Revista poética Almacén
Estilo familiar

[Arístides Segarra]

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Economía para niñas

A pesar de sus cuatro años, voy a iniciar la instrucción de Irene en los aspectos básicos de la economía. Creo llegado el momento, tras comprobar su incapacidad para considerar caro un viaje en la feria de euro y medio. El hecho que mi ración diaria de tabaco costara lo mismo no la impresionó, más bien lo consideró un argumento pro parte. El aprendizaje temprano es necesario, pues, dada la precaria situación actual y futura de mi niña: es mujer, tiene un padre que prefiere invertir en libros antes que en planes de pensiones, es decir, manirroto; la pareja de su padre es actriz de teatro. Sin comentarios. Su madre, psicóloga, concibe su trabajo como si de una hermanita de la caridad de la Iglesia de la Depresión se tratara. Con comentarios que ahorro al lector amable. En resumen: su futuro económico es más negro que el alma de Aznar.

Dar lecciones a mi niña sobre tan espinosa disciplina, dada mi nulidad al respecto, es un ejercicio doloroso, pues en él reconozco mi incapacidad, pero debo intentarlo. Como primera medida voy a establecer un sueldo quincenal de tres euros, e intentaré que viva su sueldo en circunstancias lo más reales posibles.

Para empezar, restaré un treinta por ciento de ese sueldo, pues es mujer. Lo malo es que, si quiero aprovechar que se quede embarazada para echarla deberé esperar un mínimo de diez años. Mal negocio. En nómina figurará a tiempo parcial, y el resto en negro. Si no quiere, a la calle. Si se pone enferma, sólo cobrará el sueldo base de la nómina, es decir, el 30 por ciento de lo que le pago.

Para que se vaya entrenando en el trabajo precario, una quincena de cada cuatro no le pagaré: la habré despedido y no tendrá derecho a paro.

Le retendré un 17 por ciento de IRPF: es soltera, no tiene hijos ni mayores a su cargo (todavía no cumplo la edad, por poco). No le devolveré nada cuando haga la declaración, puesto que no se ha comprado un piso, ni se lo recomiendo, y por tanto no tiene nada que desgravar. Si decide comprar una casita para sus muñecas, le costará un tercio de su sueldo durante los próximos treinta años. Tampoco tiene derecho a los 100 euros como ama de casa. No lo es. Si los quiere, que deje la escuela.

Un 40 por ciento del sueldo en comida. Revisable con el IPC. Antes de la entrada del euro hubiera sido un 30 por ciento. Podemos negociar si acepta comer sólo pollo, pasta con tomate y arroz hervido, y olvidarse de los yogures, las longanizas y el jamón serrano. No le conviene refugiarse en la anorexia para ahorrarse unos céntimos, pues le cobraré el tratamiento médico y psiquiátrico, y saldrá perdiendo. Miserias de la economía globalizada. Se siente. Luz, agua y teléfono, 20 por ciento.

Si mis cuentas no fallan, su asignación quincenal queda establecida en 0,4 euros, libres ya de impuestos y gastos comunes. Con ello, puede comprarse un Chupa-Chups a la semana, o bien una entrada para la feria cada dos meses, o una muñeca cada cinco años.

Aunque, ahora que lo pienso, es posible que mi dulce niña lo viera venir, y esa sea la razón de que tenga dos novios, los cuales, por el sólo hecho de ser varones, cobran más. En economía eso se llama diversificar las fuentes de ingresos. Puede que con un poco de suerte incluso me ahorre la paga.


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Comentarios

quiero muchas muñecas

Comentado por ale el 15 de Junio de 2003 a las 06:44 PM