Revista poética Almacén
Colaboraciones

El Árbol de las Lenguas

Daniel Medvedov

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Barcelona, 4 de Abril del 2003
(A la muerte del poeta Francisco Pino)

Adagio: ". . . si yo fuera erudito, . . . cuanto no sabría . . ." Luis de Espronceda


En el país ALMATERIA, donde vive la crisoledad, la soledumbre de los poetas, había un árbol como un roble, que era venerado porque en él se albergaban todas las palabras. El árbol era tan inmenso que varios miles de lenguas se podían ocultar en sus ramas. Tenía un tronco redondo, como todos los troncos y medía sesenta y cuatro palmos de contorno. El árbol era un árbol invertido, con sus raíces hundidas en el cielo de la Imaginación. Antes de que le nacieran las ramas y los ramos, en su tronco estaban grabados gritos y sones que se entrelazaban, como hiedra. Tenía diez ramos de tales dimensiones que con uno solo de ellos se podía hacer el sistema fonético de miles de lenguas. Su tronco era el "sentido". La gente venía, en masa, a verlo y a escuchar los sonidos que de él salían y creaba en su derredor toda una atmósfera poética.

Pero al poeta Francisco Pino, de Valladolid, pasó a su lado sin siquiera echarle una mirada. Su ayudante lo miró con mucha insistencia, y al cabo de cierto rato de caminar al lado de su maestro, le dijo: "Desde el primer momento que cogí mi pluma y te he seguido, jamás vi un tronco como ese.
¿Cómo es posible, señor, que ni pararas para echarle siquiera un sólo vistazo, sino que continuaras caminando, como si tal cosa no merecería la más mínima atención?
Dijo el poeta Pino: - ¡Silencio! No quiero oír ni una palabra. Ese árbol no sirve para nada. Si haces un libro con los sonidos de su tronco, todos lo olvidarán. Si haces un poemario de poeturas (sic), se guardará en los anaqueles de las librerías y nadie lo comprará. Si intentas crear cualquier tipo de escrito resultará absurdo y pronto estará olvidado en los archivos de las bibliotecas municipales. Trata de escribir un poema con sus palabras y la gente se burlará. Intenta hacer un diario de viaje y lo comerán los comejenes. Ese material ni tiene utilidad, ni sirve para nada. Por eso ha durado tanto tiempo. Más te valdría esperar en las esquinas de la ciudad, como las prostitutas. Cuando el poeta Pino regresaba de su viaje, el árbol se le apareció en sueños, diciéndole:

- ¿Con qué quieres compararme?¿Con árboles frutales?¿Con árboles de metalenguajes o arbustos rastreros de lenguas inventadas como el "esperanto" o de cualquier tipo de lengua artificial?
Cuando sus frutos maduran, sus troncos son golpeados con el hacha del olvido de los nuevos programas de informática y el árbol sufre. Las ramas más grandes, que nosotros llamamos "ramos" quedan dañadas y las pequeñas, se rompen, debido a que son árboles útiles y les resulta imposible vivir los años que el lenguaje les ha concedido. Su propia utilidad causa la destrucción que les ocasionan las gentes. Lo mismo sucede con todas las cosas, con los seres y las criaturas, con los hechos y los objetos. Me he pasado muchos años procurando ser inútil, aunque en un par de ocasiones estuve a punto de ser destruido, como ocurrió cuando Heráclito escribió su libro, hoy reconstruído.
No obstante, ahora he perfeccionado el arte de la inutilidad, que me resulta muy útil. Si fuera de alguna utilidad, ¿Hubiera podido crecer tanto? Más aun, tu y yo somos dos cosas distintas. ¿Cómo puede una cosa establecer afirmaciones sobre otra? Cómo puedes tú, poetastro inútil que está al borde de la muerte, saber algo del árbol inútil de la poesía?

Cuando el poeta Francisco Pino se despertó, le contó a su aprendiz, que era y soy yo, lo que había soñado. Dijo el aprendiz, (yo): - Si ese árbol quiere ser inútil, ¿por qué se le utiliza como un santuario de la poesía?
-¡Sst! No digas ni una palabra. - dijo Pino. A este árbol, por estar aquí y así, se le convirtió en un altar de la poesía. De este modo se protege a si mismo del daño que le pudieran causar aquellos escritores que no se dan cuenta de que es inútil, ya que si no fuera altar poético, correría el riesgo de ser utilizado para la escritura de absurdos panfletos y entrevistas publicadas en los periódicos de la ciudad. Más aun, ese árbol no es un árbol común: está invertido,por tanto, al hablar de él como si lo fuera, es confundir a la gente. Heráclito, caminando por los bosques de Efeso y luego vagando por el Monte Athos, llegó hasta donde colgaba ese árbol poco corriente, hacia abajo, bajo el cual podían cobijarse miles de lenguas, sin el menor esfuerzo. Heráclito dijo:
"¿Qué clase de árbol es este? Ciertamente, es un tronco de sentido maravilloso.
No obstante, cuando empezó a estudiarlo, pudo ver que las ramas de las lenguas pequeñas, como el catalán o el rumano, estaban tan torcidas que no se podía escribir con ellas sistemas cibernéticos, ni científicos; y al fijarse en el tronco del sentido, vió que se enontraba tan retorcido y lleno de significados que no servía para presentar buenos y decentes métodos de investigación. Luego de investigarse a si mismo, Heráclito masticó una de las hojas del árbol y habló un poco en esa lengua de los libros no escritos. La boca le quedó tan adolorida y la lengua tan raposa que tuvo que escupir saliva durante horas. Aolió otra hoja y escuchó sus sones y estuvo a punto de vomitar, como si hubiera estado borracho durante cien días.

