Revista poética Almacén
Consultorio sexistencial

[Jovanka Vaccari]

Una visión moderna y divertida sobre el sexo, la sexualidad, los roles sexuales y su función existencial.
Estos artículos fueron publicados en el dominical de La tribuna de Canarias.

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¿Pueden más que dos carretas?
Tres características sobresalientes diferencian a las hembras humanas del resto de hembras de la familia viva: la pérdida del estro, la aparición del himen y los pechos. De las mamíferas, sólo las mujeres desarrollamos mamas que alcanzan su plenitud en la pubertad y permanecen hinchadas, tanto si producen leche como si no.

Sin embargo, nuestras antepasadas y nuestras primas contemporáneas, homínidas y primates, sólo desarrollan senos durante la lactancia. Por tanto, la interpretación semiótica, a efectos sexuales, es: “Cuidadito. Ocupada amamantando cría. Imposible embarazo. Vuelva durante el próximo estro”. Es decir, para los machos Sapiens, unos pechos hinchados significaban, hasta ayer por la tarde, 'hembra no interesante para el sexo'.

¿Qué ha ocurrido entonces para que mujeres y hombres hayamos modificado fisiología y significado hasta desarrollar un gusto no ya por los pechos grandes, sino por los enooormes pechos ¡de plástico!?

Para Desmond Morris, autor de El mono desnudo, los pechos hinchados en la mujer imitaron “un par de nalgas carnosas, hemisféricas, desprovistas de pelo” para “desplazar con éxito el interés del varón desde atrás al frente”, animando de ese modo la relación sexual cara a cara. Esto habría ayudado, según Morris, a que las parejas “con vínculos” establecieran relaciones paternales —a través de las caricias eróticas sobre la piel desnuda—, a incrementar las posibilidades del orgasmo femenino y a instituir la familia monógama.

Pero esta teoría plantea problemas: mamíferos “monógamos”, como los zorros o los gibones, permanecen unidos fuera de la época de estro y crianza, por lo que ni las caricias ni la depilación son imprescindibles para vincularse; más: chimpancés bonobo y pigmeos practican la relación sexual frente a frente y ello no les ha llevado a formar familias monógamas ni a inventar religiones que les perdonen ante Dios; y más: clítoris y placer son anteriores al sexo “misionero”, por lo que “alcanzar el orgasmo” por verle la cara a un maromo —perdona, Desmond— suena a más a egotismo masculino que a ciencia.

Lo cierto es que al principio las mujeres con senos hinchados debieron de ser muy poco atractivas para los machos. Imagínense que ahora mismo apareciera una generación de mujeres con un solo pecho: lógicamente, hasta varias generaciones después el fenómeno circense no podría verse como algo atractivo, ni mucho menos como interesante para la reproducción.

La explicación evolutiva más sencilla es que unos pechos grandes, en algún momento, empezaron a significar “madre potencialmente saludable”, dejando el camino abierto para que los hombres comenzaran a considerarnos sexualmente atractivas. Pero esto sigue sin explicar por qué se hicieron tan grandes.

La respuesta puede estar en que unos pechos hinchados y la ocultación de signos externos del periodo de ovulación ayudaron a las mujeres a sufrir menos el acoso sexual de los machos, permanentemente desesperados por reproducirse.

La paradoja está en que, al mismo tiempo, tuvo que ir desarrollándose en los machos “un gusto” por los pechos grandes ya que, de no aparearse, la especie podía desaparecer. Pero si las hembras poseían unos pechos que les cautivaban aun cuando eso sugiriera que no estaban en celo, los machos podían ver distraída su atención y mostrase menos proclives a monopolizar el cuerpo de la hembra en un sistema de monogamia femenina impuesto por la dominación masculina.

A la luz de esta hipótesis, tres serían los beneficios directos que obtuvieron las mujeres con los pechos engañosos y con la ovulación oculta: 1) el genético, escapando al control de un mantenedor posesivo el tiempo suficiente para poder engendrar de otro varón mejor; 2) el material, escapando —siempre escapando— de los machos posesivos para intercambiar con otros sexo por bienes sin tener que preñarse en el proceso; y 3) el pre-consciente, obteniendo un mayor control sobre el propio cuerpo.

Desgraciadamente, también 3 han sido los perjuicios directos, a saber: 1) severísimas leyes contra la infidelidad femenina; 2) infinitas restricciones sociales para mantenernos vírgenes y castas; y 3) matrimonios con promesa de obediencia y subordinación.

¡Ay! ¿Alguien tiene ganas de hacer bromas?


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Comentarios

Por favor algo que "suene" a los problemas reales de la pareja en este pais, hoy y ahora,de jovenes o de maduros que sea algo mas real,estoy completamente seguro que sabes hacerlo si te lo propones, muchisiiiiimo mejor ...... te retotraes tanto en el tiempo .....que aburres hasta a los faroles del cementerio.

Comentado por angel jardon el 2 de Mayo de 2004 a las 07:53 PM

angel, léete bien la entradilla en letra verde que precede a todos los artículos de estas sección y verás que no trata de solucionar los problemas de pareja. Por otro lado, si tanto te aburre, ¿por qué los lees? Y más: es probable que en tu círculo de amistades estas cosas no preocupen, pero te aseguro que a la inmensa mayoría de los machos (y muchas veces de las hembras) les preocupan estas cosas. Con ver un par de anuncios de televisión basta para cerciorarse.

Saludos.

Comentado por Marcos el 2 de Mayo de 2004 a las 08:06 PM

Si a Uds,les parecen estos articulos(una visión moderna) y divertida sobre la sexualidad, los roles sexuales y su función existencial).
Pues que bien (estan Usts), encantados de haberse conocido.
Para mejorar el enfoque (que no el estilo)que es desenfadado,aúnque reiterativo)y suponiendo,que se quiera mejorar,es necesario reflesionar,y renovar el o los puntos de vista,permanentemente.
Gracias.
PD.
No dudo del talento de la autora,(si le ha incomodado) pido disculpas,si no no me hubiera molestado en hacer ningún tipo de observaciones.

Comentado por angel jardon el 5 de Mayo de 2004 a las 06:20 PM

Como mujer que soy, me gustaría afirmar que efectivamente dos tetas pueden más que dos carretas(sería como tener un super-power que al activarlo fulminase, en sentido figurado, al más pintao), claro está, que si te pones a pensar, con más razón, después de leído el texto, llegas a la fatal conclusión de que: no sirven para mucho más que para amamantar, temporalmente, al retoño y por si fuera poco, han acentuado aún más, si cabe, la agitación machorra.
Con la que nos está cayendo y va y se te ponen flácidas, ¡no te fastidia!.

Felicidades por el artículo, a mí no me aburres en absoluto, todo lo contrario.

Comentado por Ada el 5 de Mayo de 2004 a las 07:20 PM