Revista poética Almacén
Internet: los caminos del futuro

Internet: los caminos del futuro pretende ser un punto encuentro y diálogo de la comunidad de internautas desde el que poder aclarar o desentrañar el futuro de la internet: las claves, los puntos de inflexión, los caminos errados, las encrucijadasy las luces de una tecnología que está dando sus primeros pasos. Para ello entrevistaremos a expertos en esta malla maravillosa, villana e imberbe.


Entrevista a Ramón Buenaventura
Ramón Buenaventura (Tánger, 1940) «no necesita presentación». Algo habrá que decir de él, no obstante... Poeta, novelista e internetólogo, broma terminológica, esta última, que él no rechaza ni admite en serio (aunque, de hecho, en 1999 publicó Las respuestas. Todo lo que usted siempre quiso preguntar sobre Internet). Desde 1997 viene publicando en El Semanal un artículo dominical sobre la red de redes; mucho antes de eso ya había publicado una intensa obra poética; ahora es renombrado novelista por El año que viene en Tanger y El corazón antiguo (1998, 2000, ambas en Debate). Mantiene en red una de las primeras bitácoras con gran éxito de lectores y es uno de los pocos escritores que se ha construido una completa página web en la que ofrece gran parte de su obra. Su última obra publicada es La memoria de los peces, Muchnik, 2001. Bitácora: http://librillo.rbuenaventura.com/ Página personal: http://www.rbuenaventura.com/ El poeta Ramón Buenaventura en Almacén: Entrevista

Marcos Taracido: En el primer artículo sobre la Internet de El Semanal, allá por la primavera del 97, empezabas advirtiendo de que entrar en el mundo del ordenador requería un esfuerzo y la adquisición de unos conocimientos que, decías, el avance de la tecnología ya no los haría necesarios así pasasen 5 años. La fecha se ha cumplido ya y en mi opinión la cosa ha cambiado poco o nada.
Ramón Buenaventura: En efecto: la "cosa" apenas ha cambiado. Lamentablemente, no podemos afirmar que el empleo del ordenador sea más fácil y esté más libre de problemas que hace cinco años. No medí bien, en mi profecía, el escaso talento de quienes toman las decisiones en el sector. Los grandes jefes no son usuarios, no tienen una idea clara de para qué sirve el ordenador, sólo piensan en ir sacando nuevos productos —hardware o software— que les mantengan erguidas las ventas, o en maquinar servicios que les permitan sangrarnos la faltriquera. Casi siempre se equivocan, porque, repito, no conocen bien al usuario, lo confunden con una especie de loco caprichoso, pendiente de las novedades, muriéndose por gastar cada vez más dinero en cada vez más cosas que nacen inútiles o que se quedan inútiles en cuanto pasa la moda. A los necios insensatos de las punto.com les faltó un tris para hundir internet. Los errores increíblemente estúpidos de las grandes compañías de telecomunicación, con sus telefonitos cada vez más cargados de prestaciones que nadie quiere (o por las que nadie está dispuesto a pagar lo que cuestan), pusieron en peligro la economía mundial y, desde luego, han frenado el crecimiento tecnológico, desviándolo por caminos ciegos. Y, mientras, a ningún capitoste parece habérsele ocurrido que las ventas de ordenadores ya están alcanzando su máximo, que en el mundo occidental ya tiene su máquina casi todo el que puede necesitarla, y que la única manera de sostener el crecimiento es fabricar ordenadores más sencillos y prácticos, más fáciles de manejar, que nos expliquen claramente para qué sirven y por qué diablos hemos de comprárnoslos. El truco no está en abaratar el precio, como piensa, por ejemplo, Michael Robertson, el promotor de Lindows: aunque nos regalen los ordenadores y nos vendan a precio de ganga todos los programas, seguirá habiendo millones de posibles usuarios que no pueden utilizar la informática, porque les parece monstruosamente complicada o porque no tienen ni idea de para qué puede servirles.
De hecho, el tremendo crecimiento del ordenador personal, su implantación en los hogares, está basado en un engaño de los marquetineros: compre usted su maquinita y abrirá a sus hijos las puertas del futuro. Pero estoy convencido de que nueve de cada diez ordenadores instalados en las casas se hallan en situación de paro permanente, o no se utilizan más que para a) los juegos de los chavales o sus devaneos por internet en busca de emociones fuertes, sin aprender una papa de informática ni de ninguna otra cosa que no sea bajarse música, películas o fotos; b) el correo electrónico, si sus dueños lo necesitan para algo, cosa que no está nada clara, porque hay quien vive la vida entera sin haber escrito nunca una carta; c) el chaterío, que no sólo practican los chavales, sino también, en número creciente, las mujeres que no trabajan fuera del hogar, los parados, los jubilados. Al principio, los infelices compradores prueban un poco a ver qué hacen con la máquina. Llevar la contabilidad de casa. Por Dios: ¿cuántas contabilidades caseras hay que justifiquen el empleo de un programa informático? Consultar la enciclopedia que venía de regalo con la máquina. ¿Cuántas veces al año se consulta una enciclopedia en una casa normal? Estar al corriente de las noticias. Se pasa uno (y una) el día entero en la oficina, lejos del ordenador, de modo que ¿cuándo va a seguir la actualidad? Al final, el ordenador se convierte en una máquina cuyo desempeño guarda escasa relación con el fin para el que teóricamente fue creada, es decir para trabajar. Calculo yo que en el 90% de los hogares el ordenador es aparatito para entretenerse un rato.
Al final, supongo que será por eso por lo que no se nos facilitan las cosas a los usuarios "serios". Para escribir una carta de vez en cuando, jugar unas horas y chatear, los ordenadores ya son lo suficientemente sencillos.

Marcos Taracido: Yo siempre explico cómo añoro aquellos inicios en la red, hacia el 96, cuando la colonia de internautas estaba constituida por un puñado de entusiastas y solidarios que tenían la certeza de estar colonizando un nuevo espacio. ¿Cómo ha cambiado la internet desde entonces?
Ramón Buenaventura: Para eso están los pioneros, Marcos: para llegar a un sitio donde no había nadie y preparar la invasión. Tampoco podemos quejarnos, porque era precisamente eso lo que queríamos, que internet se popularizara, que llegase a todo el mundo. Evidentemente, el espíritu de frontera no puede pervivir cuando el espacio ocupado deja de ser tierra de exploración para convertirse en un hábitat social como tantos otros.
Algunas actitudes sobreviven. Sigue habiendo gente en internet que presta estupendos servicios a los demás sin recibir nada a cambio. Sigue habiendo un afán de ayuda que desde fuera apenas puede comprenderse. Date una vuelta por mi Foro técnico, por ejemplo, el SidiDonSidi. Ahí encontrarás a gente verdaderamente generosa, gastando su tiempo en solucionar problemas ajenos. Y no creo que esta disposición desaparezca.

Marcos Taracido: Leo en La Vanguardia (Culturas, 4 de septiembre de 2002) un artículo de Llàtzer Moix que dice que la automatización que aporta la tecnología "nos va confinando en un limbo electrónico, sin palabras, a merced de los lectores que no leen libros".
Ramón Buenaventura: No sé qué decirte, porque no entiendo la frase de Moix, supongo que por falta del necesario contexto. ¿Quiénes son los "confinados", y por qué se les envía a un "limbo electrónico"? ¿Qué "automatización" aporta qué tecnología? Yo soy un usuario empedernido e impenitente de la tecnología y no tengo la más leve sensación de estar automatizado. Manejo mejores herramientas, las aplico del modo más sensato de que soy capaz y obtengo, en general, resultados más rápidos, más eficaces y más atenidos a lo que pretendo. Me siento mucho más libre con estas herramientas que con una pluma fuente en la mano.
Detecto, eso sí, que en la noción de "lectores que no leen libros" hay algo muy inquietante: hablamos de personas que saben utilizar eficazmente la comunicación escrita, tanto en fase de redacción como en fase de lectura, pero a quienes no les interesa lo que los literatos entendemos por "libro", es decir una forma de expresión creativa que durante siglos ha estado vinculada con la cultura, con la formación del espíritu y de la personalidad social deseable (aludo a la noción griega de paideia). Si es a esto a lo que se refiere Moix, estamos hablando, en efecto, de una catástrofe para la literatura. Pero resulta que este, a mi entender, pésimo desarrollo de nuestras sociedades no empezó con las nuevas tecnologías. Hace ya decenios, quizá desde los setenta, que la literatura perdió en gran parte su valor de símbolo de estatus cultural (con ayuda, además, de una aberrante aplicación sistemática de la noción de cultura a campos de la actividad humana que nada han tenido nunca que ver con ella: la gastronomía, las verbenas, el fútbol, qué sé yo). Hoy en día, muchas personas formadas en las universidades, en carreras que exigen dedicación y estudio (mucha lectura) —empresariales, economía, ingenierías diversas, arquitectura, medicina, periodismo— se consideran cultas, y lo son, según los nuevos baremos, aunque no hayan leído más allá de cinco libros literarios en sus vidas. Antes no se podía ir por el mundo "refinado" sin haber leído los libros que en cada momento se considerasen necesarios, sin conocer la existencia de algún poeta vivo, sin estar más o menos al corriente de lo que privaba en las bellas artes. Hoy, ningún director de márquetin se sentirá ni siquiera un poquito culpable por no haber leído El Buscón. Es más: si intenta leerlo, se le hará imposible, porque no ha adquirido la necesaria cultura de lector… Pero, ya digo, la causa de esta pérdida de calidad en la formación humana no debe buscarse en internet.

