Para instalar Textpattern y que funcione como debe, nuestro alojamiento web debe disponer de PHP 4.2 – se recomiendan las últimas versiones de PHP 4/5 por las obvias actualizaciones – y de MySQL 3.2/4 – aunque si disponemos de versiones superiores a la 4.1 todo, especialmente las búsquedas insensibles a mayúsculas, funcionarán mejor y más rápido – además de un servidor web.
El servidor web sobre el que se realizan la mayoría de las instalaciones es Apache, tanto la versión 1.3 como la 2, siendo esta última la preferida. Además, textpattern funciona perfectamente sobre Internet Information Server y lighttpd, sobre el que se han obtenido interesantísimos resultados en el rendimiento de sitios con tráfico elevado.
Para realizar la instalación de Textpattern necesitamos conocer ciertos datos que nos irá pidiendo el sistema. En concreto, necesitamos una Base de Datos MySQL, ya que Textpattern no intentará crearla por nosotros.
Además, necesitamos conocer el usuario que podrá acceder a la Base de Datos, su contraseña y la ubicación del servidor MySQL. Tampoco estaría de más conocer el path absoluto del directorio en el que instalamos Textpattern y la url que correspondería a dicho directorio, aunque Textpattern tratará de encontrarlas automáticamente.
Para comenzar la instalación hemos de subir todos los archivos de la distribución de textpattern a nuestro servidor web – bien al directorio raíz, bien a otro directorio situado dentro de este, y accesible empleando un navegador web – empleando un cliente FTP.
A continuación, abriendo una ventana del navegador web, escribiremos la url correspondiente a nuestro sitio – seguido opcionalmente del path correspondiente al subdirectorio elegido – seguida de /textpattern/
. El sistema detectará que no existe el archivo de configuración y nos redirigirá a la pantalla de instalación – Fig.1
En dicha pantalla, me temo que elegiremos Español en el campo de selección – Fig.2 – y haremos click en next.
La siguiente pantalla nos mostrará los campos de formulario en blanco – Fig.3 – para que proporcionemos los datos requeridos por el sistema, en los que habremos de revisar si el path y la url que Textpattern tratará de detectar automáticamente son o no correctos. Una vez hayamos completado dichos datos – Fig.4 – haremos click en siguiente para continuar la instalación.
Textpattern nos mostrará una pantalla – Fig.5 – en la que se encuentran los contenidos del archivo config.php
, que deberemos guardar en el directorio /textpattern/
de nuestro servidor web. Una vez hayamos guardado el archivo, se lo indicamos a Textpattern con el botón apropiado y pasamos a la pantalla – Fig.6 – en la que hemos de introducir nuestros datos personales – Nombre, email, contraseña y nick, que no debe contener ni acentos, ni eñes, ni otras letras particulares de nuestros alfabetos habituales, como la ç – justo antes de que Textpattern pase a introducir todos los datos necesarios en la Base de Datos.
Si todo marcha como debe, la siguiente pantalla nos indicará que todo ha ido como debía – Fig.6 – y que podemos acceder a nuestra instalación de Textpattern – Fig.7 – para lo que hemos de emplear nuestro login y contraseña.
La primera pantalla que veremos después de haber instalado textpattern con éxito corresponde a la instalación del español como idioma del sistema, empleando XML-RPC – Fig.8 – y, antes de dar la instalación por concluida, no estaría de más echar un vistazo a las preferencias del sitio – Fig.9 – , en las que podremos configurar algunas menudeces como el nombre o el eslogan que queremos emplear.
Como supondréis – y como espero – este artículo es sólo el principio de algo. Podéis preguntar todo lo que queráis relativo a la instalación de Textpattern en los comentarios, pero mucho mejor estaría en el Foro de Textpattern en Español en el que, dicho sea de paso, ya debería estar contestando preguntas.
Por cierto, casi se me olvida mencionar que todos los pasos anteriores están recogidos en un video en formato avi
al que podéis acceder cada vez que estimeis oportuno Instalación de Textpattern
Un día de estos me animo y os hago un podcast del proceso de instalación. Entre tanto, a disfrutar del mes de Septiembre y del recuerdo de las vacaciones. Lo bien que estaba yo …
1 Existen capturas de pantalla ilustrativas de todo el proceso de instalación. Con el fin de no cargar el servidor de Libro de Notas con más imágenes, se encuentran en mi propio servidor, y se encuentran enlazadas en el momento correspondiente como “Fig. X”.
]]>Para entonces, no se esperan grandes novedades que añadir a la lista de características del código que se puede descargar actualmente como RC5 que, dicho sea de paso, se encuentra a disposición pública sólo una semana después de la RC4.
Como es mi intención aprovechar esta columna para hablar de Textpattern, en concreto, del uso y abuso de Textpattern, no me parece descabellado comenzar este mismo mes con un listado de las nuevas características de Textpattern, además de apuntar a algunos recursos sobre mi sistema de publicación web favorito.
