Revista poética Almacén
Los Poetas

Kepa Murua
Kepa Murua, (Zarautz, 1962) es un poeta anómalo: independiente, clásico y vanguardista, lírico y comprometido con la realidad. Autor de, entre otros, Cavando la tierra con tus sueños o Un lugar por nosotros, recientemente ha publicado el libro de aforismos poéticos La poesía y tú. Dirige la editorial Bassarai y la revista virtual Luke. J. Lezama ha dicho de su obra: "Poesía como un camino al conocimiento, que no reniega del lector, que lo atrapa con sus gestos, y lo sorprende con el tono y los matices que muestra y oculta a su vez a la hora de describir los sentimientos de amor y dolor especialmente, soledad y existencia de la palabra con el que el poeta justifica las necesidades creativas del hombre."

EL FRIGORÍFICO VACÍO

Un día de primeros de año,
con el frigorífico vacío, es la alegría
una ciudad triste que se aleja y bosteza.

Sus últimas monedas, que por esas fechas
buscan trabajo en una ciudad
que no duerme ni te acepta.

La noche de un año maldito
para olvidar sus blancos ojos
en una ciudad de falsas promesas.

Junto al fuego, ateridos de vergüenza,
los amaneceres grises en un banco frío
de enero y la ciudad que aún no despierta.

Con el árbol de las luces apagadas
y la sien de los enfermos en un lugar
cualquiera, que de todos nos aleja.

Entre cartones y bidones de fuego
en el sueño de un rincón perdido.
Esta ciudad que respirar no nos deja.

LA BUENA LETRA

Cuando no tengas algo a mano
sueña con un verso.

Si te han abandonado como a un perro,
mira por la ventana y piensa
en que mañana será un nuevo día.

No llames a ese desconocido que se desnuda
con las ventanas abiertas
de su cuerpo enfermo.

Cuando en ese momento.
Cuando no tengas nada más que el recuerdo.

AQUEL OTRO PELLEJO

Se juraron amor para siempre.
Se juraron fidelidad hasta que la muerte
hiciera acto de presencia.
Se juraron tratarse con respeto y dignidad.
Él habló de ternura. Ella
de la amabilidad y algún que otro reproche.

Se prometieron jóvenes y felices.
Se prometieron con aquel futuro
que tenían por delante.
A imagen y semejanza de los galanes
y actrices de antaño,
se prometieron amor sin avergonzarse.

Y ahora ella gime con los ojos morados.
El cuerpo del delito, como si tocara
otro pellejo que sólo a ella le pertenece.
También tiene miedo.
Sabe que la próxima vez no tendrá tanta suerte.

Y ahora él ni se da por vencido ni se arrepiente.
La próxima vez reconocerá el grito
su dolor y su espasmo.
Lo juro por mis muertos, dice.
Lo juro por el odio que te tengo, puta.

Donde se prometieron pasión ahora vive el odio.
Donde hubo luz, el temor y el engaño.
Los ojos de los niños miran asustados.
Los dedos palpan las heridas a tientas.
También mañana, si hoy no hemos muerto.

EL POETA ANCIANO

Esa sed que te arrastra la mirada
de tus ojos, cuando enfermo,
miras a tu pueblo a oscuras.

Una última ráfaga de luz
con tu rostro y la mirada de tus hijos
que crecen con ese odio que os traga y te lleva.

El recuerdo de lo que escribiste en un rincón
de tu cara enferma y extenuada
que en los labios cerrados y resecos se renueva.

La muerte son esos días en coma, sin paladar
ni gestos obscenos, que con una última palabra
sostiene un vaso de agua.

No tiene sentido lo que escribiste.
Ningún poema fue mejor que otro.
Creías en las palabras como otros labraban la tierra.

Esa ausencia prolongada de tus ojos
para descubrir esa armargura
que a tus hijos arrastra y quema.

La muerte es un tema como otro cualquiera.
Una versión celeste que a los poetas acompaña
su biografía entera.

DONDE DECIRTE

Si pudiera decirte tan sólo que las palabras
hacen daño y que tarde o temprano
se olvidan, no te lo diría.

Si supiera quererte como se ama
a quien no se tiene o está lejos,
te rogaría que me olvidaras.

Si hubiera una palabra más alta que la otra
donde decirte que las palabras
son como los hechos, te lo diría.

Pero dónde, dónde puedo encontrar
lo que nadie busca y existe,
si en nada ni en nadie creo.

ATORRETRATO CON SUEÑO

La pobreza de sentirnos humillados,
sobrios de vida, ebrios por el deseo,
tocados con una vestimenta raída.
La miseria de escuchar nuestras voces
recordando viejos tiempos. Saboreando
momentos intensos y felices caminando entre rastrojos.

De ser adúlteros deslizándose
en extrañas camas. Un beso con la lengua
de una devoción compartida, pero triste.
El precipicio de la furia, el abismo
de nuestro pulso cuando despertamos
con el sexo humillado entre las piernas.

La rareza de sabernos huérfanos
en los claros de la noche, entre la luz
y la escoria de nuestros desencajados rostros.
Envejecidos por el viaje osado del tacto
y la nostalgia. Empequeñecidos como todo placer,
que inhumano, aparece y desaparece, en un instante.

Como la vida misma que en gestos prohibidos
se descubre a solas y sin palabras
uniendo su desnudez al irreconocible aliento.
El alma combada hacia la tierra.
Los dientes largos. Y el recuerdo desnudo
de un abrazo imperecedero sobre el frío suelo.

