Revista poética Almacén
Los Poetas

Jordi Royo
Jordi Royo (Barcelona, 1959) es un poeta singular en el panorama español. Con una potente y original voz propia, su poesía fluctua entre el simbolismo, los salmos y la investigación formal y conjuga dureza y dulzura con solidez y maestría. Es autor de los libros naznava (1982), Ipshitilla (1983), il Gobbo (1988), in memoriam (1989), la utilidad de la muerte (1997) y okupación del alma (2002). Algunos de sus poemas han sido traducidos al húngaro, portugués e italiano. Próximamente publicará el ensayo La imagen poética: algunas consideraciones.

"parte tercera"

1


ya no me perteneces ahora que vas vomitando
la sangre de tus hormonas sobre las arterias rojas
de las avenidas nocturnas
mientras conduces 1 enorme falo a 180 por hora
y diriges tu propia eternidad hacia los ojos
de esas niñas que sumergen los sueños
en los vidrios de los escaparates:

4

siento que nada de esto es lo mío
y me divierto tirando piedras a los escaparates
o masturbándome en las cabinas telefónicas
mientras la gente me observa y se pone a gritar
y salgo corriendo hacia esa pesadilla
donde yacen abiertos los ojos de ezra pound
hasta esconderme en un sueño horrible ­—que soy yo—
y todo vuelve a ser lo suficientemente absurdo
como para empezar a:
                                        (coda)


5

ven conmigo a través de la nieve
construyo dulces lágrimas y me acuerdo de ti
y en los labios una orquídea amontona toda esa nieve
y toda mi sangre sabe a nieve
y todo yo soy nieve (que es mejor que esto)
que estar besándome los labios a distintas horas
en distintos subterráneos (es mejor que esto)
dando vueltas alrededor de un poema ilegible
bajo ese jardín alucinado que nadie visitará nunca:


De naznava, Barcelona, Ed. Anthropos, 1982


1979: 4,20 a.m.


aún me queda el aliento rojo de una niña que sabe aca
riciarme con sus uñas doradas y me rodea la espalda
con sus labios cinéticos mientras absorbe mi vien
tre con los pechos erectos (quisiera algo más;no
sólo besar su pelo rizado y tenderme bajo la
luz ámbar con los ojos fijos en un punto in
móvil: quisiera morder los vidrios de colo
res que se reflejan en el espejo cósmic
o del cielo y aparecer muerto en el c
entro de un callejón sin salida
) qui
zá aún me ame una niña que se acu
esta a las 4 de la madrugada de
spués de repasar sus apuntes
de metodología y se mete en
la cama silenciosamente e
ntre mi sueño y yo besá
ndome la frente o apo
yando la cabeza sob
re mi tórax inert
e:

después del sueño


he soñado la felicidad y era un monstruo
que danzaba dando largos pasos
y hacía hermosas cabriolas sobre la vida:
y en sus ojos brillaba el aroma amargo
de quien sólo atraviesa la muerte
rodeado con su torpeza
de quien pende la obscuridad del amor
y el miedo
ese miedo inimaginable que nos alienta
en el desastre que es vivir con ella


he soñado la felicidad y es un cristal
irremediablemente hecho de ti
y cuando mis lágrimas rozan su frágil envoltura
                                                                        danza
danzas extraviada en un recuerdo
más allá de mi solo pensamiento
más allá de la furtiva perfección
de ese perfume que apenas te recuerda

y te oigo temblando en la eternidad del silencio
te siento obsesivamente acariciando mis párpados
que se cierran confundidos al querer poseerte
al olvidar la crueldad de ese llanto
que un día dejaste germinando en mi mente
mientras despacio te alejabas
?
no es posible tanta ternura imposible
y sin embargo te agitas en mi cerebro
oyendo sólo mis tristes pensamientos
                                                            recreándolos
dejando que la infatigable imaginación
succione con sus labios rosados
toda la poeticidad de tanto desastre
todo ese ridículo dolor de quien sólo por morir
aún te ama

pero quizá sólo fuera otra felicidad y nunca
sabré entenderla:
era como un sueño inquietante que crecía
devorándome la vida con su solo pensamiento
arrancándomela
hasta confundirnos en la extraña luminosidad
que alienta los ruidos más melancólicos
del infierno
:
un sueño de ti
horrorosamente dibujado en la crueldad
de los sueños:


De il Gobbo, ed. Anthropos, Barcelona, 1988


3.1.

las mujeres te sostienen entre sus ojos
haciendo de tus labios un inmenso
paraíso de dulzura, un excéntrico deseo de llorar
cuando delatas esos sueños que infringen peligrosos
la mágica recreación de tu solo pensamiento:

pero ya no puedes regresar a ese laberinto
donde tus manos temblaban entre dulces
caricias escarlata, donde tu sonrisa
era un juego perverso que rodeaba
el espeso atardecer cuando llorabas

y llorabas espinas azuladas,
llorabas como nadie llora su frágil muerte,
adornabas la noche con una suave melodía
que recorría las caricias de una mujer
que no eras tú, ni nadie otro,
pero proseguía su extraño rito, hechizándote,
deseando tu alma mientras su frágil mirada
intentaba olvidar un dibujo acorde
que se agitaba bajo la luz nectarina
de los meandros