Para que luego digan que en el desarrollo de software libre no se trabaja. Hemos estado ocupados en ésto que sigue:
En cualquier caso, no es el objetivo de esta anotación estival quejarme de las temperaturas que soportamos en Murcia, sino aprovechar la tan manida excusa de que los lanzamientos de cosas importantes o suceden en Junio, o pasan a Septiembre, para darme una vueltecita por un par de ideas que me apetecen comentar, y sobre las que acabaré por volver, antes o despúes.
Algunos se quejan – razón que no les falte nunca – de que somos muy lentos y, por ejemplo, el lanzamiento de la versión estable de Textpattern se está haciendo de rogar.
Además de poder argumentar que todo el que quiera se podría bajar la últimisima versión empleando subversion, me gustaría haceos partícipes de lo que justo estaba haciendo antes de ponerme a escribir esta nota: La interfaz de traductores de Textpattern, con el fin de que tanto la documentación como los mensajes del sistema estén en cuantos más idiomas mejor.
Sucede que hay a quienes esto les parecería algo secundario: ¿por qué no lanzar ya e ir incorporando estas funcionalidades secundarias poco a poco?.
Bastaría con darse una vuelta por el foro de Textpattern para comprender que la vocación de localización del proyecto no es algo opcional. La mayor parte de los que escribimos allí nos encontramos con que bien no es el inglés nuestra lengua materna, bien siéndolo hablan otro – u otros – idiomas.
De modo que, a pesar de los pesares, tendréis que esperar un poquito más, porque mi trabajo me ha costado pasar estos añadidos idiomáticos a prioritarios en el proceso de desarrollo.
De cualquier manera, el factor que más influye en el ritmo de desarrollo de los proyectos de Código Abierto es el tiempo del que dispongan los desarrolladores, usualmente bastante limitado, porque todos tenemos que comer, y estamos abocados a trabajar para ello – efectivamente, el mundo no es justo, porque yo podría dedicarme en exclusiva a un proyecto que me encanta, y tendría a un montón de usuarios contentos…
Cambio de tercio: van apareciendo sistemas de publicación de weblogs que emplean RubyOnRails – que es lo absolutamente más in para programación web en estos momentos – a los que me gustaría hacer mención aquí.
Una advertencia: la instalación no es sencilla, y sólo están soportados en determinados servidores. Siempre podemos echarles un ojo empleando un servidor que se distribuye con ellos en nuestra propia máquina; o bien podemos esperar a que se ofrezcan soluciones alojadas, que total, acabaremos pagando por algún tipo de hosting.
Como era de esperar, la proliferación ha sido asombrosa, de modo que me voy a detener en el que verdaderamente ha llamado más mi atención: Typo, del ultra-activo Tobias Lütke que anda a una media de un proyecto nuevo por mes – y cuyo weblog, too-biased emplea, lógicamente Typo.
¿Por qué typo cuando hay tantos otros?. Bueno, porque es el primero que ha integrado de serie cosas como Ta-da list, del.icio.us, 43things y flickr.
El mes que viene otro de estos sistemas made with Ruby and Rails. Echadles un vistazo, no digais luego que no os dejo entretenimiento para estos meses de estío.
]]>¿Qué no sabes de qué hablo?. O has estado muy ocupado estos días, o no es lo tuyo lo del seguimiento blogosférico. Pongámonos rápidamente en antecedentes: Walter anuncia el cambio de licencia del agregador de contenidos FeedNess, que pasa a ser software de código abierto1, acompañando dicho anuncio de la retirada de publicidad, más que nada, porque ha recibido un email de Julio Alonso en el que se le insta a hacerlo, argumentando que el empleo de dicha publicidad puede estar atentando contra las licencias de ciertos weblogs.
Resulta además que el responsable de coordinar el paso de FeedNess a proyecto de código abierto es éste que les habla, de modo que se podría esperar que manifestase mi opinión al respecto. Sigan esperando – o lean a Mr. Ruíz, que suele tener puntos de vista bastante razonables – que yo estoy más interesado en el trasfondo de la cuestión y en algunas ideas que se han desprendido de todo esto.
En primer lugar, algo que me llama la atención en el comentario de Julio al respecto:
...el problema fundamental aquí es que los agregadores de noticias basados en web no tienen un modelo de negocio sostenible. Agregan automáticamente contenido ajeno…
Va a ser que eso es exactamente para lo que sirve un lector de contenidos: leer los contenidos de muchas webs desde un lugar centralizado – con la comodidad que supone para el usuario – una vez la web interesada en que ésto suceda proporciona dichos contenidos en un formato apropiado.
Da igual que el lector de noticias esté basado en web o en escritorio. No dejan de ser aplicaciones, no sitios web. Es lo mismo que la publicidad en el navegador de Opera. Me sorprende la diferenciación tácita, más si pienso de dónde viene.
Pero lo interesante es la afirmación de la carestía de modelo de negocio para los agregadores de contenidos. Me parece que hay cosas que no se terminan de entender, y otras que se ignoran por completo.