Marcos Taracido: Tu bitácora está dedicada, en general, a la recomendación de programas que facilitan el uso del ordenador y a páginas web más o menos culturales. Sin embargo, últimamente estás deslizando algunos comentarios de opinión que siempre habías eludido más allá de pequeñas frases insertados aquí o allá. ¿A qué se debe?
Ramón Buenaventura: Se debe, sobre todo, a que este verano he tenido más tiempo libre. :) Pero no estoy muy contento con lo que hago, la verdad. Es un cochite hervite, una chapuza. Apuntitos superficiales, que buscan la complicidad del lector por medio de la ironía o el chiste. Toquecillos. Hay que buscar el modo de sacarles partido a estos cuadernos de bitácora que se extienden por internet como una madreselva por un jardín, aunque todos sabemos que el método está reñido con la demasiada extensión, el cuidado en el detalle, la profundidad. Los "Blogger" se van constituyendo en un sistema de referencias, sin análisis; de referencias avaladas, digamos: si yo te apunto una dirección, es porque me parece interesante; pero no te explico por qué, ni qué consecuencias saco de lo que te señalo, ni para qué pienso yo que puede servirte. Así y todo, supongo que alguien les encontrará el intríngulis y nos enseñará a utilizar este medio, incluso de modo creativo.

Marcos Taracido: Bueno, yo creo que el mundo de las bitácoras está cambiando mucho; es obvio que entre tanta madreselva la inmensa mayoría son como dices, y mucho peor. Sin embargo, ahora podría nombrarte una docena de bitácoras que responden con solvencia a las carencias que planteas: análisis en las referencias y utilización en modo creativo.
Ramón Buenaventura: Vale, sí, hay algunas. Evidentemente, a partir de estas pocas iremos aprendiendo los demás; pero el gran salto está por dar, y bien pudiera ser que nunca ocurriese: sería cansino hacer la lista de "revoluciones" anunciadas que se han ido quedando en agua de borrajas. Aunque me apresuro a matizar que yo sí creo en el porvenir de los "cuadernos de bitácora".

Marcos Taracido: Internet aporta un potencial casi ilimitado a aquellos grupos que quieran desmarcarse de las tendencias oficiales; sus características parecen albergar el único refugio que va quedando para la libertad de expresión. Sin embargo, esas mismas características están sirviendo para que seamos más controlados que antes. ¿Es la red un espejismo de libertad que en realidad sólo sirve para acercarnos al mito del Gran Hermano?
Ramón Buenaventura: Mi respuesta franca a esta pregunta es muy sencilla: NO; pero también puedo darte una respuesta cínica: ¿cuándo, en la historia del hombre, no ha sido un espejismo la libertad?
De todos modos, no creo, de veras, que internet vaya a facilitar la actuación del Gran Controlador, del Hermano Mayor que vigila todo lo que hacemos y nos deja sin otra libertad que la de optar entre dos o tres plantillas vitales, a ver cuál se adapta mejor a nuestras inclinaciones. Es cierto que el Poder cada vez recopila más datos sobre nosotros, y también que estos datos le servirán —cuando encuentre el modo de organizarlos y localizarlos con eficacia, no ahora— para saber qué hacemos, dónde estamos, qué ideas expresamos, cómo nos comportamos en determinadas situaciones y cómo es previsible que nos comportemos en otras. Puede, incluso, que el Poder llegue a crear máquinas observadoras capaces de valorar por sí mismas nuestras conductas y denunciarlas ante la autoridad correspondiente (digo máquinas observadoras porque, afortunadamente, el Poder nunca confiará en tantos miles o incluso millones de personas como serían necesarios para vigilar 24/24 a todo el mundo, incluidos, por peldaños, los propios observadores). Pero es que siempre que nos embarcamos en estas profecías las hacemos siniestras, sin considerar ni por un momento la posibilidad de que los ciudadanos también posean mejores medios de control del poder, que éste no sea Malvado, que haya un predominio del Estado de Derecho… Hoy por hoy, no podemos afirmar que la tecnología sea privilegio exclusivo de los poderosos. Cualquiera puede fabricar una bomba atómica con el material necesario, y también una máquina de diálisis. El Mal y el Bien —si se me permite expresarme, por un momento, como un teólogo bushiano o vaticano— se benefician a partes iguales de la tecnología. Siempre ha sido así. Creo que siempre será así. Algún poder enloquecido puede ponernos el Ojo del Hermano Mayor en todas las paredes de la casa, en todos los rincones de las ciudades, pero los hombres libres siempre encontrarán el modo de seguir siendo libres, clavándole cualquier invento en un ojo al Mirón Malvado.
Y, luego, insisto, está la gestión de lo observado. Está muy bien poner cámaras en cada esquina, grabando y grabando y grabando, horas y horas y horas; está muy bien que los proveedores de internet se vean obligados a conservar en sus servidores (durante cierto plazo, no recuerdo cuál, quizá uno o dos años) la correspondencia electrónica de sus abonados; está muy bien que en las operadoras telefónicas haya constancia de todas las llamadas que hemos hecho y que hemos recibido desde hace un tiempo… Llegarán, incluso, si seguimos por el camino que vamos, a estar grabadas todas las conversaciones que mantengamos, cada una de nuestras acciones. Si un chaval raya un coche con un clavo, la compañía de seguros no tardará ni diez segundos en localizarlo, y alguien tendrá que pagar la factura. Pero lo más probable es que se desarrollen, también, las técnicas necesarias para mantener la intimidad y que, además, la gente se acostumbre al camuflaje.

Marcos Taracido: ¿Cómo crees que puede la red aportar soluciones ante la globalización, significando ésta extensión de la injusticia, crecimiento del monopolio financiero y de mercado y asentamiento del pensamiento único?
Ramón Buenaventura: La globalización consiste, sobre todo, en eliminar diferencias entre los (hasta ahora) distintos mercados, para cumplir:
a) Uno de los grandes sueños de la gente de márquetin: que todo, desde el producto a su publicidad, sirva en todas partes, sin necesidad de adaptación. Coca Cola.
b) El ideal capitalista de que cada inversión dineraria pueda hacerse en el sitio y el momento más adecuados, sin consideración de fronteras. Esto incluye, claro, el incremento del beneficio mediante el ahorro en los costes laborales.
Etcétera. No soy yo quién para meterme en estos análisis.
Pero sí tengo claro que la globalización, suponiendo que respondiera a una Malvada Mente Organizadora, no busca la injusticia (el capitalismo no tiene necesidad alguna de buscar lo que ha establecido desde sus principios: unos hombres son ricos y otros no, sin justicia posible), ni pretende el monopolio (sino el asentamiento de un sistema único de gestión del dinero y comercialización de los bienes, sin eliminar, en modo alguno, la competencia entre quienes gestionan el dinero y los bienes), ni tiene el menor interés en imponer un pensamiento único, porque le da igual lo que pensemos, mientras compremos. A los teóricos, a veces, les cuesta trabajo entender que el capitalismo no es una teoría, sino una práctica secular que ha ido adaptándose a los cambios sociales: en su esquema, el pensamiento no es necesario. O sólo es necesario como coartada, como justificación moral del lucro y de la injusticia.
Pero hay que ser muy ingenuo para pensar que cerrando el paso a la globalización vamos a salir ganando en algo. No hay en la Tierra ningún sistema social que no favorezca a los ricos y sostenga la injusticia. Nuestro afán de mantener las diferencias es más bien folclórico, la verdad. Un cacique gallego no es mejor porque hable gallego y cate estupendamente el Albariño de sus fincas y sólo aplique el derecho de pernada a las nativas. Y a los abusados, la verdad, a lo mejor les apetece cambiar un poco de abusadores.
Lo que necesitamos no es defendernos del capitalismo, sino acabar con él. Y esa es otra historia, y esa historia se llama revolución. El capitalismo es el desprecio absoluto de la justicia, de los derechos humanos, de la igualdad, de la libertad, de la solidaridad, del humanismo… No puede eliminarse a base de arrancarle pequeñas concesiones de bondad y respeto folclórico. El comunismo era un esquema inviable y, además, se aplicó mediante las técnicas del totalitarismo, pero, al menos, era un deseo de revolución. Ahora no nos queda ni eso.