- Ciertamente que ese árbol de las lenguas no sirve para nada. - dijo Heráclito. Por eso ha podido durar tanto tiempo. ¡Aja! Este es un tipo de inutilidad lingüística para la que viven los sabios.
En el país ALMATERIA, sólo crece ese árbol y para que las cosas sean más complicadas, hay que saber que allí, en la crisoledad poética, no hay cipreses, ni catalpas, ni moreras, ni alsinas, como dicen los catalanes. A todos esos árboles les llega su hora, y todos tienen un tronco del sentido de un palmo de ancho. Poe ello, la gente los corta para escribir novelas y hacer libros para sus niños. Las lenguas que tienen un millón o diez millones de hablantes, son usadas por los consorcios internacionales, para hacer con sus palabras "corpus" (yo digo en latín "corpora", pero no me oyen) lingüísticos, y así comunicar sus estrategias de guerra y dominación. Son sistemas lingüísticos suntuosos, nadie lo puede negar. A consecuencia de esto, las lenguas no llegan a vivir los años que el lenguaje les concedió, sino que son usadas y escritas por los amanuenses, bajo el miedo que desaparecerán para siempre, así como han muerto, hasta ahora las ochenta mil lenguas que ya nadie recuerda, ni habla. Toda esa gente, no se detiene a pensar que el lenguaje jamás desaparecerá.
¡He aquí el resultado de ser útil! Para hacer libros y textos de escuela, no se puede usar la lengua poética de los pájaros, ni los limerick de Edward Lear, ni las expresiones del Cockney de Londres. Al leer esas cosas, a muchos les ocurre padecer de hemorroides, y por ello no pueden estar sentados: se quedan parados, vociferando un número incalculable de discursos académicos en las universidades. Los poetas lo saben, y por eso consideran todo ese tipo de ocurrencias como sujetos lingüísticos de mal augurio. No obstante, el sabio valora grandemente los limerick, por esa misma razón: son muy inútiles.

El poeta Pino era un hombre cuya barbilla se le hundía en el ombligo y tenía los hombros más altos que la cabeza. Atrás padecía de una joroba, como de dromedario y por ello, la parte superior de su cuerpo parecía una esfera de luz. Los muslos se le incrustaban en las costillas y su caja torácica era una jaula donde estaba trinando el pájaro equivocado. Afilando palabras y lavando expresiones, ganaba lo suficiente para comer, detrás de su mostrador de la tienda de tejidos que regentaba su familia. Caminando por las planicies y limpiando de hojas secas el camino de Valladolid, era capaz de ganar lo suficiente para mantener a diez vagos. Cuando llegaron los militares para hacer reclutamientos, él podía andar libremente por todas partes, sin necesidad de esconderse. Era un poeta. Debido a sus deformidades poéticas, principalmente a su joroba de luz, nadie lo molestó cuando quisieron conformas grandes batallones de la república.