Ask Jeeves compró no hace tanto Bloglines. ¿Hizo negocio Mark Fletcher?.
Pero no me interesa tanto ahondar en este tema, sino en uno de mis temas preferidos: el mundo hispano-parlante gasta menos en programas y contenidos que Tarzán en camisetas.
¿Va a cambiar esto alguna vez?. Bueno, creo que ya ha cambiado. Al menos para mí. Además de vivir de la web – como muchos otros de los habituales por estos lares – formamos parte de ese grupo de potenciales compradores de tecnología y demás parnafernalia que rodea el mundo de internet.
Personalmente, además de una cámara de fotos nueva y un portátil con menos de un año entre otros aparatitos y accesorios, cuento entre mis gastos con suscripciones al magazine Design In Flight y a PHP Magazine; libros en PDF de Pragmatic Programmers: Ruby, Subversion y Rails; más de 10 libros de tecnología de Amazon,..., más los comprados en las librerías locales; y todo en los últimos 6 meses.
Pago por lo que me interesa. Me interesa la información y la formación de calidad relacionada con mi trabajo y mi afición – que están condenados a coexistir – y no me duelen prendas en reconocerlo.
¿Por qué no me bajo los libros del eMule?. Porque en muchos de los casos conozco personalmente a sus autores, y creo que deben ser recompensados por el esfuerzo que realizan, a la vez que yo invierto en la aparición futura de nuevos libros de calidad.
¿Por qué pagamos religiosamente las cuentas de Basecamp?. Porque nos facilitan nuestro trabajo, además de admirar cómo se ha ejecutado el desarrollo de la aplicación.
Autopublicación: ¿por qué limitarnos a weblogs?, ¿por qué no ir más allá y auto-publicarnos nuestros propios libros?. Nunca ha sido más fácil que hoy día. Si el libro es bueno se va a vender, independientemente del soporte en el que se distribuya. Si es un PDF y alguien prefiere leerlo en papel, se lo imprimirá y listo.
Servicios: ¿no hay modelo de negocio?. Pagamos por hosting, pagamos por flickr, por basecamp, ..., ¿por qué no por el agregador de contenidos definitivo, que nos permite leer lo que queremos desde cualquier lugar del mundo?.
Mientras unos señores que no nos terminan de caer muy bien protestaban por la piratería en internet, Apple aumentaba su cuenta de beneficios con su tienda de música. ¿No va esto por el mismo camino?.
Moraleja: lo más importante, que es la liberación del código de FeedNess, ha quedado en segundo plano.
Por cierto, sobre mi experimento del mes pasado, 3706 noticias sin leer. Va a ser que voy a reducir aún más mi grupo de sucripciones. ¿Cuál será el número mágico?.
1 Tendréis cumplida información del proyecto en Open FeedNess. Lo sé con certeza. Me toca escribir una parte considerable ;-).
]]>Como no puedo irme de la boca y contar aquí en que ando envuelto y por qué creemos que es algo necesario para que Textpattern alcance la madurez suficiente como para lanzar la versión 1.0 —sé la fecha prevista y, por supuesto, no la voy a decir— quería aprovechar este mes para contaros un pequeño experimento al que me estoy sometiendo.
Últimamente he dejado de publicar con frecuencia en mi web. No se trata de crisis, ni nada parecido. Sólo estoy pensando en cambiarla de servidor – por cierto, tengo que anotar esto en alguna parte – no en dejar de escribir.
La cuestión es que, del mismo modo que entendí hace años que leer más o menos es cosa de épocas, entiendo que escribir más o menos no deja de ser una necesidad que viene y va con el tiempo.
Si a esta no necesidad de escribir le sumamos que me divierto mucho más escribiendo código que prosa —raro que es uno&mdash, me encuentro en una situación óptima para llevar a cabo algo que venía planeando desde hace un tiempo.
Veréis, de un tiempo a esta parte mi consumo de contenidos de internet se había visto diferenciado en dos bloques importantes: cualquier tipo de material relacionado con mi trabajo como desarrollador, y un buen montón de weblogs/bitácoras.
Del primero no puedo prescindir, (realmente, de lo que no puedo prescindir es del trabajo), pero ¿y del segundo?.
Con los lectores de Feeds el consumo de contenidos sindicables ha crecido a niveles muy superiores a los que nos permitía, hace unos años, el método de navegación tradicional: uno se iba abriendo sus favoritos —cuando llegó Mozilla fue una bendición poder abrirlos por grupos en las pestañas— e iba comprobando si había algo nuevo.
Lo de los lectores de feeds es mucho más cómodo, sin duda. Pero tiene un peligro. Antes nadie guardaba una web por si acaso —y, mucho menos, la recordaba de memoria— pero ahora si que acumulamos suscripciones sin el más mínimo coste energético. Consecuencia: 2412 noticias sin leer dice en lo más alto de la ventana de mi página de Feedness, y sólo en 14 días.