Marcos Taracido: Antes eras más optimista con respecto a la pérdida de intimidad y la restricción de libertades. Yo estoy contigo en que ya no nos queda, en general, ni el deseo, pero entonces hay que unirlo al avance tecnológico y su poder adormecedor y concluir que la tecnología es cara y, por lo tanto, favorecerá siempre al poderoso. Jean—Claude Michéa (La escuela de la ignorancia, Acuarela Libros, 2002) habla de una indispensable marcha atrás —que no regresión— como postura necesaria "de los que pretendan oponerse al despotismo de la Economía" que, por principio, deben cuestionar "todos los discursos que celebran el progreso y el movimiento sin precisiones ulteriores".
Ramón Buenaventura: Bueno. No he leído el libro que mencionas, pero, en todo caso, espero que Michéa además de proponernos este cuestionamiento, nos diga cómo ponerlo en práctica… Por otra parte, la tecnología es cara, como tú dices, y siempre llegará antes a los más ricos, y ese llegar antes siempre se traducirá en alguna ventaja para ellos, a veces monstruosa. Lo que pasa es que no sé en qué podríamos basarnos para afirmar que una situación así es nueva, porque todo ha llegado siempre antes a los ricos que a los pobres. Para, al cabo de un tiempo, extenderse a todo el mundo, o a casi todo el mundo, porque el nivel de miseria es inevitable en el sistema capitalista.
Yo creo que debemos defender una visión más larga de la historia. Pasarse el día proponiendo soluciones a corto plazo, instantáneas, pero cuya aplicación exigiría cambios políticos y sociales que no van a producirse, es una forma de predicar el inmovilismo. Está clarísimo: o nos metemos en la revolución más cruenta de la historia (porque los poderosos y poderosillos no tolerarán ningún cambio importante si no se les corta antes la cabeza, y estamos hablando de muchos miles de guillotinables armados hasta los dientes, dotados de poderosos ejércitos), o nos avenimos a aguar el ideal y pasar a la táctica de ir logrando mejoras paulatinas. Hay que ejercer una presión permanente sobre la sociedad, buscando sin fatiga ni desconcierto el afianzamiento del Estado de Derecho, el respeto, profundización y expansión de los derechos humanos, el desprestigio de los selváticos procedimientos capitalistas, la defensa de la dignidad humana como factor independiente de la condición económica o del éxito de cada cual, la necesidad de una educación humanista… Etcétera. Ya comprenderás que la lista podría ser muy larga. Lo importante es que las "fuerzas" del hombre, lo que antes llamábamos izquierda y ahora no sé como llamar, pacten un conjunto de valores bien trabados e innegociables. ¿Que no se pueden ganar las elecciones con ese conjunto de valores? Pues hay que seguir empujando, año tras año, hasta reunir el número suficiente de partidarios convencidos. Lo malo de la izquierda democrática es que se ha excedido pactando, y ahora hay que ser muy fino para distinguirla de la derecha camuflada de centro. Así, la idea prevaleciente es que da igual un partido que otro, porque todos son lo mismo. Y la experiencia nos dice que cuando todo es lo mismo, todo tiende a ser de derechas, salvo en los aborrecibles casos de las dictaduras totalitarias.

Marcos Taracido: Es obvio que, por el momento, el mundo editorial desprecia las posibilidades de Internet. ¿cómo ves tú el desarrollo de la cultura libresca en la red?
Ramón Buenaventura: El mundo editorial no desprecia las posibilidades de internet: las vigila con el rabillo del ojo y —mientras crecen o no— se dedica a lo suyo, que es editar libros rentables en formato tradicional. Con teorías proféticas no se da beneficios a los accionistas. Ello no quiere decir, sin embargo, que en las editoriales no haya un montón de personas muy bien informadas de lo que sucede, dispuestas a aprovechar la primera oportunidad clara de negocio que presente internet. Por ahora, lo único que tenemos claro es que las librerías virtuales pierden dinero y hay que cerrarlas (dejemos fuera el caso amazon.com, cuyas características rebasan con mucho el ámbito librero), o hay que mantenerlas por si acaso, pero sin ocuparse demasiado de ellas. El gran cambio futuro, quizá inevitable, no es para pasado mañana. A la larga, está claro que el editor se convertirá en un seleccionador de contenido (de texto) que distribuir directamente, por medio de lo que ahora llamamos internet y entonces no sabemos cómo se llamará, a los compradores. Serán éstos, luego, quienes conseguirán el soporte material del texto, sea haciendo que se lo pasen a libro en las librerías o imprentas instantáneas, sea imprimiéndolo él mismo en su casa, sea leyéndolo en un pequeño ordenador ad hoc. Ahora bien: el papel más importante del editor no consistirá en la elección de los textos, sino en su promoción. En nuestro mundo (y en todos los mundos ahora concebibles), lo que no se promociona no existe, porque nadie lo conoce. Hay que tener en cuenta, además, que el coste del libro para el editor, si no lo imprime, puede ser bajísimo. Pero tendrá que gastarse el dinero en lograr que los lectores potenciales entren en contacto con la obra… En otras palabras: la preparación de un texto para ser distribuido estará al alcance de cualquiera, incluso del propio autor; pero la promoción de este mismo texto resultará cada vez más cara, entre otras razones, porque aumentará enormemente la oferta de texto disponible. Ahí estará, creo yo, el negocio de las editoriales, que habrán de refinar extraordinariamente su mercadotecnia… Dicho todo lo cual, añado rápidamente: el futuro es impredecible, porque va cambiando según se presentan las innovaciones técnicas aprovechables, y no tenemos ningún modo de conocer cuáles van a ser éstas. Un incremento enorme de la fiabilidad, rapidez y libertad de las comunicaciones, unido a un abaratamiento de los costes, más un aumento tremendo de la capacidad de almacenaje, son factores que están entrando en conjunción en estos momentos y que podrían llevar a cambios en la circulación de los textos que hoy en día no alcanzamos a imaginar.

Marcos Taracido: ¿Y el libro en papel? ¿Desaparecerá? ¿Será una pérdida cultural su sustitución, de producirse, por el formato digital?
Ramón Buenaventura: Ni idea. En este momento no hay ningún dato que permita vaticinar la desaparición del libro en los próximos cincuenta o cien años. En todo caso, cuando se produzca esa sustitución, si llega a producirse, tampoco será una pérdida. La gente está mucho menos loca de lo que parece, Marcos. Nadie más que un fanático religioso —ese es otro tema— haría desaparecer o bloquearía la difusión de los millones y millones de libros en que se contiene toda la sabiduría y toda la estupidez que la humanidad ha recopilado hasta el momento. ¿Podemos llegar a una situación en la que dejen de publicarse nuevos libros y gran parte del contenido de los actuales pase también a otros formatos? Pues sí, claro: podemos; pero la condición de ese "podemos" siempre será que el traslado se haga si pérdida cultural alguna. De hecho, cuanta más accesible sea el soporte en que viene un texto, mejor para todos.

Marcos Taracido: ¿Y qué perspectivas le ves tú al español con las nuevas tecnologías? Porque da la impresión de que pese a todo, Internet no hace más que facilitar la extensión imparable del inglés como lengua franca del planeta.
Ramón Buenaventura: El planeta necesita una lengua franca, y esa lengua no será, sino que es ya el inglés. Pero tienen que pasar siglos antes de que las demás lenguas importantes deban empezar a preocuparse por su supervivencia… El español, no obstante, tiene un problema muy grave, porque se enfrenta a EE UU en el territorio que EE UU considera propio e irrenunciable (la doctrina Monroe no está, ni mucho menos, olvidada), y se enfrenta, además, en unas condiciones socioculturales penosas. No hacemos más que presumir de los 400 millones de hispanohablantes, pero nunca decimos cuántos de ellos son analfabetos totales o funcionales, cuántos carecen de acceso a los mínimos de la cultura, cuántos viven por debajo del nivel de subsistencia o no suficientemente por encima, cuántos padecen bajo gobiernos que han perdido por completo el control de la situación, cuántos están en condiciones de preocuparse por su idioma (cuando es su idioma, porque también olvidamos la existencia en América de grandes bolsas de población cuya lengua familiar no es el castellano) y defenderlo ante el acoso norteamericano. Rebus sic stantibus, lo lógico es que EE UU vaya apoderándose, poco a poco, de todo el continente americano, empezando quizá por zonas de Centroamérica, Colombia, Ecuador… Pero, claro, estoy hablando de un proceso lentísimo, que los cambios históricos pueden impedir en cualquiera de sus fases.
En el fondo, cabría expresarlo de otro modo: hay en marcha un proceso histórico que puede conducir a que el español sobreviva sólo en España, convertido en un muy interesante idioma de tercera fila; pero estamos a muchísimos años de esta situación y, además, el proceso puede quedar interrumpido por cualquier causa ahora imprevisible.
¿Hay que hacer algo para defenderse, puede servirnos internet para defendernos? Sí, claro, habría que hacer algo, pero no directamente para defenderse del inglés, sino para salir de nuestra depauperación cultural, para recuperar el planteamiento humanista de la educación, para restituir a la gente el placer de la cultura y el conocimiento… Para convertirnos en una gran cultura con una gran lengua. Y en esta tarea sí que puede resultar de vital importancia internet. Lo que pasa es que no veo que en ninguna parte se esté dando ningún paso en tal sentido.

