Revista poética Almacén
Colaboraciones

Carta a una amiga extranjera

Meirande


Invierno, 1982.

Amiga mía :

Por las fotos que me mandas veo que, efectivamente, guardas todavía la “línea”. Te aseguro que parece que el tiempo no ha pasado para tí (a lo mejor es que el tiempo no existe, ¡quién sabe!) pues pudiera creerse que estas fotos fueron hechas el mismo día que la que tengo de hace 23 años. Prodigioso. Tanto que mi coquetería (también los hombres, incluso los maduros, tenemos derecho a la coquetería, ¿ no ?) se resiste a mandarte una fotografía actual pues verías la enorme diferencia con la que tienes de aquel tiempo. Y no me considero mal conservado. Pero lo tuyo es casi milagroso. Quiero pensar que una fotografía no muy buena no deja ver el paso inexorable del tiempo en el rostro, pues sinó tendría que creer que, al igual que Dorian Gray, habías hecho un trato con el diablo. Bien es cierto que el ejercicio diario de “une longue marche sur la plage, sous la lune argenteé, le long de la mer que j´aime tant”, es decir el “footing” aliado con la poesía, pueden hacer milagros. Ojalá. Mi envidia -sana envidia- no impedirá que me alegre mucho por ti.

Me hablas de una próxima y deseada vuelta a Francia, tu país, y precisamente en otoño; y lo dices en un francés sencillo. Pero no sé si es por la sencillez o por la magia del idioma -con esas palabras sonoras y dulces a la vez, suaves y casi rotundas- el caso es que parece un poema. “La bruma de los pequeños y pálidos amaneceres” la veo aquí casi todos los días, en esta Galicia brumosa y pálida, en efecto; pero no sabría decirlo como lo haces tú. Es como si todo lo convirtieses en poesía, como si aquello de lo que hablas, aquello que tocas, se hiciese fácil y asequible, hermoso en su sencillez, grácil, limpio, perfecto, con esa perfección que no molesta, que no irrita, que no desespera. Comprendo, amiga mía, que siendo de donde eres no te adaptes al trópico, aún cuando sea el sofisticado y progresivo (y opresivo también) trópico norteamericano, y que anheles los bosques melancólicos, los charcos y las nubes; y no te equivocas al pensar que también en Galicia los encontrarás, porque si no existiesen tal como los piensas se transformarían en eso al mirarlos tú. Te confieso que muchas veces veo basuras en los bosques (en los pocos bosques que ya van quedando), podredumbre en los charcos, tristeza y desesperación en las nubes negras; te confieso que muchas veces veo los ríos llenos de espuma maloliente y el aire con humos y dañinas calimas; que las rías otrora transparentemente atrayentes las veo ahora oscuras y engañosas; que por todos lados encuentro la suciedad agresiva que despiden los tubos de escape de nuestros “imprescindibles” automóviles. Y me pongo muy triste. Por eso sería beneficioso para mí que te acercases por aquí para que me hagas ver de nuevo lo que ya no puedo ver. ¡ Hasta ese punto creo en la poesía y en tí ! Ojalá, pues, puedas realizar este viaje.

Muchas gracias por tu condolencia por la muerte de mi padre. Es curioso que después de tantos años recuerdes lo que te decía de él en mis cartas (y además en aquel francés chapucero de principiante). En efecto fué -no digo el último, pero quizá el penúltimo- de los caballeros-filósofos tan propios de la cultura española, si bien, añado yo, en una cota muy modesta. No conozco bien la trayectoria vital de Anatole France al que citas, y si bien no se le puede comparar con éste como personalidad literaria sí creo que podría parangonarse con cualquiera como hombre. Porque, como sabes, fué recto, honesto, justo, modesto, tolerante, trabajador por convicción, culto por vocación, y otras muchas cosas que son para mí las que en conjunto definen al hombre como persona. Fué de aquella genaración que al producirse la rebelión que degeneraría en la guerra civil del 36 tenían entre 40 y 50 años y en la que hombres como él (yo conocí a varios) no eran excepciones. Hombres que procedentes, en general, de clases llamadas bajas (mi padre asistió a una escuela pública, lo que entonces sólo hacían los hijos de gente muy humilde -mi abuelo, su padre, era guardia de la porra, antes pescador de lancha de remos) que gracias a su espíritu de superación llegaron a ser personas de cierta relevancia en su entorno, no por haber conseguido hacerse ricos (ninguno de los que conocí lo era) sinó por su reputación como personas honestas, por su formación -autoformación- cultural y de hombres de bien, liberales en su sentido más amplio y menos politizado; por su caballerosidad innata, por su elegancia espiritual indefinible pero observable a simple vista, por su gusto en hacer las cosas bien sin otro lucro que la propia estimación. Nonagenario ya, su magnífica memoria -y su ya imparable repetición de temas- me hacía gozar de nuevo con lo ya contado y olvidado por mí, o arrinconado quizá, siempre con una delicadeza especial para lo abrupto, con una dulzura contenida para lo emotivo, con una firme comprensión para lo reprobable, con una autoridad equilibrada para lo ineludible. Desde luego que cuando vengas te hablaré de él, porque siento una gran paz interior al contar mis recuerdos relacionados con él; siento que puedo acercarme a él, comprenderlo y admirarlo, aunque me dé cuenta de que jamás podría igualarle.