Contando que, cuando me pasé a Feedness, ya reducí considerablemente mis elecciones de lectura, dejándolas en 142 de un total de más de 1000 que acumulaba, el número me parece ciertamente enfermizo.
¿Realmente necesito ese contenido?, ¿Realmente me resulta todo tan interesante como para realizar un seguimiento periódico?.
Pues no. Después de 14 días sin abrir ni una sóla de esas noticias por medio del lector de Feeds, me he dado cuenta de que sólo he visitado 9 de esas 142 webs y que, salvo en un caso, todas han sido por motivos relacionados con el trabajo, y buscando cosas que ya sabía que estaban allí.
Me he sentido tentado en alguna ocasión de marcar todas como leidas, pero he sabido contenerme a tiempo para continuar con el experimento: un mes sin weblogs o, más exactamente, un mes sin visitar webs así porque sí, simplemente porque el contenido es nuevo.
En estos 14 días he descubierto que —además de no estar enfermo de bitacorismo— llevo un par de años tragando más información de la que realmente necesito, no sé si por inercia, no sé si por curiosidad. Y ninguna de estas dos razones es uno de mis motivos usuales a la hora de hacer las cosas en el resto de mis actividades, así que no veo por qué ha de serlo en el caso del consumo de contenidos web.
Me gusta hacer webs; me gusta leer cosas interesantes e informativas —esta web es un buen ejemplo— o divertidas, como 4Colors, que es esa web no relacionada con el trabajo diario que comentaba antes, pero empiezo a estar un poco cansado del contenido porque sí, de que ese contenido se parezca tanto la mayoría de las veces, de que las novedades reales se puedan medir con cuenta-gotas entre el montón de paja que me toca filtrar cada día. Y todo porque yo me lo he buscado.
Nadie me manda tener más suscripciones que las que realmente me interesan. Y en eso consiste el experimento: un mes sin hacer caso de las suscripciones para reducirlas a las que realmente me resultan interesantes. Y, siendo objetivo, no creo que superen las veinte.
El resultado, en número, que no en nombres, el mes que viene.
Es 2 de Mayo y no sólo me esperan Los Caballos del Vino, sino que hace exactamente 8 años de mi historia en común con la mujer más maravillosa del mundo —mejorando lo presente ;-)— un buen modo de que no se me olvide para cuando el artículo para Libro de Notas, ¿eh?. Así que no sé qué hago aún aquí.
Me voy de fiesta, y a continuar con el experimento no-blog. Nos leemos.
]]>Como muchos sabéis, hace bastante tiempo que me impliqué en el desarrollo de Textpattern – y no tanto desde que se hizo oficial mi participación en la continuidad del proyecto -de modo que mi opinión ya no es tan externa como sería recomendable para escribir este artículo – y mi tiempo tampoco es el que me gustaría – pero, de cualquier manera, allá vamos.
Un 26 de Febrero de hace unos años, Dean anunció que la primera beta de Textpattern se encontraba disponible. Desde entonces han sobrevenido tiempos de luces y sombras, causadas principalmente por el hecho de que una sóla persona fuese la responsable última de todo el código del sistema1.
¿Qué tenía entonces Textpattern de especial?
Textile era – y es – la primera genialidad incorporada por Textpattern: un sistema de formato de texto que hasta tu madre puede utilizar – sin dejar de tener ciertas similitudes naturales con TeX, o con el modo natural de resaltar un email.
Markdown es igualmente genial, pero llegó más tarde. Hubo otros sistemas que implementaron Textile; pero después. Y, de cualquier manera, el genio detrás de Textile estaba ahora detrás de Textpatten, de modo que era lógico esperar nuevas genialidades.
Un editor de hojas de estilo algo más que cómodo, unido a la posibilidad de gestionar las hojas de estilo desde el propio sistema, y a la de asociar cada hoja de estilo con una o más secciones de la web.
Tantas plantillas de página como se quieran, que se pueden asociar a las secciones que deseemos, y se construyen con la ayuda de un asistente para cada etiqueta del sistema. Además, los fragmentos que deseemos de una página se pueden guardar como moldes (forms), para emplearlos en las plantillas que necesitemos; es decir, includes al alcance de todos.
Esta es, probablemente, la característica principal de Textpattern. Podemos construir una web completa, con secciones perfectamente diferenciadas, administrada desde un sólo lugar y sin que tenga apariencia alguna de weblog – que, dicho sea de paso, no son el Tao de la web ni el formato obligatorio, sino un modo muy válido de publicar contenidos.
Una web no tiene porqué ser sólo un weblog. Una web tiene más secciones, como formularios de contacto, descripción del autor, enlaces, ..., y un montón de cosas más que textpattern permite gestionar con extrema facilidad, huyendo de tópicos comunes de los sistemas de weblog al uso – vease archivos por meses/días, o secciones constituidas por otros weblogs adicionales.
