Revista poética Almacén
Por arte de birlibirloque

[Agustín Ijalba]

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Palíndromos

Un palíndromo —mejor si es breve— nos asalta antes por su imagen que por su contenido. La lectura discursiva cede ante el impacto visual: una imagen vale —en este caso sobre todo— si no más que mil palabras, sí al menos como unas cuantas. El palíndromo resalta por su simetría, por el reflejo, por la identidad de los contrarios, por la semejanza, por la armonía en las formas, como si al trazar el doblez que divide el espacio en dos mitades nos guiara una mano desconocida y sutil.

Para iniciar su andadura palindrómica, el lector debe despojarse previamente de los hábitos adquiridos en el aprendizaje y la práctica de la lectura, sobre todo de la que tradicionalmente obliga a seguir un sentido espacial rectilíneo. El relato, tanto el de ficción como el histórico o científico, necesita en su composición de la temporalidad que le marca la sucesión homogénea y acorde de las palabras y las oraciones, requisito previo para que el edificio no se hunda: leer de izquierda a derecha y de arriba abajo es una convención básica para comenzar cualquier discurso que quiera ser comprendido cabalmente por otros.

Pero el palíndromo subvierte la convención y trastoca los términos: exige una lectura alejada del discurso, independiente y autónoma. Y curiosamente —¡gran descubrimiento!— en esa misma perversión volvemos al discurso y nos sorprendemos gratamente leyendo lo mismo de derecha a izquierda. ¿Cómo es ello posible? Lo ignoro. Pero tal ha sido mi fascinación, que he acabado a menudo leyendo los textos al revés por si encontraba algo de material en ellos.

Me gusta, por ejemplo, la idea de incluir palíndromos dentro de un texto y jugar con ellos como si fueran trozos de un paisaje, de una foto, de un cuadro. El valor del palíndromo reside en su capacidad de sorpresa, y en su utilidad para la composición de una escena. No deja de recordarme, en ciertos aspectos, al arte de la ornamentación, pues el palíndromo adorna el texto como un jarrón o un mueble adornan una sala.

Un palíndromo, como si viviera en un constante movimiento pendular, nunca se detiene. Un palíndromo es algo así como una mixtura de las palabras pelín palomo lindo, como una gota que al caer rebota y asciende, como el rayo de sol que al reflejarse vuelve a su origen. Podría ser la especie y el anagrama el género, si convenimos en que pardo limón es al palíndromo lo que al anagrama es amargana.

Académicamente es una palabra o frase que se lee igual de izquierda a derecha que en sentido inverso. Pero palíndromo suena como a sombrero pomposo que sirviera para cubrir aparatosas y rimbombantes cabezas. Y es, sin embargo, un pequeño juego de niños, un preciado escondite para los artificios del intelecto aburrido, una bocanada de aire fresco cuya lectura resucita breves sonrisas de complacencia en la comisura de los labios, un espejo donde las palabras se ven reflejadas —y donde, al igual que nosotros, se asustan o se encantan con su propia y enigmática presencia—, un hechizo pegadizo que, como la rima, es fruto del ilusionismo que todo lenguaje guarda en las alforjas más profundas de su misterioso origen. El palíndromo nos sale al paso cuando decimos que la saga paga sal o que existen saetas ateas, o cuando gritamos ¡a por ropa!, o si en un momento dado a mi interlocutor elogios óigole. Y –¿por qué no?– también cuando decimos que los palíndromos la vida amargan al anagrama.

La sorpresa surgió el otro día tras una esquina palindrómica, cuando leí en el periódico una noticia acerca del descubrimiento en las cadenas de genes del cromosoma "Y" de una larguísima estructura palindómica. Pero sigo andando por la calle, y al llegar a la siguiente esquina compruebo que el mundo no se inmuta, y que aceptamos el hecho con la mayor familiaridad. Como si la naturaleza imitara al lenguaje...y se comportara según los cánones literarios que son más dados a la creación poética. Sólo falta ya descubrir el carácter metafórico de la célula (algo así como que fuera otra cosa distinta de lo que aparenta...—pero bien pensado, o bien mirado, ¡eso mismo y no otra cosa es una célula!). Cada día la realidad es más pequeña y a la vez más inmensa, y a medida que más la desconocemos mayores espectáculos nos ofrece.

Avanza la mañana y mi cuerpo retrocede, y entre ambos se abre un hueco palindrómico: ando y desando, en lecturas simétricas, aquello que tanto mi cuerpo como la mañana me apuntan: ana me emana, a lomo cómola, la roma amoral, ojo con ojo no cojo, a la mata mala, alas a la sala, negra margen, saco ocas, seco hoces, senos o sones…cazuela de palíndromos cazados con letras del día: ¡bienvenidos al disparate!


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Comentarios

anita gorda lagartona no traga droga latina

Comentado por de nada el 10 de Julio de 2003 a las 10:12 PM

La mayor colección de palíndromos de Internet:
http://www.carbajo.net/pal.html

Comentado por Bobby Fast el 13 de Agosto de 2003 a las 02:21 PM