Marcos Taracido: Y el mundo literario apenas utiliza la red. Hay poquísimos escritores con página personal en internet; y las que hay suelen ser de las editoriales y únicamente se utilizan para hacer publicidad.
Ramón Buenaventura: Así ocurre sí. Hay intentos de utilizar creativamente la red, pero, al final, todo queda en malas adaptaciones al medio. Un novelista escribe novelas y un poeta escribe poemas y un pintor pinta cuadros y un músico hace música. Para sus fines creativos no necesitan en absoluto de internet. Hasta ahora, lo único que se percibe es la posibilidad de mejorar la difusión de la obra mediante los métodos interneteros de promoción, que alguna vez se refinarán, para alcanzar verdadera eficacia. Pero eso es ajeno al artista, es función del mercader, del que toma la obra de arte, la trueca en mercancía y la vende (entre otras bellas cosas, para que el artista pueda subsistir). Internet, por ahora, es territorio mercantil, con enormes lagunas graciosas y gratuitas dedicadas a la comunicación entre personas y al reparto de conocimiento. De esta comunicación entre personas podría nacer una variante artística nueva que resultara lo suficientemente interesante como para atraerse creadores de talento.
Pero también puede ser que el arte sucumba ante el número. Es una ocurrencia que acaba de sobrevenirme y que aún no tengo pulida. En pocas palabras: el usuario final del arte (el que lee un poema, escucha una música, mira un cuadro) busca enriquecerse con la experiencia, las visiones de la vida y los sentimientos ajenos, expresados con altísima eficacia por el artista. Unos cuantos cientos de artistas nutren de ese material a millones de personas. Pero ¿qué ocurre cuando la transmisión de experiencia, visiones de la vida, sentimientos, entra en red? La enorme ampliación de los contactos humanos que supone y supondrá internet puede acabar dándonos acceso a toda la experiencia, todas las visiones de la vida y todos los sentimientos ajenos que nos hacen falta, sin necesidad de recurrir al artista, ni siquiera al organizador. Es un hecho, ahora, ya, que hay millones de seres humanos del mundo entero que se pasan la jornada esperando que llegue la hora de sentarse frente al ordenador y ponerse en contacto. Nunca antes habíamos tratado con tanta gente, de tantos sitios, tan variada, tan rica en material que nos sorprende e intriga. Nunca antes nos habíamos comunicado por escrito, con tiempo para pensar y para afinar la expresión, con tantas personas. La pregunta es: ¿puede esta expansión del contacto humano hacer que decaiga el interés en el arte tradicional?

Marcos Taracido: El silencio que mantienes (pienso, claro, en tus artículos y en el Librillo) sobre el software libre, ¿se debe tan sólo a que desconoces ese mundo porque eres usuario de Windows o es deliberado?
Ramón Buenaventura: No es verdadero silencio, porque he tocado el tema en varias ocasiones. Lo que ocurre es que mi postura ante el software llamado libre no puede resumirse en un par de folios, y menos aún en las veintitantas líneas que ahora tengo en El Semanal. Tres o cuatro veces lo he intentado, sin éxito, dando lugar a unas reacciones de tremenda hostilidad por parte de ALGUNOS linuxeiros quizá dotados para la informática, pero no, desde luego, para la utilización de la escritura como medio de dar y recibir ideas. No entendieron nada de lo que yo decía, me cubrieron de insultos, me desearon incluso la muerte, varias veces, en una sucesión de mensajes electrónicos totalmente idiotas y mayormente analfabetos, y me llevaron a la conclusión de que, a fin de cuentas, el software llamado libre podía muy bien sobrevivir sin que yo dijera nada sobre él. Hay un fanatismo casi sangriento en muchos de los enemigos de Windows, un modo de entender la informática como Santa Cruzada para acabar con el infiel. En resumen, lo que yo había dicho es una verdad elemental: el usuario normal y corriente recibe Windows con su ordenador y ni siquiera se le pasa por la cabeza probar ninguna otra cosa, porque no sabe que existe otra cosa, porque le importa un bledo que exista otra cosa, porque no tiene el menor interés en ponerse a estudiar manuales y pasarse las horas muertas colgado de foros donde los amantes del Sistema Operativo Opcional A, B, C, D o E cantan los misterios gloriosos de su GNU preferido e intercambian datos totalmente incomprensibles para un señor a quien le interesa la herramienta, pero no cómo funciona. Por otra parte, los enemigos de Windows se creen con demasiada facilidad sus propias leyendas. Así, por ejemplo, todos están convencidos de que Windows se cuelga cada cuarto de hora, manteniendo a sus usuarios en una situación de angustia sostenida de la que no salen porque están vendidos a Microsoft y no osan pasarse a Linux, o porque son masoquistas, o porque están ciegos a las bellezas del paraíso. Lo cual es totalmente falso: Windows se nos cuelga a nosotros, a los listillos, a quienes nos pasamos el rato tocándole los entresijos, instalando y desinstalando programas más o menos salvajes, forzándole las capacidades a tope. Al usuario normal, que llega a su oficina por la mañana, enciende su ordenata, mete su clave personal y se pone a trabajar en el programa que le toque en suerte (valga lo mismo para quien trabaja en casa), Windows no se le cuelga prácticamente nunca, ni lo aboca a desastres que vayan más allá de perder un rato de trabajo para salir del sistema y volver a entrar. Tengo el ejemplo en mi propia casa: hasta la llegada de Windows XP, yo vivía en perpetuo estado de catástrofe, de pantalla azul en pantalla azul. Mientras, mis hijos y mi mujer, cada uno con su ordenador, hacían tranquilamente sus cosas y se asombraban de mis desventuras, porque a ellos no les ocurría nunca nada. ¿Por qué? Pues porque yo me paso la vida tocándole las narices a la máquina y siempre acabo cargándome algo. Ellos, en cambio, se ponen delante de su pantalla, hacen sus trabajos o juegan a sus juegos, y ni se enteran de qué sistema operativo tienen… ¿Cuál es la ventaja de otros sistemas operativos o del Mac? Que resulta muchísimo más difícil tocarles las narices, que están mucho mejor defendidos ante los ataques del pecero loco. Pero, repito, el usuario normal ni se entera de eso.
El problema, además, no está sólo en el sistema operativo. El triunfo de Microsoft en el área de los programas y aplicaciones es abrumador. Puede decirse que todo el mundo, en todas las oficinas y en todas las casas, trabaja con Word, Excel, iExplorer, etc. Los usuarios de Linux están persuadidos de que tienen programas alternativos iguales o mejores que los de Microsoft y, encima, muchísimo más baratos. Quizá. No estoy yo nada convencido de que el StarOffice, por ejemplo, pueda compararse con el Office, pero digamos que sí. Yo, incluso, he llegado a hacer un esfuerzo y trabajar durante unas semanas con el StarOffice, sobre Linux. ¿Qué ocurría? Que estando en Linux no podía contar con los muchos pequeños programas de ayuda a mi trabajo que manejo constantemente y a los que estoy acostumbrado —y cuyo equivalente tal vez exista en versiones Linux, pero ¿por qué voy a molestarme en buscar en otro sitio lo que ya tengo?—. Y, por añadidura, a la hora de pasar mi trabajo a otros tenía que convertirlo a Word. ¿Existe esa conversión automática, perfecta, que proclaman los defensores de StarOffice? No. Siempre hay pequeños problemas que nos hacen perder el tiempo. Y no digamos lo que puede ocurrir si intentas escribir con StarOffice un texto como el de mi novela El año que viene en Tánger, plagado de signos especiales.
Es decir: yo no niego que otros sistemas operativos sean mejores que los de Microsoft, ni que los programas de esta compañía estén mal diseñados y se vendan a precios de verdadero atraco. Lo que digo es que no es eso lo que cuenta a la hora de dar la batalla comercial. Y, la verdad, ni siquiera observo que Linux esté intentando competir de veras: lo que hacen es ir ganando la batalla de los servidores e irse introduciendo en algunas administraciones públicas a quienes tienta el abaratamiento de costes que implica el software libre; pero las empresas y el consumidor casero siguen totalmente microsoftizados.