Tal vez el resultado final pueda llegar a ser el mismo en buenas manos, pero asumir ciertas consideraciones desde un principio ayuda a que todo parezca mucho más lógico.
Con la notable excepción de Drupal, no existe otra herramienta que tenga tan en consideración la variedad de lenguas que pueden emplearse a la hora de escribir para la web.
No podía ser de otro modo si consideramos que el sistema nace de la mano de un canadiense afincado en Francia que, para más inri, comparte su vida con una traductora.
Para el resto de personas que colaboramos en el proyecto resulta obvio lo de que existen otras lenguas diferentes al inglés porque, de hecho, para la mayoría de nosotros, no es nuestro idioma materno; aunque nos entendamos.
La versión 1.0 incluirá, al menos, diez idiomas. Se ha considerado la posibilidad de inclir variaciones de los diferentes idiomas – que no es lo mismo español de España, que español de Méjico; por mucho que nos entendamos, nos sentimos más cómodos con lo que nos sentimos más cómodos.
Además, y esto es adelantarme al futuro, una de las líneas más importantes de la evolución prevista para el proyecto es precisamente mejorar la instalación y configuración de nuevos idiomas en el sistema, así como la actualización de los existentes.
Si adelanto que volveré a hablar de Textpattern no estoy diciendo nada nuevo. Os garantizo que la evolución prevista se aleja considerablemente de las tendencias del resto de herramientas y se centra absolutamente en la comodidad del usuario.
Nuestra intención es mantener Textpattern como una alternativa que sea capaz de hacer cosas distintas al resto de aplicaciones de publicación web. Y cuando digo distintas, son distintas.
Y hasta aquí puedo leer…, por ahora. Más el mes que viene.
1 De cualquier modo, esa parte ya es historia: no sólo somos más personas desarrollando, sino que parece que ese hecho ha contribuido a que otros se sientan animados a contribuir con sus propias mejoras al proyecto.
Un dato para los que se quejan de que es un sistema desarrollado por una sóla persona: de un vistazo al repositorio se pueden encontrar agradecimientos a más de 30 personas distintas que han aportado lo suyo.
¿Que a qué viene la reflexión?: a los sistemas de archivo empleados por las diferentes herramientas de publicación web. Una breve retrospectiva creo que me será útil para ilustrarlo mejor.
Hace mucho, mucho tiempo – para la velocidad de la red es mucho tiempo – fue Blogger. Blogger empleaba un cliente FTP para subir los archivos de un weblog al servidor web del usuario.
La navegación en dichos archivos seguía un patrón horroroso en el que, con suerte, existía un archivo para cada semana – lo que daba lugar a una lista interminable – o para cada mes.
Luego fueron muchos otros, pero MovableType se convirtió pronto en la herramienta más extendida. MovableType ofrecía otras posibilidades, pero los archivos basados en periodos temporales continuaron siendo los principales protagonistas de los distintos weblogs, ofreciéndonos una interesante navegación sobre los contenidos escritos por uno o varios autores: por meses, por días o por semanas.
En la actualidad existen otros sistemas de publicación, que cuentan entre sus principales características la posibilidad de organizar nuestros contenidos siguiendo otros patrones – y no cuentan entre sus desventajas la necesidad de tener que reconstruir los archivos cada vez que actualizamos – pero el daño ya está hecho: nosotros queremos, necesitamos, no podemos vivir sin archivos ordenados cronológicamente.
Parece que mi intelecto no da para mucho esta tarde – no estamos muy acostumbrados al frío en Murcia – de modo que me gustaría que me echaseis una mano con el siguiente enigma: ¿qué ventajas absolutamente fabulosas proporcionan los archivos ordenados cronológicamente para que, a día de hoy, sigan siendo los más utilizados en los weblogs del mundo mundial?.
Por más que me esfuerzo en comprender las motivaciones que nos llevan a emplear dicho sistema – sin otra alternativa, en la mayoría de ocasiones – no soy capaz de encontrar más respuesta que la necesidad de mostrar públicamente que llevamos escribiendo x meses ininterrumpidamente.
Porque, veamos: ¿qué tienen en común varios artículos escritos por la misma persona el mismo mes?. Sólo eso, que los ha escrito la misma pluma durante un periodo concreto. Ahora bien, ¿de qué sirven esos datos a un usuario de la web?, ¿o es que hay quien se dedica a visitar weblogs y navegar en los contenidos empleando los archivos temporales?.
No proporcionan absolutamente ninguna información a cerca de su contenido, de la temática, ..., absolutamente nada que permita a un usuario hacerse una idea de lo que puede encontrar en ellos.
Pero a nosotros plim, erre que erre con los archivos ordenados cronológicamente; y a los usuarios, que los zurzan. ¿Qué me importa a mí el trabajo que pueda costarle a un usuario navegar entre mi maremagnum de pensamientos ordenados cronológicamente?