. . .

lloraste quizá otra vez,
pero debió ser tan hermoso
que la noche deshabitó la noche
para ver cómo mecías tu cabello
sobre esa ceniza que todavía era
la vida, sobre ese obsesivo amor
que mimabas con suaves destellos
y recogías entre tus manos repletas
de cobardía, de una patética ilusión
que inundaba con sus sombras agrietadas
el recuerdo frágil de una sola noche
que quizá la noche nunca tuvo

porque entre la vida y la muerte
no hay más distancia que la vaguedad imposible
que recorre los élitros del pensamiento,
que usurpa con sus lágrimas piadosas
la mentira fácil de un nuevo amor
y sucumbe entre las lilas desiertas
que rocían las luces impregnadas de la noche
y la mentira cegadora que desbarata la vida

lástima que no creas en mi amor solo
de esta soledad incipiente,
que mi vida sea peligrosamente pasajera
y camine siempre al otro lado de un enfermo
que no recupera, que no distingue
entre sus heridas otra cicatriz
que el dolor incierto de la muerte
y una obsesión moribunda que siempre llega

lástima que de todos modos ni tú ni yo
seamos lo suficientemente distintos,
lo suficientemente extraños
para arruinar con nuestro solo recuerdo
esa obsesión ruidosa que siempre
conduce al miedo, que llama desesperada
intentando regresar a la eterna inmovilidad
donde la vida disuelve meticulosa
la nostalgia última que devora
el recuerdo

. . .


De la utilidad de la muerte, Vitoria, ed. Bassarai, 1997


5.3.1. a la memoria de A. Ginsberg, con una canción


si me sorprendieras en este momento,
si (ahora) corriese flotando en el vacío
para llegar con el rojo flujo sobre el abdomen,
si el amarillo bronce de Howthorne
viese que me alejo yendo a ninguna parte,
(entren arrollando las sábanas, pidiendo perdón,
contrayendo los muslos, buscando »»» azules

Jordi Royo

entre las piernas,
cantando
"A WHINTER SHADE OF PALE"
con los ojos desnudos y la piel
excitada)

si todavía quedase un poco de luz
sobre la autopista de neón ámbar:
todo Yessler,
        todo Manhattan,
        todo el mercado Farmers gritaría
a través de un tráfico multicolor, ajeno,
­—yo, con un traje de lino, dirigiendo­—
y en las ventanas las luces incandescentes

Jordi Royo

y los rótulos amarillos
Jordi Royo
        (y todos esos letreros
que vierten el desperdicio de la luz
aunque los inmóviles edificios se pudran
al lado)


5.3.2.


si te sorprendiera Laura en este momento,
si estuvieran sus ojos palpando la noche
como un niño recuerda su último beso,
si sus abrazos dejaran de imaginar el otoño
para retener los últimos compases del verano
y la enloquecida floración de la hojarasca
inundara de colores cada uno de tus versos

si te sorprendiera Laura en este momento

­—siento que te rompes al fondo de Renor St.
escuchando las viejas canciones de Brooker & Reid
con un majestuoso sombrero de fieltro (negro),
con rotas esferas fluyendo sobre un asfalto
                que nos corroe lentamente
y detiene nuestra cólera atrapada en la confusa
ironía del fracaso—
­
?

si me sorprendieras después de mendigar
su caricia entre la niebla enfermiza que desbarata
mis labios, si la simple percepción del universo
dejara de mostrar mis temores para anunciar un ruido
que estremeciera nuestra estéril ansiedad
y la frágil erosión del silencio
irrumpiera con sus acordes vertiginosos
en los desolados pasadizos que recrean
la excitante perversión de mis sueños

si me sorprendiera Laura en este momento:

De 0kupación del alma, Vitoria, ed. Bassarai, 2002


7.1.1.

saber que tus sueños se rompen
bajo las luces desconcertantes de la noche

saber que un sonido te atrapa
entre los acordes melancólicos
que retienen el vaivén solitario del mar
y la distancia implacable del pasado
abandona la realidad imaginada
que se adormece sobre tus ojos

y siempre saber que no hay nada:
que la ilusión del destino
deambula torpemente por el más allá
devorando la vida entre las caricias
que recrean los mendigos:


7.1.2.

no-saber del miedo al amor,
ni de los gritos aterrorizados
que me arrastran con su música
tras las cornisas ennegrecidas
de los edificios:

sólo saber del mar,
de la imprecisión del tiempo
que aguarda entre la locura enfermiza
donde se detiene la pasión delirante
de nuestro mágico encuentro

y soñar, soñar aunque la precocidad
del insomnio perturbe la realidad
y los deseos oscurezcan las fantasías
que redisponen mi pensamiento:

7.1.3.

también ahora, aunque tengamos
que saber sólo de ese mar, aunque
los cristales ruidosos de la noche
arropen tu endulzante mirada
y las anémonas resplandecientes de la nostalgia
nos cubran con su recuerdo:

De e-dream (inédito 2002)



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Comentarios

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Comentado por Regina Vargas Bahena el 23 de Enero de 2004 a las 01:55 PM