Marcos Taracido: Yo creo que sí están compitiendo, haciendo cada vez distribuciones más asequibles para el usuario casero y desplegando toda una red de ayudas y consejos envidiable. También es cierto que un sector importante se ha fanatizado y han creado la religión Linux, fundamentalista e intolerante como la que más. Pero no es menos cierto que la opción del software libre es ética: se trata de rechazar/huir/ luchar contra un sistema que trata de monopolizar el mercado con las peores artes del mercado liberal: eliminación de la competencia, compra de instituciones, publicidad engañosa, usura…
Ramón Buenaventura: Por maravillosamente fáciles y simpáticas y cariñosonas con el usuario que sean las nuevas distribuciones, en las mismas seguiremos, si falla lo comercial. El enternecedor optimismo de los enemigos buenos de Microsoft (porque hay enemigos malos, peores quizá que Microsoft, como Sun) se refleja en tu propia pregunta: "toda una red de ayudas y consejos envidiable"… Que no, hombre, que no, que los usuarios no quieren ninguna red de ayudas y consejos, que, quitados los usuarios avanzados y con tiempo libre —o que cobran por vía informática—, lo que la gente quiere es un sistema operativo que no exista, que no se note, que no dé ningún problema. Pero no que no dé ningún problema una vez consigue uno instalarlo, que es lo que le pasa a Linux, sino que no dé ningún problema nunca. En otras palabras: un sistema operativo que venga con el ordenador, al comprarlo, y de cuya presencia en la máquina el usuario ni se entere mientras trabaja. Y con las máquinas, en el mundo entero, con muy raras excepciones, lo que viene es Windows, porque Microsoft tiene una política comercial imbatible. Inmoral, si quieres (no sé yo a qué política comercial, de quién, podríamos otorgarle el Gran Premio a la Moralidad; el comercio no tiene que ver con la moralidad: sólo con el derecho, con el cumplimiento de las obligaciones recíprocas de comprador y vendedor)… Otra forma más de explicarlo: los linuxeiros creen que los usuarios de Windows están tan desesperados de la vida, que tarde o temprano harán el esfuerzo de pasarse a Linux, y vendrá la Victoria Final sobre las Fuerzas del Mal. Están equivocados. Los usuarios de nivel medio y bajo nunca cambiarán de sistema operativo, a no ser que vaya un representante comercial de la competencia, casa por casa, haciéndoles el cambio gratis, con garantías y con plena seguridad de que la modificación no supondrá ninguna alteración en sus hábitos de trabajo.
El reciente caso de esa extraña distribución de Linux llamada Lindows es muy significativo. Su cabeza pensante, Michel Anderson, empezó anunciando un sistema operativo que combinaría la solidez de Linux con la facilidad de Windows (son sus palabras), en el cual "correrían" todos los programas de Microsoft a que los usuarios están acostumbrados. Al final, la cosa ha quedado en una pura oferta de precio. Anderson no ha logrado que los principales programas de Microsoft funcionen en Lindows, se ha visto obligado a apelar a la versión gratuita de StarOffice —que, ustedes me perdonarán, pero no puede compararse con el Office de Microsoft— y a un pintoresco sistema de software baratísimo (está incluido en el precio del sistema operativo). Y lo más que lleva conseguido, por el momento, es un acuerdo con un gran vendedor de ordenadores, WalMart, para ofrecer máquinas baratas (no tan baratas, en realidad) con preinstalación de Lindows. ¿Tiene alguna posibilidad de ganar la guerra comercial contra Microsoft? Ninguna.

Marcos Taracido: Ahora, por favor, sueña: ¿Cómo quisieras que fuese la internet del futuro?
Ramón Buenaventura: Mira: en esta situación, prefiero no soñar. Aún no he acabado de entender lo que ocurre ahora, de aprender a utilizarlo al máximo, de disfrutarlo en todas sus posibilidades. Es demasiado pronto para imaginar su óptimo, es decir su realidad soñada.


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Comentarios

Una precisión quisquillosa: el «Alvariño» no existe, al menos aún no, como vino gallego. Sí se bebe con gran afición, en cambio, el «AlBariño».
Por lo demás, estoy de acuerdo en la mayoría de las respuestas del señor Buenaventura.
Saludos

Comentado por morelia el 1 de Noviembre de 2002 a las 11:22 AM

Gracias por el apunte: corregido. Que Don Ramón no se percatase tiene la justificación de su procedencia; pero que yo no advirtiese el error merece la horca; o peor: no beber nunca más Albariño. Seré magnánimo conmigo mismo y me ahorcaré.

Comentado por Marcos el 1 de Noviembre de 2002 a las 03:23 PM

Sobre LInux/Windows. Esa batalla no se da en el campo de la tecnología sino en el mercado, como todas las batallas en la vida social. Se dio hace años cuando había varias opciones de video, VHS, 2000 y beta. Al final ganó la peor tecnología, VHS, pero era la que había copado el mercado de usuarios. Pasó con Mac y Microsoft. Quien quiera ganar quiere el mercado y si no, es que no quiere ganar.
Sobre la literatura en la Red, es un tema interesante para los que disfrutamos con la literatura y queremos que siga los pasos de nuestro tiempo. Hay una fetichización del libro basado en libro=literatura. Es falso, las sagas celtas y germanas, lo que llamamos Ilíada y Odisea, la tragedia ática e incluso el teatro de Shakespeare no eran libros. Pero carallo si no eran literatura.
Sobre el tema de las lenguas, el español. Es un tema muy interesante, yo uso como herramienta el gallego, en la obra impresa me amoldo a la gramática aprobada hace unos años, que sigue la castellana, pero en Internet lo escribo con una gramática cercana al portugués (sin duda lo más lógico gramátical e históricamente). Es decir, Internet, que escapa a fronteras y administraciones, me permite dirigirme con naturalidad a portugueses y brasileiros. Es un tema interesante, demuestra que la Red anula los espacios controlados por los estados y administraciones. ¿Desaparecerá el español (no digamos otras lenguas de menor número de hablantes)? Rotundamente no, creo. Aunque se van a redefinir sus funciones. En todo caso las ideologías de las "lenguas imperiales" son obsoletas: ya nadie podrá vivir dentro de una sola "gran lengua", todos viviremos más o menos entre varias. Eso no cogerá de sorpresa a un finlandés, sueco, holandés,... o gallego. Pero puede desconcertar y desazonar a un castellanohablante que debe revisar su relación con la lengua.
Salud.

Comentado por Suso de Toro el 1 de Noviembre de 2002 a las 07:38 PM

Interesantísima entrevista. Me ha gustado especialmente la parte sobre el software libre. Estoy totalmente de acuerdo con R. Buenaventura en que "el movimento del software libre" se pierde demasiado en describir las maravillas del aparato digestivo de su sistema, mientras al ususario de a pie (como yo mismo) solo nos interesa hacer una buena digestión, sin excesivos gases y los mínimos ardores.
La superioridad de Linux sobre otros sistemas es manifiesta ( o eso se cansan de repetir sus fieles), ahora solo necesitamos al "traductor" que convierta esas mejoras en invisibles, que permita que el usuario las interiorice sin trauma alguno.

Otra cosa; en el tema de la literatura en Internet, me parece extrañísimo que las editoriales no combatan más violentamente las opciones eléctronicas. La industria del libro aún tiene la posibilidad de dotar al objeto-libro de un mayor valor "fetichista" (u objetual) (disculpen el palabro) antes que el contenido en sí, como ha ocurrido ya en el ámbito musical, pierda su valor de mercado. El día que abandonemos el objeto-libro como ídolo de adoración ( y teneis en mí a un postrado adorador), el valor de las palabras se convertirá en cero. Pero ese quizá sea otro tema.

Comentado por egoexmachina el 2 de Noviembre de 2002 a las 05:33 AM

Dos reflexiones sobre la entrevista:

- http://fernand0.blogalia.com/?/historias/3163

- http://rvr.blogalia.com/?/historias/3164

Comentado por rvr el 2 de Noviembre de 2002 a las 07:06 PM

Suso del Toro: «Esa batalla no se da en el campo de la tecnología sino en el mercado, como todas las batallas en la vida social.»

La vida social es más que el mercado: está la política, está la cultura, están las asociaciones. Linux y, en general, el software libre, está desarrollado por empresas pero sobre todo por gente voluntaria. ¿El voluntarismo puede ganar en el mercado, cuando su terreno no es el mercado? No. Y de hecho, esa es la cuestión: romper las reglas del juego que Microsoft ha impuesto a toda la industria informática.

egoexmachina «La superioridad de Linux sobre otros sistemas es manifiesta ( o eso se cansan de repetir sus fieles), ahora solo necesitamos al "traductor" que convierta esas mejoras en invisibles, que permita que el usuario las interiorice sin trauma alguno.»