Afortunadamente. Existe algo denominado “folcsonomías” – etimológicamente, la clasificación del pueblo – que está haciendo removerse los cimientos de los patrones de organización establecidos para los archivos de los weblogs – je, je, hasta suena catastrófico – y obligándonos a desprendernos de la venda que nos impide ver la realidad: los usuarios de la web buscan temas, no periodos temporales.
Afortunadamente, esto no es un libro de historia; esto es internet. Y la historia antigua de la red la estamos escribiendo nosotros, en este preciso momento.
Valga de ejemplo el nuevo weblog de Observer – The Guardian – si no lo han visitado ustedes, no dejen de echarle un vistazo – que emplea las “tags” – o etiquetas – para permitir a sus usuarios realizar búsquedas por temas concretos. ¿Más útil que los archivos cronológicos?. A mi no me cabe duda.
Resulta paradójico que en este último més no haya visto más que un par de anotaciones en los weblogs de habla hispana sobre el tema.
Ya era yo capaz de anticipar que no haríamos eco – envidiosillos somos – de la fabulosa opción de monitorizar feeds con etiquetas que ofrece Feedness. Es un trabajo excelente de Walter & Co. que nos permite echar un vistazo a la información de actualidad relacionada con el tema que nos interesa en ese momento.
Pero claro, entre que es una iniciativa que se nos debía haber ocurrido a nosotros – y no podemos soportar que se les ocurra a otros, y encima les vaya bien, y sigan lanzando nuevas iniciativas – y que estábamos ocupados con temas tan trascendentales para el interés nacional – aquí, que cada quien lo aplique a su país, o al país del que se sienta ciudadano – como las pertenencias supuestamente robadas de cierta diva mediática de los States, ¿cómo nos ibamos a hacer eco de las reformas de la web semántica?.
Hablaremos más veces de ésto. Tanto rollo con la Web 2.0 y dejamos escapar lo más importante: la web semántica es la siguiente revolución.
]]>Asegurar, además, que en una comparativa de características de cada uno, encontraríamos que las coincidiencias son más que las diferencias no creo que coja de sorpresa a nadie.
La reflexión del artículo de este mes resulta más o menos obvia: ¿por qué si hay tantas herramientas de publicación tan parecidas entre sí, nos decantamos por unas y no por otras?.
Pero antes de meternos en faena recapitulemos hasta el momento en el que se crea una de estas herramientas: una o varias personas deciden que necesitan una herramienta para gestionar su propia web, bien porque no encuentran niguna que se ajuste a sus necesidades y gustos, bien por simple entrenamiento personal de programadores y resto de fauna que gustamos de perder nuestro tiempo reinventando la rueda1.
Dicho individuo/colectivo decide que el software es útil, que cumple con su cometido, y decide lanzarlo para que otros lo empleen, bajo la licencia que estime oportuna. Y comienza el proceso de promoción del software; porque, sea meramente con un anuncio en la propia web, desde ese momento pasamos a tener un producto que promocionar.
A partir de entonces la piedra está en el tejado de los usuarios/consumidores, y la evolución y éxito – pretendido o no – en la respuesta que éstos ofrezcan al sistema.
Los factores que influyen en dicho grado de aceptación no son, por desgracia, fácilmente cuantificables. En general, podemos compararlos con los de cualquier otro producto que se lanza al mercado. En particular, existen ciertas diferencias con el lanzamiento de un producto tradicional, de las que una destaca poderosamente…
Como dirían los americanos, o las bitácoras mandan, en cristiano corriente: el grado de aceptación de una herramienta de publicación web es directamente proporcional a la importancia – lease audiencia – de los weblogs que emplean dicho sistema de publicación.
¡Vaya!, esto comienza a parecerse a la publicidad tradicional, pero con las reglas del nuevo medio, en las que los recursos económicos no abren diferencias tan abismales.
A las pruebas me remito, basándome en la diferencia existente en la difusión del zillón de herramientas de publicación que emplean PHP/MySQL existentes:
Se trata, evidentemente, de dos buenos sistemas, que se ajustan bastante a las necesidades de un buen número de usuarios. Pero no son infinitamente mejores que el resto. Simplemente, están mejor promocionados.
Y eso, precisamente, es lo que les falta a un buen montón de excelentes proyectos de código abierto: Buena promoción2.
Resumiendo: va siendo hora de recoger las enseñanzas de la publicidad tradicional de muchos años y comenzar a aplicarla al nuevo medio con sus especiales reglas. Hay más factores que influyen en la difusión y aceptación de un producto en la red. Pero un buen weblog es, sin duda, el mejor principio.
1 Para los que argumenten que puede darse el caso en que sea una empresa la que lance el software, como parte de un proyecto estudiado, o resultado de un trabajo puntual para un cliente, aunque la motivación sea diferente, la moraleja puede ser la misma.
2 Buena promoción y una interfaz que, como mínimo, no desmerezca al código de la aplicación. Que hay algunas horrorosas por ahí sueltas …
]]>El caso de WordPress es un ejemplo claro de las ventajas de elegir una herramienta de publicación Open Source, frente a otras de licencias propietarias. El 26 de Mayo de 2003, Matthew Mullenweg anunciaba la disponibilidad de WordPress, la herramienta de publicación personal basada en – el por entonces estancado – b2.