COMO SI EL MUNDO

En esta próspera ciudad, los días pasan
si los minutos descubren desesperados
la eternidad de las horas.

Es un lugar perdido en el mapa
entre pájaros y piedras a la deriva
un grito en alguna sombra cercana.

Los días pasan en esta ciudad desprovista de pasiones
porque ese daño que palpita, crece por segundos
como una ausencia que se desmorona.

Es el cadáver maquillado
en una habitación abandonada
con una ventana al fondo.

Un sueño que robado a la memoria
en humedad terca pero leve
descubre el rostro, como si nada.

HA PASADO TANTO TIEMPO

Escribir de aquello que fue
como la eternidad que creímos
reconocer en el amor.

Sentir un te quiero y pensar
que es para siempre,
aun sabiendo que no lo es.

Engañarnos si en el ardor de las sábanas
vemos huir a la piel del frío
que nuestro sueño desnudo viste.

El amanecer con los ojos abiertos
y ese respirar que siente y dice:
estoy dormida, estoy contigo.

Y saber que las horas dibujan el paso
del cuerpo, como una traición o un beso
como solemos hacerlo a menudo.

Recordar con palabras fugaces
aquello que en la incertidumbre del abrazo
guardó la ilusión del tiempo.

Y cubrirnos con la mirada si mi mano
toca tu mano. Y esa sombra sigilosa
mansamente nos descubre, unidos.

DECIR HOY ES DECIR ADIOS

No tengo miedo de amar.
Miedo de perder mi hombría.
Decir hoy es decir adiós
a cualquier hora del día.

Necesito calentar mis penas
en la herida de mis semejantes.
Limpiar mis dientes
con cloroformo y agua bendita.

Decir hoy es decir adiós
en algún punto de la vida
por lejos que se encuentre.

Sin alambradas ni fronteras
y con destino a cualquier parte
decir algo y encontrar a alguien.

La memoria necesita del recuerdo
como hoy es la esperanza
lo primero que se olvida.

LAS PALABRAS DEL SILENCIO

Por las calles del cuerpo
camina el hombre solo, una vez más
a solas con su sentimiento,
con la cabeza hundida entre sus pies.

La ciudad es como el pueblo.
Desear algo es decir no te quiero.
Pero nada es como es.
Nada es como parece ni lo pensábamos.

Por las calles del deseo
los perros ladran a la lluvia,
el frío y la niebla construyen juntos
un nuevo muro de Berlín.

¿Por qué decimos una cosa
si quisimos decir otra?
¿Por qué no nos rebelamos
frente a lo que no queremos?

Por la calles de la ciudad
despierta la soledad su misterio.
Con las manos en los bolsillos
palpa su vencido cuerpo.

Siente algo cercano a la vergüenza.
Cierra los ojos para no ver
al silencio que le rodea.
Quedan las palabras en el suelo.

EDIFICIOS ANÓNIMOS

Derribaréis una casa con gente dentro.
Abriréis las ventanas del amanecer
con vuestros gritos. Amenazaréis
al atardecer con que caiga la noche.
Nos señalaréis con el dedo.
Con vuestras órdenes, locos de atar
y de rabia, nos llevaréis como a enfermos
a un lugar en las afueras de cualquier parte.
Diréis que somos pobres e insignificantes
porque olemos como huelen los escombros
que cubren edificios de otro tiempo.
Acabaréis con todo. Con todo lo imposible.
Las ruinas nos sepultarán vivos
y los perros, afónicos de rescate,
ladrarán al vacío. Con todo.
Sólo entonces hablará el hombre.
Anónimo y sin atributos.

Edificios anónimos es del libro inédito Las manos en alto. Todos los demás pertenecen a Un lugar por nosotros (Germanía, 2000).

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NOTA DE PRENSA

PRIMER CONCURSO DE POESIA IBEROAMERICANA PUENTE AZUL

Bajo el nombre de “Puente Azul” se hace la convocatoria al Primer Concurso de Poesía Iberoamericana en español en el área de Virginia, con la finalidad de buscar nuevos valores de la poesía hispana a nivel local, nacional e internacional.

Esta iniciativa la lleva adelante el recién creado Taller de Poesía Iberoamericana “Puente Azul”, con sede en el Estado de Virginia y que tiene como Coordinador General al Sr. Carlos Orbezo, de amplia experiencia trabajando en medios en la capital de los Estados Unidos. El manifiesta que el objetivo de este evento cultural es el de fortalecer las raíces o identidad de nuestros pueblos, y que por ello busca reunir a través de este concurso a todos aquellos que muestran grandes inquietudes y talento por la poesía en nuestra lengua.

La información general de este primer concurso de poesía iberoamericana “Puente Azul”, la pueden encontrar en la página web: www.puenteazul.netfirms.com. En ella detallamos todo lo relacionado al Taller de Poesía y del Concurso, ya que se puede participar vía internet o por correo regular, también encontrarán la forma más directa de contactarse con nosotros.

La fecha límite de participación es el 31 de Marzo del 2004, luego del cual se conocerá al ganador absoluto de la convocatoria y los pormenores de la primera publicación PUENTE AZUL con los 50 mejores trabajos enviados. Este libro será distribuido a todas las instituciones culturales hispanas en la Unión Americana, y a quienes nos soliciten dentro y fuera de los Estados Unidos.

Comentado por Carlos Orbezo el 18 de Octubre de 2003 a las 07:06 PM