Creo que da igual que Linux sea mejor o peor. Pongamos el caso de MacOS X, que sin lugar a dudas el sistema operativo que tiene la mejor relación sencillez/potencia. ¿Cuántos usuarios de Windows se están pasando a MacOS X? No diría que muchos. Por tanto la pregunta es ¿los usuarios de Windows se pasarán a otros sistemas operativos cuando encuentren algo mejor? Si la respuesta es no, ¿por qué?

Comentado por rvr el 2 de Noviembre de 2002 a las 07:16 PM

Sobre los comentarios de rvr:
- Primero gracias por ofrecernos los enlaces.

- La iniciativa de Internet: los caminos del futuro, trata exactamente de eso: de abrir caminos o, por lo menos, atisbarlos. Para eso se ha comenzado entrevistando a Ramón Buenaventura, persona, no GURÚ: para que haya gurú hay que convertirlo o que autoconvertirse y no creo que ninguna de las dos cosas haya sucedido con RB. Viene a este espacio a dar opiniones, con unas coincido y con otras no y lo mismo le pasará a todos.
Ambos enlaces son interesantes, pero a mi modo de ver leen las respuestas de Ramón demasiado literalmente: en la mayor parte de ellas Ramón no está dando su opinión sobre el tema, sino reflejando como es o va a ser tratado ese tema en la sociedad.

Saludos,
Marcos.

Comentado por Marcos el 2 de Noviembre de 2002 a las 09:46 PM

Recuerdo bien al señor Buenaventura y sus textos, esta entrevista reafirma mi primera impresión: es un tipo simpático y bastante razonable.

En lo referente a sistemas operativos decir que empleo varios, segun se tercie y para según que cosas unas van mejor que otros. Considero a Linux un sistema robusto y útil, en especial para servidores conectados a Internet. Y a ciertos niveles, entre ingenieros de software, una herramienta muy valiosa.

La supuesta batalla de Microsoft contra Linux (o viceversa) es, en mi modesta opinión, carnaza para periodistas muy indocumentados.Microsoft hace lo que hizo IBM o Sun en sus años dorados y su apoyo a Linux es estratégico.Por otro lado señalar que fanáticos los hay en todos los lados, hasta del sistema democrático. De estas cosas no se mucho y me importan cada vez menos. Pero si de algo estoy mosqueado es de los profesores de informática de muchos institutos y academias. Creo que no enseñan informática, o no saben, solo son distribuidores de productos Microsoft o aún peor: lectores - loro de los infumables manuales de la compañía.

En toda esta farándula tecnológica el señor Buenaventura creo que da en el clavo cuando dice que " ...Los grandes jefes no son usuarios, no tienen una idea clara de para qué sirve el ordenador, sólo piensan en ir sacando nuevos productos —hardware o software— que les mantengan erguidas las ventas, o en maquinar servicios que les permitan sangrarnos la faltriquera ... ". y de lo razonable de su apreciación me parece aún más simpático.

Lei hace unos meses una entrevista a la representante de Intel para Europa, tipa o compañía realmente vomitiva, pretenden desarrollar nuevos productos que nos hagan la vida más facil olvida mencionar que más cara y mas dependiente.


Comentado por Cayetano el 2 de Noviembre de 2002 a las 10:01 PM

«en la mayor parte de ellas Ramón no está dando su opinión sobre el tema, sino reflejando como es o va a ser tratado ese tema en la sociedad»

Entonces, su opinión tendría que estar respaldada por datos empíricos y no por percepciones o sensaciones. Como me temo que no es así, por el momento las opiniones de Ramón Buenaventura quedan en eso, en opinión.

Por otra parte, no le quito el derecho a Ramón Buenaventura a interpretar la realidad informática de la forma que él crea conveniente. De hecho, me parece loable que una persona "de letras" (odio ese término) promocione el uso de las nuevas tecnologías; en eso tiene todas mis felicitaciones. Pero como informático y estrecho seguidor de la actualidad informática, contraargumento aquellas opiniones de Ramón que me parecen poco fundamentadas. Creo que el lector de la entrevista se enriquecerá comparando opiniones distintas.

Por lo demás, sobre Microsoft, sería muy pobre restringir el debate a su relación con Linux. El monopolio de esta empresa afecta a todos los productores de software, desde el más pequeño al más grande. Afecta a los consumidores, porque las empresas innovadoras no pueden llegar a el consumidor, o ven ahogadas sus iniciativas debido al terrible poder económico (y político) de Microsoft. Afecta a los contribuyentes, cuyas administraciones pagan el impuesto 'revolucionario' cada X tiempo por actualización obligatoria (MS deja de soportar versiones relativamente antiguas). Afecta a la seguridad de nuestros datos...

¿Se han parado a pensar que un españolito de a pie, que decida crear un producto innovador, no puede presentarse a un concurso para venderle a una administración pública su estupendo paquete ofimático porque no es de una marca comercial muy concreta, sin darle oportunidad a probar que el producto sea bueno, malo o regular?

Y si la cosa acabara ahí... pero ¡ay, no! El monopolio de Microsoft ingiere en la soberanía de los Estados. Tenemos el caso del proyecto de ley de software libre en Perú, en la que el mismísimo embajador de EEUU no se cortó un pelo en remitir una carta presionando a los legisladores peruanos democráticamente elegidos, advirtiéndoles de que estaban afectando a los intereses estadounidenses.

¿No merece todo esto un "basta ya"?

Comentado por rvr el 3 de Noviembre de 2002 a las 12:57 AM

Al hilo de los comentarios de rvr sobre la hegemonía y prepotencia de Microsoft. Todo lo que comentas es, en mi opinión, cierto. Pero Microsoft no es el culpable de nada, excepto de su éxito, y la compañía ha gastado millones de dólares en analizar el comportamiento de los usuarios ante una computadora. Esto lleva haciéndolo años. Microsoft presenta sus productos al público mayoritario, no le interesan las minorías compuestas por ingenieros de software o aficionados a trastear con computadoras. Y guste o no el mercado del ordenador personal nunca le interesó a la vanguardia informática, hasta que llegó y triunfó Microsoft.

Pero lo que no entiendo es que las administraciones públicas hayan de intervenir en favor de unos u otros. La realidad es que aquella compañía que ofrezca mejores beneficios y de mejor imagen contará con el apoyo del político. Que Microsoft o Siemens tengan capacidad para intervenir en los presupuestos y programas del Estado significa que algo no funciona en la Administración, otro ejemplo lo tenemos con las tropelías de Telefónica o el descarado monopolio de Euskaltel en el Pais Vasco. Esto por un lado.

Por otro, cuando planteas dentro de una escuela un taller dedicado a Linux nos damos cuenta de varias cosas. En general cualquier instituto tiene autonomia para gestionar sus recursos, disponen de una sala de informática, es más cada cierto tiempo se sustituyen los equipos y no saben donde tirar los antiguos, es decir no hay problemas de equipamiento ni presupuesto.

En las escuelas hay libertad para organizar la asignatura de informática y hasta medios para reconvertir viejos equipos en servidores sencillos trabajando bajo linux. ¿Por qué no se hace?. Nadie prohibe a los pequeños pueblos abandonados por Telefónica y los Presupuestos del Estado (y tampoco interesan a Microsotf) para que reciclen viejos equipos o se creen talleres donde se aprenda a utilizarlos. ¿Por qué no se hace?

Hay más ejemplos, y en ninguno de ellos, que sepamos anda maquinando el señor Bill Gates. ¿Que hacemos entonces? ¿Dónde está el enemigo? ¿Existe el enemigo? Microsoft es un ejemplo a seguir para aquellos que buscan el Exito, observa como funciona la cosa: Eroski termina con los pequeños comerciantes convenciendo a los consumidores. Con estos fuera de combate impone precios e influye en las corporaciones municipales para instalarse donde mejor le conviene.

Y con esto espero que quede clara cual es mi posición al respecto: Bill Gates al igual que Eroski 'saben cuales son las verdaderas necesidades de la gente'. Que esas necesidades sean falsas, verdaderas, alienantes o liberalizadoras es algo irrelevante. Gana aquel que satisface las 'necesidades' de la mayoría.



Comentado por Cayetano el 3 de Noviembre de 2002 a las 03:23 AM

Querido Cayetano.

Creo que no te has leído ni uno solo de los argumentos que he dado. Por favor, relee mis comentarios, porque si no, no entiendo que sigas afirmando que el éxito de Microsoft se debe a su innovación o que sabe satisfacer los gustos de la gente (¿la gente quiere que se le cuelgue su programa de correo? ¿la gente quiere virus? ¿la gente quiere que sus datos sean vulnerables a hackers? ¿la gente quiere reiniciar el ordenador con solo cambiar la IP de su tarjeta de Red? ¿la gente quiere que el ordenador vaya lento cuando se esté imprimiendo?).

