher. Mucho programa cultural, mucha serie seria, mucho concurso con preguntas que no todo el mundo sabe (ni la pregunta ni la respuesta), los programas de fútbol son realmente analíticos. PERO ME ABURRO. Yo lo que quiero ver es peligro, gente haciendo el ridículo, gente apostándose la bolsa y la puta vida en hacer una serie que te cagas, y no, NO, medias tintas, series prefabricadas por funcionarios, concursos chorras donde el coeficiente intelectual del espectador no necesita abandonar los números negativos, talk shows donde de verdad se hable.

Pero no. Todo aburre. Quizá no haya la suficiente competencia. Hacen falta mil televisiones en abierto. Mil canales en donde se puedan hacer cosas interesantes, y que ninguno pertenezca a ningún puto funcionario. Odio a los funcionarios. Y odio a los imbéciles que hacen cualquier cosa por la audiencia, incluso darse por vencidos el día que dan fútbol. Si no quieren hacer televisión, que les expropien y le den la concesión a otro (u otra) con más cojones. Con más ganas de poner los genitales en el asador en busca de la programación perfecta, la madre de todas las programaciones, la programación que provoque que yo, ¡Oh flaneur impenitente! no pueda salir a la calle por no perderme ni un sólo minuto de lo que dan en la tele. ¡Ese sería el paraíso del televidente! Y con ese paraíso, creedme, hasta un amante del pecado como este humilde servidor se entregaría a hacer el bien. Hasta me compraría el video de ejercicios de la Madre Teresa. Estoy dispuesto a todo, A TODO, por una programación decente.

¿A todo? Bueno, quizá no todo. Quizá ver a Boris Izaguirre en calzoncillos sea el límite. Ya veremos qué nos depara la próxima quincena.


________________________________________
Comentarios