¿Mis lecturas actuales? Soy un desastre. Leo mucho menos de lo que quisiera y veo la televisión mucho más de lo que se merece. Pero no soy capaz de invertir el tiempo empleado en ambas cosas, con lo que seguramente me acercaría mucho más a lo óptimo. De todas formas mis lecturas son muy heterogéneas y mis gustos bastante vulgares, supongo. Para que te hagas una idea te diré que no he querido acabar de leer “Rayuela” de Cortázar (poder, podría, porque tengo bastante aguante, pero mi sentido del ridículo me hizo dejarlo por la mitad al convencerme de que intentaba tomarme el pelo -¡ ignorante de mí !); que me ha “enrollado” (voy comprendiendo el sentido de esta palabra tal como la emplean mis hijos, aunque tú difícilmente encontrarás ese significado en el diccionario) “Cien años de soledad” y que una de mis próximas lecturas será “El otoño del patriarca”, y esto antes de que le hubieran concedido el premio Nobel; que leí hace poco “Octubre, Octubre”, de Sampedro -recomendado con insistencia por un amigo y por los escaparates- y que no me convenció; que sigo picando, entre col y col, cosas de Machado y Neruda (el Neruda de “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, pero tampoco todos los Neruda); que acabo de leer con delicia “Eloísa está debajo de un almendro” de nuestro olvidado e inolvidable Jardiel Poncela, y que estoy leyendo con gusto e interés “Las Tablas de la ley”, de Thomas Mann, después de haber disfrutado “Muerte en Venecia” fascinado por la magia del ambiente que podía palpar y vivir por haber visto hace poco la película de Visconti; y que, claro, todo esto lo salpico con ensayos sobre ecología y urbanismo, mis temas técnicos favoritos.

Inconscientemente como ves, mis preferencias van a la literatura de mi juventud. No me atrevo, no sé por qué, a meterme con el tan famoso Michael Ende, aunque espero hincarle el diente algún día. Seguramente tus lecturas discurrirán por caminos muy distintos, tanto como lo son a España el país en que vives y aquél en que nacíste, que si uno lo es por la distancia y el origen, el otro por la cultura y el talante. Cuéntame de tus lecturas y aficiones y así nos iremos conociendo de nuevo.

Adiós, amiga mía; no dejes que vuelva a desaparecer lo que reaparece después de tanto tiempo. Por algo será.


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Comentarios


Mas allá de tus ojos hay un cielo
dorado,
donde un ángel se
hace luz brillante en tu mirar,
donde anida la paz
de tu dulce despertar.
Mas allá de tus labios
hay un cielo tormentoso,
donde la energía corre entre
mis labios deseosos,
donde nuestra pasión se funde
en la humedad de nuestro amor.
Hay un cielo dorado donde el
sol de tu corazón solo ilumina mi ser,
un ser que crece cada día,
el ser que te cuida,
este ser que contempla en tus mañanas
la magia de ver como el sol te abriga,
y descubrir una sonrisa nueva en tu amanecer.

Comentado por Jorge el 10 de Enero de 2003 a las 08:41 PM

leelo esta chido

es para ti amiga

Comentado por mayra morales leal el 16 de Mayo de 2003 a las 05:04 AM

leelo esta chido

es para ti amiga

Comentado por mayra morales leal el 16 de Mayo de 2003 a las 05:04 AM

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Comentado por mayra morales leal el 16 de Mayo de 2003 a las 05:04 AM

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Comentado por mayra morales leal el 16 de Mayo de 2003 a las 05:04 AM

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Comentado por mayra morales leal el 16 de Mayo de 2003 a las 05:04 AM

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es para ti amiga

Comentado por mayra morales leal el 16 de Mayo de 2003 a las 05:04 AM

Espero que te guste mi carta y que me escribas tu tambien para atras.


cuidate un chingo and dont forquet me because i miss you and you are my faborite friend

Comentado por Laura Varela el 3 de Marzo de 2004 a las 10:03 PM

aprende

Comentado por waldyr el 7 de Agosto de 2004 a las 07:33 PM