Gracias a la licencia Open Source de b2, los usuarios del sistema, que no pasaba precisamente por sus mejores momentos, se beneficiaban de la iniciativa de una serie de personas que habían decidido aunar esfuerzos en mejorar el programa que estaban utilizando.
Pero aún debían pasar unos cuantos meses y suceder unas cuantas cosas para que WordPress alcanzase su estatus actual de herramienta Open Source de publicación de weblogs más extendida. De entre todos estos eventos, uno muy significactivo, que colocó a WordPress en el ojo del huracán y obligó al equipo de desarrollo a darse cuenta de que habían pasado de ser una alternativa más, a ser “La Alternativa”, con mayúsculas.
A día de hoy, todavía sigo tratando de explicar si lo que sucedió el 15 de Junio de 2004 fue un error o por el contrario formaba parte de una estrategia comercial definida por parte de SixAppart ; el caso es que el anuncio de los nuevos precios y tipos de licencia para la versión 3.0 de Movable Type desató una serie de comentarios y opiniones encontradas sobre la decisión tomada por la empresa de los Trott, a las que se sumaron una serie de voces conocidas y respetadas dentro del mundo de los weblogs.
Especialmente destacable resultó el artículo titulado Freedom 0 de Mark Pilgrim, en el que explicaba por qué había decidido – después de un par de años usando y colaborando en el desarrollo de Movable Type – dar el salto a WordPress y donar al desarrollo del proyecto una cantidad de dinero similar a la que le habría costado mantener las webs que tenía con los nuevos precios y licencias de MovableType 3.0.
Este hecho constituyó un punto de inflexión en la trayectoria y en el desarrollo de WordPress. Un número considerable de nuevos usuarios comenzaron a emplear el sistema. Esos usuarios fueron desarrollando nuevas funcionalidades que añadir al sistema, se iniciaron grupos de traducción a otros idiomas, ..., y WordPress fué creciendo hasta lo que es hoy día: una alternativa como herramienta de publicación personal sólida y de Código Abierto.
Resulta curioso examinar como el trabajo de muchos desarrolladores y usuarios, durante mucho tiempo, necesitó de un acontecimiento puntual para lograr un despegue definitivo – pero la promoción de las herramientas de publicación Open Source es un tema suficientemente amplio como para dedicarle un artículo en el futuro; por el momento, centrémonos en WordPress.
Desde su explosión definitiva, la cantidad de añadidos, extensiones y plugins no ha hecho más que crecer. No creo que sea capaz de citar todas las extensiones que me parecen relevantes, pero si de apuntar a los interesados a un par de webs donde indagar sobre dichas extensiones y mantenerse cumplidamente informados:
Además, claro está, del weblog de desarrollo de WordPress.
En castellano, Nico Fantino – que lidera el proyecto de traducción de WordPress al castellano – ofrece sugerencias más que útiles en su sección 100wordpress y es más que probable que sus anotaciones os resulten más provechosas que las mías en este sentido.
Sobre usuarios conversos a WordPress en castellano, un par de ejemplos relevantes son los weblogs de 2 buenos amigos: Diego Martín Lafuente y Mariano Amartino, entre otros muchos. Creo que, si ellos se atrevieron a dar el paso con la cantidad de información que tenían que migrar de un sistema de publicación a otro, no quedan muchas excusas para evitar darle una oportunidad a WordPress, ¿no?.
No sé si esto va a ser como hablarle a las piedras, pero no puedo evitar pensar que hemos comenzado el año con buenos propósitos, entre los que incluimos aportar nuestro granito de arena a las herramientas de publicación Open Source.
¿Eres usuario de WordPress?
¿Sabes programar en PHP?; pues comparte tus añadidos o modificaciones del sistema con el resto de usuarios.
¿Quieres que WordPress siga mejorando cada día?; pues estírate un poquito y haz una donación al proyecto.
¿No puedes permitirte donar, porque ese dinero es el que tienes para el hosting?, pues contrata tu hosting en TextDrive y una parte del dinero que pagues por el hosting irá dedicada al desarrollo de WordPress.
Como podéis comprobar, existe más de una alternativa para colaborar con el proyecto, todas igualmente válidas. Podríamos pensar en aprovecharlas.
Por mi parte, me voy a ahorrar la preguntita de rigor a cerca de cuantos usuarios de WordPress han colaborado o aportado algo – ya sea trabajo o económicamente – al proyecto, no sea que se nos salgan los colores.
La respuesta a por qué yo no he elegido WordPress para mi propia web deberá esperar hasta el mes que viene. Entre tanto, Feliz 2005 a todos.
]]>Hace unos cuantos años que sabemos perfectamente qué es un popup, que es navegar y por qué no se abre un ejecutable que nos han enviado por email.
