Revista poética Almacén
Jácaras y Mojigangas

[Marcos Taracido]

Otros textos de Jácaras y Mojigangas


Jácara del Buen Amor

Con el telón caído todavía, un hombre ocupa la pequeña franja de tabla que queda entre el telón y el foso. Luce un gorro extraño, de plumas de colores que surgen de él en todas direcciones. Está desnudo. Luce genitales masculinos y femeninos. Es iluminado por un foco que acompaña sus movimientos, danzarines y jocosos.

Hermafrodita:
Público abierto , vulgada
bienvenidos todos son
que presentan la ocasión
para ser aprovechada
sin perder un solo son
de lo que aquí aconteciere:
verán la representación
del Buen Amor en acción
y pese a lo que ocurriere
de lujuria y reflexión
quedarán maravillados:
habrá penes y vaginas
habrá saliva y contacto
y con todo y este acto
se marcharán admirados
de ver culos anidados
jadeos y palabrinas.

Ya se levanta el telón
ya los carraspeos cejen
ya en sus cerebros se tejen
los sueños del aluvión
de sexo, carne y mordaza
que esperan en la función:
más andan equivocados
que en esta jácarandaza
aprenderán la lección
de ser muy bien doctrinados:
del Buen Amor inundados
se marcharán a sus casas
y vale ya: ovación.

El hermafrodita desaparece por un lateral. Levantado el telón el escenario está en oscuridad total. Tras unos segundos, focos cenitales comenzarán a descubrir distintos lugares del escenario que mostrarán durante intervalos de tiempo exactos y cadenciales de modo que cuando un foco deje de iluminar una escena de inmediato se encienda otro que de luz a otra escena en otro lugar. A continuación se describen las escenas:

ESCENA 1: Dos cuerpos desnudos se aman; la posición impide ver el sexo (masculino o femenino), pero se ve con claridad cómo se besan con pasión mientras se abrazan y tocan las espaldas. La luz y la lejanía impiden percibir detalles, pero ambos, tumbados en el suelo, mueven las cederas acompasada y suavemente.

ESCENA 2: Un haz de luz muy preciso muestra sólo una pequeña parte de dos cuerpos humanos: unas nalgas de alguien que está de rodillas y un pene que entra y sale de entre las nalgas. Acompañan los movimientos gemidos de placer.

ESCENA 3: Un cuerpo yace acostado boca arriba; otro está sentado sobre la pelvis del primero. La luz evita mostrar rostros o pechos y se centra sólo en pelvis y piernas. Las manos aparecen y desaparecen de la zona iluminada para apretarse el cuerpo, tocarse los pies o entrelazarse los dedos de ambos.

ESCENA 4: Un cuerpo está tumbado de cara al público con las piernas abiertas. Sus genitales no se ven pues están tapados por otro cuerpo que, de espaldas al espectador, los chupa, sin movimientos bruscos ni exagerados, sino con aparente suavidad y cierta quietud. Ambos exhalan suspiros de placer, leves y pocos.

ESCENA 5: [Esta escena transcurre una vez que ya se han podido ver una vez las escenas anteriores y paralelamente a la mostración que la luz sigue haciendo de las mismas.] Dos niños de muy corta edad [podrán ser interpretados por adultos aniñados o enanos] están de pie el uno frente al otro, pegados al precipicio del foso. Están desnudos, pero sólo aparentemente: el niño cubre su pene con un pene de plástico, desproporcionadamente grande para su tamaño y con abundante vello púbico; exactamente lo mismo para la niña. Hablan entre ellos, ajenos a las otras escenas, y actúan con el tono forzado e inexperto de una función de colegio.

Niño: ¿Tus papás se besan alguna vez?

Niña: Muchas veces.

Niño: A los míos los vi una vez. Se besaban en la boca y no les daba asco.

Niña: ¿Y por qué les iba a dar asco? Sedan besos en la boca porque se quieren. Me dicen que se dan besos en la boca la gente que se quiere mucho.

Niño: Pues yo vi cómo se daban besos en la boca dos chicos.

Niña: Pues se querrían mucho.

Niño: Claro.


Los niños se retiran por un lateral del escenario. Entonces se hace la luz y las distintas escenas se deshacen y los actores avanzan hacia la cuarta pared para saludar al público:

ESCENA 1: Un hombre y una mujer, ancianos.
ESCENA 2: Un hombre un una mujer, mediana edad.
ESCENA 3: Dos hombres.
ESCENA 4: Indistintamente y a decisión del director de la obra: dos mujeres, dos hombres, un hombre y una mujer.

Cuando se retiran los actores y cae el telón, aparece de nuevo el hermafrodita.

Hermafrodita:
Público amado y paciente
busquen en la entrepierna
erecciones y humedades
y piense toda la gente
qué escena movió a galerna
sus lápices y oquedades:

quizás füese la tierna
escena de los dos viejos
o quizás fuese el esperma,

derramado en los festejos
o la mamada gloriosa
o el enculado de lejos...

no importa cuál fue la diosa
que lujuria despertó
porque sin duda la cosa
pronto se la explico yo:

si se duerme la conciencia
y no distingue la ciencia
entre teta, pene y culo
todo es igual para el mulo

que sólo importa el candor
y dejar el disimulo
agazapado en un zulo
y entregarse al Buen Amor.


Vase el Hermadrodita y acaba la función


________________________________________
Comentarios