Revista poética Almacén
Los Poetas

Raquel Huerta-Nava
Raquel Huerta-Nava (Ciudad de México, 1963) es autora de los poemarios Canto a la pasión (1994), Arena Turquesa (1996) y La plata de la noche (1998). Licenciada en Historia por la UNAM, ha colaborado en numerosas revistas literarias y han aparecido sus poemas en varias antologías. En Almacén presentamos varios poemas de Tramontana, libro en prensa. Su poesía camina entre el mito y una sensibilidad espiritual o metafísica que busca mostrar el hilo tenue que une el otro lado de las cosas, los momentos ocultos que se desvelan a la luz de un lirismo aferrado a la palabra.

Conjuros para el primer viento

Te invoco ahora después de tanto tiempo
de todas las derrotas de la carne
en los grises pasillos de hospital
donde los blancos sueños de la muerte
desfilan como el fuego de san Telmo

                                        (hospicios de escritura)

Te llamo ahora después de tanto tiempo
gradación de intensidades en octubre
            veladura de fantasmas
            memorias encubiertas
            en antiguos almanaques de familia
            yacen bajo un manto de hojarasca

                                        (los llanos del alba:
                                        caminos alados de la voz
)

Arena blanca

Hermosas arenas blancas: la ceniza
cubre tu cuerpo, te trasciende y antecede.
Toma tus armas y plegarias
la guerra no ha terminado todavía
es verano y la lluvia dificulta el paso
buscas el vado para que tu pequeño ejército
siga la ruta trazada por la sangre.

Resplandor alado

Sobre la nube, a veces
percibimos el destello luminoso
de alguna dorada esfera
conducida por los vientos superiores.

Sobre la frente acaso
sentimos la suave caricia
proveniente del reino de los sueños.

Sobre la piel quizá
tras la dulce fatiga del amor
se aleja el rumor etéreo
del ángel que retoma su camino.

Lluvia de luz

El fuego armonioso de los astros
sigue las huellas
palabras del agua desprendida
escritas en el vuelo
custodio de la miel y sus placeres.

Código del alba

Al descifrar el laberinto
habrá que reparar el canto de las aves
resguardado en los postigos del umbral
para encender el fuego de la aurora.

Carta de vuelo

Peregrino de las horas tenues
bajo la piel del tiempo
no olvides recordar lo que has perdido:
            la dirección del agua
            el asombro mortal de los hechizos

En las capas superiores de la esfera
más allá del fin del horizonte
luminosas huellas
                        aljofarados cauces
                        dibujados por el paso de los sueños.

                                    La rosa de los vientos
                                    dirige la voz del arcoiris:
                                    florecimiento de los ángeles
.

De la noche

4
Hay seres que nos visitan
en el sueño, la vigilia o el insomnio
escriben por nuestra pluma
                        juegan con el deseo
                        y esperan un descuido
para tocar la quintaesencia
en el mágico recinto de la carne.

Antífona de la verdad

Desde la fuente de la palabra
                        el agua viva
                        fluye sin cesar
las puertas se han abierto
rotos están los sellos
el universo entero se desata
ante ti: la escala luminosa
espera tu paso incierto
de tus triunfos y tropiezos
de tus lágrimas y heridas
de tus besos y fracasos
derrotas y esperanzas
vida que fluye inevitable
en la multiplicidad del mundo.

Parte de guerra

Encendida la piel es recuerdo encadenado
a la rosa de los vientos del destino
armado con espadas de verdades.

Los golpes de la lluvia en el acero
entretejen la memoria de la niebla.

Soy guerrera antigua
sobreviviente de ciclones y tragedias
coleccioné armaduras y quebrantos
bajo el sol destructor de días pasados
seguí los pasos ancestrales
he cantado hazañas y derrotas
conocí el final de este camino
sembrado con espinas y plegarias
                        en ciertos días de sombra y soledad
una mano de luz me ha sostenido
con la más brutal de las piedades.

                                                Coda:
                                                (arde la cera consagrada
                                                en el altar de los destinos)


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