Parte del éxito de MS sí se debe a que sus programas son bonitos. Pero otra buena parte es que compra las buenas ideas (¿Internet lo inventó MS? ¿el navegador de Internet lo inventó MS? ¿Las hojas de cálculo las inventó MS? ¿Los programas de presentaciones?). Y cuando no puede comprar, las pisa, sacando productos de serie en su SO (Netscape, Nero, ICQ, Real y un larguísimo etcétera).

Tendrías que repasarte la historia, y sobre todo el juicio anti-monopolio, para ver cómo MS no tiene respeto ninguno por los usuarios, las pequeñas empresas de informática ni por los intereses públicos. Por ejemplo, cambiando las funciones internas de su sistema operativo para hacer que sus productos vayan bien y los de la competencia casquen (caso de Corel, caso de DR-DOS). Por ejemplo, haciendo que no se pueda exportar a versiones anteriores de sus productos (trata de enviarle tu base de datos Access 2000 a alquien que use el 97). No sé si todo esto te parecerá normal. A mi, desde luego, como productor de software, me parece increíble.

Dices que el ordenador personal no interesaba a nadie. ¿A qué se dedicaba Apple desde 1982, entonces? ¿Conoces el entorno GEM? Dirás que pocos apostaban por los PCs compatibles con IBM. Y es cierto: la arquitectura era pésima. Un Commodore Amiga era mucho más potente que un PC compatible (e infinitamente más fácil de usar, tenía entorno gráfico). Sin embargo, todo el mundo podía construir PCs compatibles y nadie podía hacer clónicos de Mac's o Amiga's.

El éxito de Microsoft fue ser el sistema operativo por excelencia de la plataforma *abierta* IBM PC, y no (como dices) que MS haya sido innovadora. Al ser la plataforma abierta, y que tenía el apoyo de bastantes fabricantes, y por tanto, existir una gran oferta y poderse abaratar los precios, los PCs valían más baratos que otros ordenadores personales. Finalmente, Microsoft se vio presionada a copiar el entorno de Apple en sus ambientes gráficos Windows, que corrían sobre MS-DOS, que corría sobre PCs clónicos, si quería sobrevivir. La línea de comando, tenía que morir, o MS lo haría con ella.

Dices que no hay escuelas que reciclen ordenadores viejos y pongan Linux. Te contesto que el que tú no lo veas no significa que no se hagan. Busca por la Red y verás muchas iniciativas educativas basadas en software libre (yo conozco de primera mano iniciativas y grupos estables de una quincena de profesores aquí en Gran Canaria). Y no solo de servidores. A muchos de los usuarios se les pone ordenadores para acceder a la Red, se les da webmail, navegadores, etc, y no se les dice que usan Linux. Los niños y adultos no preguntan que por qué no usan Windows. Ni ven la diferencia (y si la ven, es para mejor: "¿cómo, que no tengo que preocuparme por los virus en este ordenador?"). También conozco muchos casos de enseñanza de Linux en la asignatura optativa de informática. Obviamente, aún son tímidas estas iniciativas, porque requieren (como todo) una cierta dedicación del profesor, y no todos están por la labor. Los que lo están, quedan muy satisfechos.

Los hay, incluso, que quieren fomentar el desarrollo de aplicaciones educativa libres entre profesores de su localidad o de otras.

Comentado por rvr el 3 de Noviembre de 2002 a las 05:00 AM

«Pero lo que no entiendo es que las administraciones públicas hayan de intervenir en favor de unos u otros».

Se me olvidó comentarte. Cuando me refería a Administraciones Públicas, no hablé para nada de Linux, sino de productos comerciales. Un desarrollador español de productos ofimáticos, o de sistemas operativos, no puede entrar en concurso de esos productos, porque en España, toda administración pública pide una marca concreta. No se le da ni siquiera la oportunidad de demostrar que su producto es malo. Es como si para comprar coches, tu Comunidad Autónoma en el pliego de condiciones pidiera Ford's y sólo se pudieran presentar los concesionarios de Ford; los de Seat, Peugeot, etc, al ostracismo. No es que esto sea anormal, es que probablemente sea ilegal.

En cualquier caso, las Administraciones Públicas son autónomas para decidir qué condiciones desean para sus productos, siempre que respeten la igualdad de condiciones. Así, Microsoft puede hacer sof libre cuando quiera, no se le prohibe presentarse a concurso. El software libre es una de las pocas opciones para garantizar el trato exquisito de los datos privados de los contribuyentes. Una noticia de hace un par de meses decía: «Recientemente, el gobierno alemán firmó un convenio con IBM para el cambio
de sus agencias federales, estatales y locales hacia Linux y el software de
código abierto. Esto, de acuerdo al Ministerio del Interior de Alemania,
facilita la estandarización del país en Linux». En Francia, y otros países europeos, tres cuartos de lo mismo.

De hecho, la mismísima Comisión Europea acaba de destinar 250 mil euros para estudiar la migración a software libre de las administraciones públicas, no solo en los servidores, sino en los entornos de escritorio. Esto sigue los buenos resultados de un estudio a gran escala denominado FLOSS (Free/Libre and Open Source Software: Survey and Study), cuyos resultados tienes en la siguiente URL: http://www.infonomics.nl/FLOSS/report/

En California, estaban pensando hacer lo mismo. Y en Perú, tienes bastante información sobre su proyecto de soft libre en la admon. (y los consiguientes pataleos de MS): http://www.gnu.org.pe/main.html

Comentado por rvr el 3 de Noviembre de 2002 a las 05:21 AM

linux es como una gran novela escrita entre muchos, con su propia gramática, sintaxis y leerla requiere un cierto esfuerzo, no mucho, es cuestión de plantearsela desde cero, como algo distinto, no se puede leer con ojos de windosero

acaso tiene sentido simplificar una novela para que la entienda y aprecie todos sus matices alguien que no sabe ni las vocales? del todo imposible

la gente cree que usa el ordenador pero es como si se lo estuvieran contando, en realidad no saben lo que están haciendo, solo ven una serie de ventanas
que les muestran una mala traducción, en algunos casos pésima, incomprensible a veces, solo te queda dar al boton de reset y rezar

si a todos en el colegio nos enseñaran los principios básicos de la informática (no los principios básicos de windows) al mismo tiempo que las vocales después seriamos capaces de entender cualquier sistema informático

es más, si nos enseñaran a tener una mente más habierta seriamos capazes de entender cualquier cosa con un mínimos esfuerto, pero somos gandules por naturaleza

todo requiere un aprendizage, teneis coche? , os sacaesteis el carnet a la primera? a mi entender la complejidad de un ordenador esta más cerca, incluso creo que supera la de un coche aunque se vendan en la sección de electrodomesticos de un gran almacén, y joder incluso las batidoras traen un manual, que nadie lee, pero ahí está, se le supone una cierta complejidad. en cambio un ordenador lo maneja hasta un mono, os acoradis de aurelio?

y nadie hablo nunca de ir contra nadie, ni competir con nadie, esto solo es cuestión de libertad de elección, por que me tengo que comprar un caro y malo traducctor de idioma doc cuando me puedo comunicar perfectamente en pdf, latex, xml, html (el estandar, no el que se ve bien solo con explorer) idiomas muchos más ricos y universales

aprended las vocales de la informática y ver por vostoros mismos que gnu/linux, freebsd, macosx, gnu/hurd, son interesantes novelas

Comentado por el 3 de Noviembre de 2002 a las 08:46 AM

En mi humilde opinión hay un fallo de concepto en todo ésto, aparte de algunas contradicciones. El fallo es suponer que el usuario medio es un estúpido que usa un aparato que no conoce en absoluto, y que hay que mantener esa situación, haciendo sistemas operativos y programas cada vez más para tontos, con más asistentes, más colores, que tomen más decisiones por el usuario... Eso no puede ser. El usuario medio tiene derecho a que le den una oportunidad de demostrar que no es un inútil, tiene el derecho(y la obligación) de tener un conocimiento aunque sea superficial de lo que es un fichero, un proceso... careciendo de esos mínimos conceptos será una marioneta en manos de las compañías, sin verdadera capacidad de elección, sin verdadera libertad. La libertad cuesta, siempre ha sido así.