Aún más, cuando los oficiales repartieron comida entre los enfermos, el recibió tres porciones grandes y diez fardos de palabras para escribir un libro, pero él publicó una revista de poesía. Si un poeta deforme de cuerpo lingüístico como este, pudo apamarse el sustento y vivir lúcido por más de noventa años que el lenguaje le concedió, ¡Cuánto mejor podrá hacerlo aquél que sólo haya sido tocado por el don del silencio!
Cuando Pino llegó a ALMATERIA, Heráclito se acercó a la frontera poética y le dijo:
¡Oh, Cisne! ¡Oh Cisne!¡Cómo ha empalidecido la poesía con tu huída!
No puede esperarse el futuro, ni puede reclamarse el pasado. Cuando el mundo entero siga la poesía, el sabio podrá tener éxito. Cuando el mundo entero haya perdido la poesía, el sabio sólo podrá sobrevivir. En una época como ésta, felices seremos si logramos escapar a las bombas. La felicidad es tan ligera como una pluma, pero ¿Quién es capaz de cogerla y escribir una poetura (sic)?
¡La desgracia es más pesada que la misma tierra, por eso el árbol del lenguaje hunde sus raíces en el cielo!
Deja, deja de querer enseñar la poesía a las gentes. ¡Cuidado!¡Cuidado!No te metas en territorios lingüísticos que ya tú mismo desechaste.¡Idiota!¡Idiota! No malgastes nuestro lenguaje. Yo voy a mi modo, a mi aire, escribiendo con mucho tiento y tino, con atramentum celeste, para evitar que mis manos se dañen. Los poemas salvajes y absurdos no pueden ser causa de su propia destrucción y olvido. Todos se ríen a escondidas por que se averguenzan de sus gustos por el absurdo nonsense. El escritor de libros gordos mira impávido como su escritura es arrojada a la basura. El texto de ese crítico es comestible, y por eso mismo es comprado por miles en las librerías, para adornar luego, las cocinas de los lingüístas especializados. El libro de viajes resulta útil y por eso, todos los que van hasta la esquina, describen con detalles sus peripecias dignas del más astuto Odiseo. Todo el mundo conoce la utilidad de lo útil, pero nadie conoce la utilidad de lo inútil. Esa gente sabe leer libros con escritura por dentro, pero no son capaces de leer libros escritos sin escrituras. La utilidad de no ser útil para nada, se usa para introducir un dromedario por el ojo de una aguja. ¿Qué harás? Por más que logres meterle el cuello por el orificio, la joroba no te dejará pasarlo por completo. El poeta Francisco Pino ideó un método sorprendente: Siendo él mismo un jorobado poeta, aumentó la imagen de la aguja y, con la ayuda del hilo que ahora parecía una soga, introdujo el dromedario por el ojo de la aguja y anuló así la duda bíblica del Nuevo Testamento, donde se citaba ese timo, para recordarnos a todos que más fácil es meter un dromedario por el ojo de una aguja, que un linguísta en el mundo de la poesía.

El árbol del lenguaje es eterno: sus raíces, su semilla, su tronco y su corona, pueden ser representadas bajo la forma de un modelo que reúne todas las lenguas y todas las palabras. He aquí un corte transversal de su tronco y una imagen virtual de su semilla y de sus raíces. Para todos los que aman a la poesía, eso no sirve para nada, y por ello mismo perdura hasta siempre. En su tronco,, hay una placa donde están escritas las siguientes palabras encontradas en un famoso libro medieval español, "El Libro de los engaños": " . . . abrir las puertas sobre todas las estrellas, las feguras (sic) e las cosas . . ."
Con ocasión de la muerte del poeta Francisco Pino, he compuesto el siguiente e inútil, poema:

Había una vez en Barcelona,
Un hombre servidor de los demás
Estaba conviviendo con una linda Mona,
Los dos durmiendo, en un matalás.
Un día, la Mona le pide a Jacinto
Pues éste era el nombre del chaval,
Un plato cocinado con base de limón
Los dos, vivían junto, en un piso del Raval.
-"Lo siento, Simia, lo siento,
estoy metido en un Laberinto
No puedo salir, así nomás,
Los muros no me dejan
Las calles, un embrollo,
El Minotauro aguarda
En el preciso centro,
De este castillo de San Blas.
-"No pasa nada, mi Señor Jacinto,
Yo soy amiga de este animal
Voy a interceder, para que salgas pronto,
Pues, las secretas puertas,
Son agujas en un gran pajar.
Las letras del adagio que otros han usado,
Para abrir entradas de cuevas, al bajar,
Tú, las dirás de modo que sean al revés,
Con voz imperiosa pronuncia,
Las mágicas palabras "Cerráte OMASES".


"Para que tengas ya, un signo de salida,
Sin signo y sin rayas no saldrás, ni dentro de un mes,
Voy a rayar el muro, así podrás seguir
La vía que te lleva hacia un otro gran vivir.
Mis propias garras uso, marcando las paredes,
Las líneas continúan, se muestran de repente,
En la pared derecha, son casi unas redes,
Pero, no temas, amo, el hilo de mis signos,
Es fosforescente.
En la oscuridad, cuando se va el día, cuando las vías guardan un resplandor latente,
Podrás andar siguiendo esa ARDENTÍA.
Anda, prosigue, Don Jacinto,
Con la receta mía vas a salir de ese Laberinto.
Las piedras preciosas,
Que tienes en el cuerpo,
Dolores de ijada, jamás los sufrirás.
Expúlsalas, con ese limón que pido,
El zumo mezclarás,
Con agua de la fuente,
Y ese bebedizo, de noche tomarás."
-"Gracias querida Mona, Yo sabía,
Que algo aprovecho, de modo casual,
Comparte, mi amigo, y ayuda,
Los monos lo recuerdan, no es inusual.
Familia simiesca es mejor,
Que la humana compañía.


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Comentarios

Merci pour cette proffonde,rar parceque authentique,emotionne signee Daniel Medvedov.C`est la Magie...Merci!

Comentado por Diana Nedelcu el 6 de Agosto de 2003 a las 08:59 PM