Revista poética Almacén
El entomólogo

Crónicas leves

[Marcos Taracido]

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La piel y la frontera

para Cayetano


La piel como una frontera. Traspasar una piel como quien cruza la tierra hacia lo desconocido. Tocar la piel como pisar por primera vez la arena de un desierto o de una playa. La piel es como un folio escrito sólo por una cara: por un lado el mundo, el aire pegado a cada uno de nosotros y una expansión infinita hacia el exterior, el planeta, el sistema solar, la galaxia, el universo... y por otro un viaje ignoto hacia dentro, hacia la infinitud de lo pequeño, hacia las galaxias que se esconden en el núcleo de los átomos. Fuera está el frío: el vello erizado se expone a los vientos huracanados que azotan la superficie, a los roces, a los miles de células aplastadas en cada contacto. Dentro, la calidez y el equilibrio: la contención de la perfecta maquinaria, el humor suave y denso de los órganos. Una brecha en la piel une ambos universos desacompasadamente y rompe el equilibrio: la calidez choca con el frío y se produce la batalla. Quizás en eso consista la diferencia entre la violencia y el amor: la pasión se consuma al cruzar la frontera, al entrar en el cuerpo del otro que abre sus puertas para ser explorado: el pene, la lengua, los dedos, entran en los dominios de la piel por aberturas germinales y dadoras; sin embargo, la violencia rompe, rasga, abre caminos y erupciones y provoca violentos manantiales de lava roja o amarilla.

Uno convive con la piel como el primer límite. Cruzarlo siempre es doloroso, pero aún así hurgamos en la llaga o arrancamos la costra para mirar dentro. Nuestro interior es un mito, un misterio, un miedo infantil: quisiéramos desvelarlo, palpar los tejidos y las venas, abrir los riñones y estudiar su estructura como una catedral gótica, pero tememos cruzar la frontera porque quizás no haya camino de vuelta. Por eso las caricias nos estremecen: son un indicio, una señal de que se quiere saltar la frontera, de que el otro se acerca a tu misterio, de que sólo una fina pared le separa de tus mismos deseos. Por eso también nos aterran los transplantes en los que la piel está presente: la mano de otro acoplada a tu brazo, acariciando los límites tuyos y de los otros, traspasándolos, sembrando la duda de quién agarra, quién ama, quién atraviesa las fronteras abiertas sólo a uno. Ahora incluso el rostro: sustituir la cara rota por la de un cadáver intacto: cómo besar la piel que contenía otra sangre, otros humores, otras venas, la piel que encerraba una carne extraña y ajena, la que fue frontera de de otros universos.

Por eso las cicatrices se llevan como enseñas: son huellas de un viaje, son la prueba indeleble de un traspaso, de un intento de quebrar, de algún modo, los límites; palpar la piel retorcida y unida nuevamente, navegar con los dedos o la lengua por esa montaña, por esa llaga seca, es recorrer el periplo de un acercamiento a las sirenas, es la historia de un abismo, es la memoria de una grieta que rompió, por un instante, las fronteras.

Cada piel es un mapa de dos dimensiones. Explorarla, pisar en los recodos, asomarse a las planicies, adentrarse en los bosques, traspasar, en fin, las líneas invisibles que dividen un espacio del otro es labor alquímica y devota. Cada espora, cada poro, una llave reversible hacia el infinito.


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Comentarios

Joder, que articulazo!!! Hacia mucho que no leia una prosa tan precisa, tan sentida, tan honda y tan poetica. Que hariamos sin El entomologo?
Gracias, Taracido, por esta pequena obra de arte y de amistad. Un texto antologico.
Y Cayetano cuando leas esto ya sabes que te esperamos y que pensamos en ti.

Comentado por hb el 1 de Marzo de 2004 a las 09:58 PM

Así no vale. La verdad es que se puede decir que no tuve abuela, ni abuelo, y si no fuese una ofensa a tu juventud te pediría que lo fueses. Aunque no hace falta: ya ejerces.

Saludos.

Comentado por Marcos el 1 de Marzo de 2004 a las 10:04 PM

"Al perderte yo a ti tu y yo hemos perdido:
yo porque tu ereas lo que yo mas amaba
y tu porque yo era el que te amaba mas".

Solo acuden a mis neuronas bibliotecarias estos versos de E. Cardenal.

Fuerza para Cayetano (que no esta solo)

Freedom!!!

Comentado por Raul Perez Cobo el 2 de Marzo de 2004 a las 12:56 AM

Las fronteras se abren para enriquecernos, para compartir, para intercambiar... la piel sólo hay que abrirla para lo mismo.

precioso Marcos Taracido

Comentado por ada el 4 de Marzo de 2004 a las 11:55 AM

Exacto, Ada. Y en cuanto a tu última frase, mejor la interpreto con una coma después de "precioso" :)

Saludos.

Comentado por Marcos Taracido el 4 de Marzo de 2004 a las 04:13 PM

Hay que ver Marcos, la frase era sin coma pero tú eliges ("las alabanzas" un buen tema para ti, piénsalo). La culpa la tienes tú por escribir cosas tan bonitas y teniendo en cuenta que no tienes abuelos...

Comentado por ada el 5 de Marzo de 2004 a las 11:49 AM

Hay que ver Marcos, la frase era sin coma pero tú eliges ("las alabanzas", un buen tema a desarrollar por ti, piénsalo). La culpa la tienes tú por escribir cosas tan bonitas y teniendo en cuenta que no tienes abuelos...
más saludos

Comentado por ada el 5 de Marzo de 2004 a las 11:59 AM

Marcos: Has reanudado "El entomólogo" con un hermoso artículo, de una sensibilidad que atraviesa esa frontera que tan asombrosamente describes, sin dañarla, sin violentarla. Gracias. Continúa así.
Meirande

Comentado por Meirande el 8 de Marzo de 2004 a las 10:41 AM

El entomólogo nunca terminó de irse. Tras su amago de despedida, quedó en el almacén un rumor de ala diminuta, y al abrir la puerta se formaba como una reunión de insectos revoloteando alrededor... Me uno a la fiesta por tu regreso, aunque nada regrese de verdad, querido Marcos, que por eso nos bañamos cien mil veces en distintos ríos y seguimos buscando en vano aquél en el que un día nos demoramos...

Comentado por Agustín Ijalba el 8 de Marzo de 2004 a las 12:23 PM