Ramón Buenaventura(del que fui lector un tiempo) siempre ha mantenido una actitud proteccionista hacia el usuario: "No instale Linux, es muy difícil". NO. Diga "arriésguese, luche por ser libre". Es cierto que dentro del mundo del software libre hay mucho fanatismo y cierto elitismo, pero también hay una ingente cantidad de personas dispuestas a ayudar a los que tienen verdadero deseo de aprender. Yo y muchos otros estamos dispuestos a ayudar a los neófitos, y lo hacemos cada día en las news, el IRC, en nuestro entorno... De hecho, ni siquiera tienen que abandonar Windows. Hay gran cantidad de software libre para Win que la gente no conoce. Incluso recopilado en un único CD (http://gnuwin.epfl.ch/).


Bien, me estoy enrollando, así que abordaré el tema de las contradicciones. Habla de la lucha contra el capitalismo y la globalización, lo que me lleva al componente ético del software libre. Es posible que cierto software libre(por cierto StarOffice no lo es, sólo es gratuito), sea inferior en calidad a cierto software propietario, pero siempre será superior éticamente. Y lo mejor de todo es que ÉL PROPIO USUARIO puede colaborar, puede ser parte de algo, parte de una gran comunidad. En la sociedad actual se fomenta el inmovilismo, el usuario pasivo al que le meten las cucharadas en la boca y le limpian los pañales. Luchemos contra eso, por favor. La desmovilización es uno de los grandes males de nuestra sociedad, ya no protestamos, sólo consumimos. NO seamos cómplices de eso. Luchemos para que cambie.

Por último, animo al señor Buenventura, si tiene tiempo, a que se dé una vuelta por barrapunto de vez en cuando. El foro ya no es lo que era pero todavía es un sitio donde, una vez separada la paja del trigo se puede aprender bastante.

Comentado por Draco el 3 de Noviembre de 2002 a las 09:34 AM

Yo creo que el problema de este paupérrimo charlatan es la megalomanía. Hay gente que se cree que porque sabe hacer una cosa bien, no hay campo que se le resista. Espero que no le molesten mis apreciaciones de informático metido a psicólogo: digo yo que si cualquier hijo de vecino se las puede dar de experto y profeta en Internet y nuevas tecnologías, ¿por qué no habría de ser yo psicólogo o psiquiatra?.

Comentado por MaraudeR el 3 de Noviembre de 2002 a las 02:17 PM

Hola

Sólo quería añadir una cosas a los dos últimos
comentarios que están muy bien.

Yo me considero un fanático del código libre, y
no me arrepiento de ello. Yo lucharé porque nadie use Windows y si use Software Libre. Y gritaré y más gritaré hasta que pase eso. Sino
puedo con mi voz, lo haré con mi código.

Lo hago por unas cosas muy simple:
-1.) Si todos, o una gran mayoría, usara
Software libre, la admnistración tendría la
"obligación" de ponerlo en todos sus
ordenadores. Se ahorraría demasiado dinero que
se podría destinar a empleos, a investigación
(ej: más dinero para investigacion de soluciones
contra el sida ,el cancer o las enfermedades raras), para dar más becas a gente que por falta
de dinero no puede estudiar, etc. Además, la
gente tendría más dinero para un equipo
informático mejor o para una simple conexion
a internet.
Nota: Con los ordenadores que subvenciona
la junta, sólo por el windows y el office que
son obligatorios comprartelo, ya te clavan 180
euros, el equivalente más o menos a internet durante un año.

3.) Por lo mismo de antes las empresas tendrían
más dinero y podrían invertir en investigación
o en empleo.

3.) Las tecnología de paises en desarrollo sería
viable, o en caso de que ya sean viables, por
lo menos serían para todo el mundo y no para
unos pocos.

4.) Con el windows y software propietario, sólo
ganan unos pocos( Bill Gates y sus empleados),
con el software libre gana todo el mundo.
Imaginaros si el dinero que ha ganado,y ganará,
únicamente Bill Gates con su windows(y office
y demas) se dividiera entre todos. Con la
consiguiente ventaja para el planeta entero.


Espero que a partir de ahora, cuando hablen de los FANÁTICOS LINUX o del SOFTWARE LIBRE y escuchen que luchan contra el mal, sepan a que
se refieren y no nos tomen por unos elitistas y
sepan porque nos duele cuando alguien dice que el software libre no sirve para nada o dicen una
sartas de mentiras sobre linux.

Chao.

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Atreyiu

Comentado por Atreyiu el 3 de Noviembre de 2002 a las 02:18 PM

1. No entiendo a qué vienen los insultos. No creo que nadie merezca ser insultado por opinar. Si se repiten los insultos me veré obligado a borrarlos porque no quiero que esto se convierta en un patio de colegio: aquí estamos para dialogar y escuchar opciones y opiniones: el que no admita opiniones distintas a las suyas, por favor, que se abstenga de utilizar el servicio de comentarios.

2. Por favor, lean bien las respuestas y los comentarios: me parece que en esta página no hay NI UNA SOLA PERSONA contra el software libre y Linux; sí hay matizaciones y valoraciones, pero creo que TODOS estamos de acuerdo en algunos temas básicos con respecto a los beneficios del software libre.

Saludos.

Comentado por Marcos el 3 de Noviembre de 2002 a las 03:00 PM

Holas a todos, estimado rvr:

He leido atentamente tus comentarios y mi posición respecto a Linux y en concreto al tema GNU es pública y conocida. Solo que hago mis apreciaciones en un contexto como el Libro de Notas.

Mi primer contacto con la informática consistió en realizar un sumador con 'valvulas neumáticas' es decir un circuito que usa aire. Este ejercicio escolar y otros me enseñaron los principios básicos de un computador :-)

Usé el GEM de Xeros (Ventura), el IBM Composer, los primeros Mac y mi primer equipo corria bajo CPM/Plus de donde, creo, surgió el MSDOS. O sea que soy un viejo :-). A lo que iba, no he dicho que Microsoft haya invertido en innovar el SO sino en cómo vender y hacer actractiva una máquina a alguien que nunca la ha usado. Como abaratar costos y vender 'muchas unidades' convencer de que algo infame para un ingeniero de software sea algo maravilloso para el gran público. Hacia el año 90 Microsoft no preocupaba a nadie y seguía una línea comercial a la que se auguraba un fracaso rotundo. Asi lo recuerdo por ejemplo en el mundo de las artes gráficas, los mac (que por otro lado me parecen mejores para aplicaciones como PhoptoShop) parecían un estandar en las artes gráficas. Las cosas han cambiado mucho.

Microsoft emplea las mismas tácticas que otras multinacionales, puedo contarte como trabaja Siemens con sus sistemas de control numérico, o IBM o muchas otras compañías pero este no es el lugar adecuado. Lo que quería decir es que, en la Administración pública hay claros sintomas de corrupción más o menos evidentes. Que aprovechando esta enfermedad se cuela Microsoft y todo aquel que tenga cierto poder económico ..etc.

Lo que trato de explicar es que mucha de la responsabilidad del monopolio de Microsoft o de Telefónica o de Iberdrola es de esta situación social donde solo se valora el Exito y la Codicia.

En relación a que los centros de enseñanza utilicen Linux mi experiencia se reduce a unos cursos que di en el Instituto de Durango, a profesores de la zona responsables del área informática. El objetivo era usar los equipos obsoletos como servidores de apoyo en los centros. Y tengo pendiente la creación de un taller estable en un pequeño pueblo de la comarca. En general el tema interesa poco, pero en ello ando :-)

Por lo demás, en lo esencial estoy de acuerdo contigo, solo que considero que el enemigo no solo es Microsoft, las multinacionales o la administración, creo que hay mucha desidia y conformismo entre los profesionales de la enseñanza informática. Esa es al menos mi impresión, la que tengo de mi entorno cercano. Pero tal vez esté equivocado.


Un saludo,


Comentado por Cayetano el 3 de Noviembre de 2002 a las 06:28 PM

Lo que creo que debe evitarse a toda costa es utilizar formatos propietarios para compartir la información.
Me niego a guardar mis datos en .doc, .xls, y similares (y a no poder compartir archivos porque los usuarios usan estos formatos).
Porque no los controlo, porque no los veo, porque no sé qué es lo que pasará la próxima vez que los abra. Para evitar eso deben fomentarse los estándares y eliminar los monopolios.
Microsoft es un estorbo porque ha acumulado tanto mercado que podría hacer que casi el ¡90%! de la información mundial sea accesible sólo desde sus productos.

Comentado por Telemaco el 4 de Noviembre de 2002 a las 12:45 AM

Sólo una cosa. Dice el Sr Buenaventura que en su casa su mujer y sus hijos tienen cada uno un ordenador. Supongo que todos con Microsoft Windows y Microsoft Office. Y ahí va la pregunta ¿actualiza el Sr Buenaventura los ordenadores de toda la familia?, ¿no necesita actualizaciones?, ¿PAGA el precio de TODAS las actualizaciones?, ¿de verdad no usa programas piratas?.

Comentado por Juan el 4 de Noviembre de 2002 a las 10:17 AM