Revista poética Almacén
Tele por un tubo

[Ramiro Cabana]

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El garete

¡Vaya semana! Llevo todos estos días pegado a la CNN como un lapo. Y sí, me he ido secando, de manera que para desprenderme habrá que rascar. Lo lamento por mi pantalla de plasma, la única inocente en todo este tinglado.

Lo mejor de todo es que no hay nada que ver. Unos cuantos corresponsales van con las tropas, llevan teléfonos con video (¿videófonos?) para enseñarlo todo, como en el porno, y al final se ponen de espaldas a un camión precisamente porque no pueden enseñar nada, como en el cole, para que el enemigo del mundo no se entere. Sr director de esta revista, ¿el enemigo del mundo, ese mundo nuevo a cuyo nacimiento asistimos, no será también todo aquel que quiera enterarse de algo, en el tema que sea?

Las ruedas de prensa son inútiles en todos los bandos. Es igual que el cole, otra vez: tú vas; te sientas; alguien te dice La Verdad; tú la repites palabra por palabra en el examen, el periódico o la tele; y al final te dan un titulillo para la titulitis. El otro día, el corresponsal de New York Magazine le preguntó al General Brooks, el que da las ruedas de prensa todos los días en el cuartel general, para qué servían esas ruedas de prensa, si no se decía nada y no se contestaba a las preguntas. De repente, me dio una especie de ataque: ya no sabía si estaba viendo la rueda de prensa o una sesión del Parlamento espeinol. El general contestó de la misma manera que se hace en el Parlamento, o sea, no contestando. Qué hábil, ¿verdad, amigas en el silencio administrativo?

Tengo las siguientes cadenas: CNN, EuroNews, Bloomberg, MSNBC, TVE-24Horas, Al-Jazira, y las de aquí. Estoy informadísimo y no sé nada. ¿En qué se parece eso a nuestra condición real de todos los días? Pues en todo, queridas amigas personas lectoras, en todo. Tenemos la hostia de información y no sabemos nada. Probadlo en cualquier otra esfera de vuestra vida diaria U intelectual y lo veréis.

El sábado 29 de marzo, un periodista de TELE5 anda rondando por el campamento de los americanos en Kuwait. Ve que llegan nuevos contingentes y va a buscar a los que hablan espeinol, casi todo chicas, igual que aquí. Les pregunta cualquier cosa y le responden cualquier cosa. Luego llega a la hábil conclusión: estas tropas no tienen ni pajolera idea de donde están ni cual es su papel en el plan general de la guerra. Parece una sagaz crítica hasta que lo piensas. Esas tropas tienen muy claro donde están: en el campamento americano. Y cual es su trabajo: cargar camiones de suministros para el frente. El que no sabe nada es el reportero. Ese sí que está jodido. Puede que sepa que está en Kuwait, pero nada más. No sabe nada del plan general de la guerra, porque fuera del estado mayor de uno y otro bando nadie lo sabe. Y no sabe cual es su papel en todo este espinoso berenjenal porque si lo supiera, probablemente haría las maletas, volvería a casa y cambiaría de curro.

Y eso me lleva a la siguiente interesantísima reflexión, reteamigas mías: ¿existe la prensa libre? Y si existe, ¿bajo qué piedrecilla se esconde? Y si la encontramos y levantamos la piedrecilla y la obligamos a salir, ¿qué nos dirá, que la dejemos en paz, que si la ve su jefe la despedirá del curro y que ya sabemos lo cabrona que está la cosa para pillar empleo?

La CNN ha decidido tranquilizar a sus espectadores, supongo que para que no se vayan a llevar un susto de los buenos y la bolsa de patatas fritas no salte por los aires dejándolo todo perdido. Entrevistan a jefes de televisiones árabes y les preguntan si les parece que la CNN es objetiva. Ellos son corteses porque saben que no pueden decir nada, nada que no convenga a sus gobiernos y a la vez, nada que no convenga a los americanos. Pero cuando de repente agarran confianza, hacen como que se sueltan el pelo y empiezan a decir algo, ¡huy!, tenemos una conexión en directo con la rueda de prensa del ministro de información iraquí, ese pájaro. Y la entrevista se va al garete.

Garete: irse al garete, ser llevada por el viento o la corriente una embarcación sin gobierno. O sea que moriremos ahogados o de inanición. Aunque cuando uno está delante de su pantalla de plasma, acariciándole el cogote a su perro salchicha, Borja, mientras la chavala de uno le acaricia a uno su respectivo cogote, y en la pantalla de plasma aparece el carrusel deportivo de la guerra, a uno no le queda otra opción: o se ahoga o se muere de sed o de hambre o de una insolación. Y para ello, cuanta más información suelta y sin marco de referencia, como un barco a la deriva, mejor.

Y hablando de irnos al garete, amigas dulces y libérrimas, en el reportero que digo, el de TELE5, noté un granito minúsculo, un micrograno (que en muchas personas resulta sinónimo de cerebro) de antiamericanismo. Pero no podemos permitirnos el lujo oriental de ser antiamericanos, amigas devoradoras de couscous. Y menos ahora, precisamente, cuando hemos convidado cortésmente a la Unión Europea a que se vaya a tomar por culo, quiero decir, a que se vaya al garete. ¿Veis cómo es verdad lo del micrograno? A partir de ahora, ¿quién alimentará a nuestros agricultores y pescadores? ¿Quién tendrá la bondad de acabar el AVE? ¿Quién financiará el billonario Plan Hidrológico Nacional que tan arduamente ha malpensado nuestro Gobierno? ¡Los americanos, claro!

De ahora en adelante vamos a contar con la ayuda del generoso pueblo gringo para la construcción y/o mejora de nuestras infraestructuras, para el mantenimiento de nuestra deficitaria agricultura (y pesca), para nuestra defensa, en caso de que Perejil vuelva a ser ocupado por las hordas hostiles de los de aquí al lado y sobretodo, para la financiación de todas esas obras, muchas inútiles, que es necesario inaugurar justo antes de las elecciones.

¡Borja!
Ya se ha meado otra vez. Os dejo, amigas de oro, hasta la próxima quincena, que voy a limpiar esto mientras sueño con ser un periodista en la guerra y aprovecho en ello y a tope el micrograno. Chao.


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