Revista poética Almacén
Jácaras y Mojigangas

[Marcos Taracido]

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La última cena

¹ ¹ El autor de esta jácara da permiso al Vaticano para que sus Inquisidores Generales accedan a una representación privada y previa al estreno de la misma ante el público.Un ruído estridente de zanfoñas y chirimías suena durante la subida del telón. En el escenario, sólo una mesa de madera larga y ancha, cubierta con un mantel discreto y repleta de comida y bebida: vino en jarras y agua, y pollos, pavos y jamones asados y ricos en guarniciones. Cubriendo todo un frente de la mesa y de cara al público se sientan 13 hombres, todos más bien gruesos, con vestimenta y apariencia de normalidad, menos uno que ocupa el centro, desnudo, delgado y aturdido. Éste último no prueba bocado en toda la representación y asiste impotente y desanimado a la charla del resto² ² El director de la jácara puede barajar la posibilidad de que el centro de la mesa esté presidido por el Santo Grial; es necesario hacer notar de que en ese caso, se debe tratar de el Santo Grial original y no de imitaciones..

Comensal_uno: [Hacia el hombre desnudo] Gran trabajo; ya tenemos el campo abonado para nuestro proyecto. Estamos construyendo los cimientos de la empresa más rentable y poderosa de la historia de la humanidad.

Comensal_dos: De la venida y de la porvenir. Lo que ya nos contarás es cómo has hecho todas esas cosas inexplicables... en fin, una labor fantástica.

Comensal_tres: ¿Y cuál será ahora el siguiente paso?

Comensal_uno: Sencillo: organizarnos. Crear una Sociedad dedicada a extender por todo el mundo nuestras garras: cuanto más lejos, más usuarios, más dinero, más poder.

Comensal_cuatro: En realidad se trata de recoger lo sembrado [Le guiña un ojo al hombre desnudo, que permanece abatido].

Comensal_uno: Exacto. Extenderemos esas creencias; expandiremos una serie de leyes esenciales que dirijan la moral, el modo de actuar de nuestros usuarios. Y expandiremos el miedo, el terror, jugaremos con los sentimientos de solidaridad y empatía para explotarlos, hurgaremos en la ignorancia para manipular y extorsionar.

Comensal_dos: Será esencial contar con los Gobiernos.

Comensal_tres: Claro, estaremos en los Gobiernos. Nos vendermos y compraremos a partes iguales. Tendremos tanto poder que el poder nos necesitará.

Comensal_cinco: Habrá que ser muy duros.

Comensal_uno: Tanto como sea necesario: torturaremos, asesinaremos y utilizaremos sutilmente el chantaje moral y el pánico al más allá.

Comensal_dos: Someterlos será sencillo: [con una palmada en el hombro del hombre desnudo, cada vez más hundido] lo de la otra mejilla fue genial: no hay protesta sino resignación: cualquier tirano pagaría millones por ese arma secreta.

Comensal_seis: [En voz baja, evitando ser oído por el hombre desnudo] ¿Pero y cuando éste no esté para hacer esas maravillas que emboban al pueblo?

Comensal_uno: Ah, no será necesaria más parafernalia. Ya se ha corrido la voz y el hombre dilata los mitos eternamente. Bastará con mantenerlos vivos.

Comensal_siete: [Entusiasmado, mientras mastica un zanco de pollo] Obligaremos a controles semanales: reuniones en las que se repitan hasta la saciedad las mismas consignas para que se graven en sus cerebros, y que al tiempo sirvan de control, de quién acude y quién no, de qué está bien y qué no.

Comensal_ocho: [Enardecido ya] Sí, y obtendremos el monopolio de la muerte, la mayor funeraria, la única: que todos tengan que enterrarse con nosotros.

Comensal_tres: Y que tengan que nacer también. Y controles intermedios de afirmación de la fé, y los matrimonios...

Comensal_nueve: El monopolio tendrá que ir más lejos: férreo control de las costumbres, del sexo, de la comida...

Comensal_tres: Sí, prohibirlo todo, establecer esquemas que no puedan romperse, bajo duras penas.

Comensal_diez: [Alarmado] ¿Y nosotros tampoco?

Comensal_uno: Hijo mío, nosotros legislamos, no padecemos.

Comensal_siete: ¿Y cuando empezamos?

Comensal_dos: Pasado mañana, cuando ya tengamos un martir.

La luz, que iluminaba la mesa, comienza a apagarse y el telón cae sobre los murmullos de la comida y el barro de las tazas y las jarras.


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