Pero no, los que mandan en los escritorios de la mayoría están empeñados en decirnos en nuestra cara que somos tontos, que nos vamos a conformar con lo que ellos nos den, porque es lo mejor por el simple hecho de que nos lo dan ellos. ¡Ja!, serán ilusos. ¿O no?.
Veamos, a 2 de diciembre de 2004, dos días antes de que JavaScript cumpla 9 años, y con la excusa de evitar el movimiento y redimensión de las ventanas, han decidido que la mejor solución es deshabilitar por defecto la ejecución de cualquier script, contenga lo que contenga.
Pero vayamos por partes. En primer lugar vamos a llamarle al pan, pan y al vino, vino – y no tinto de verano – y a explicar el motivo real de estas decisiones: JavaScript está deshabilitado para Internet Explorer 6 para windows XP, con el Service Pack 2 porque los señores fabricantes son incapaces de tapar agujeros de seguridad descubiertos desde hace más de 3 años.
Nunca he oido que un usuario de Linux o de MacOSX se haya encontrado con un virus en su sistema operativo porque su navegador haya ejecutado un script. El problema es, más bien, de un sistema operativo capaz de infectarse en el momento mismo de la instalación si esta se realiza con conexión a internet.
“Bueno, no está tan mal que lo deshabiliten: JavaScript es malo”.
La afirmación anterior es tan frecuente como estúpida. Lo paradójico es que, muchas veces, proviene de profesionales de la web. Sea cual sea su procedencia, es un indicativo claro de la más completa ignorancia sobre la propia web, su historia y los estándares relacionados con los navegadores.
Vale, ¿y qué propones?.
¿O vais a seguir dejando que os traten como tontos?
P.D.: Decidáis lo que decidáis, ¡Feliz Navidad!. Volvemos a vernos con la resaca del año nuevo – si queda alguna neurona sana para contarlo.
]]>Cuando Marcos me planteó la posibilidad de escribir para Libro de Notas, la idea inicial era que esta columna sirviese para analizar las herramientas de publicación en web existentes; sus puntos fuertes y las desventajas que presenta cada una, con el fin de que pudiese tomarse como una opinión más a considerar por parte de quienes encontrasen dificultad a la hora de decantarse por una u otra.
De modo que vamos a comenzar una serie de artículos sobre el tema en cuestión: Herramientas de gestión de contenidos web. Poco a poco iremos entrando en detalles sobre algunas en particular; pero antes me gustaría detenerme en algo a lo que parece le damos especialmente poca importancia.
Parece que está claro que no es de dichas herramientas de publicación. ”... son gratis; vaya un negocio ...” podría ser la afirmación más frecuente.
Parece ser que los desarrolladores de dichas herramientas deben tener un trabajo de otro tipo, que les proporcione los suficientes beneficios para vivir y, además, que les deje el suficiente tiempo libre como para poder emplearlo en esa especie de devoción casi religiosa por el desarrollo de la herramienta en la que colaboran, a la que deben sacrificar diariamente un número de horas, aunque se las tengan que arrebatar al sueño.
¿Por qué?. Está claro, su devoción por el software libre es tal que no pueden pasar ni un día de sus vidas sin estar colaborando en un proyecto de estas características. El dinero es lo de menos; su tiempo es lo de menos; son de otra especie, una que se alimenta de código y de atender las necesidades de los usuarios de su software.
Y debe ser eso, si, porque no sé si seríamos capaces de sumar en la blogocosa diez personas que hubiesen realizado una donación – la que fuese – a proyectos Open Source de gestión de contenidos web. Es más, animaría a quien lo haya hecho a que aprovechase los comentarios de este artículo para decir, simplemente, “yo sí”.
Por ejemplo, me vienen a la cabeza 4 proyectos de licencia similar: Pivot, Nucleus, WordPress y Textpattern. En la página principal de todos los proyectos existe un link con la palabra donate. ¿Alguien ha hecho click alguna vez?.
O mucho me equivoco yo, o traducimos donate por “ni se te ocurra hacer click aquí” que esto vale dinero.
Sigo manteniendo mi apuesta: ”... si tan sólo hubiese diez personas que hubiesen aportado algo a estos proyectos …”, y continúo, que el artículo empieza a sonar sospechosamente parecido a la historia de ciertos pueblos bíblicos.
Desde mi punto de vista, y por mucho que nos apetezca quejarnos, estamos perdiendo oportunidades con esta actitud.
Por mucho que los proyectos sean Open Source, sus desarrolladores se mantienen de lo que todo el mundo. Llega un momento en el que han de tomar las decisiones que todos tomamos: gano lo suficiente con mi trabajo, qué coche me puedo permitir, que casa tan bonita …; llega un momento en el que la ilusión empeñada inicialmente en el proyecto decrece, se atraviesan crisis, la falta de tiempo o ganas obliga a tener que dejar de lado ciertos proyectos, o se adquieren nuevas responsabilidades que hacen que se deba analizar nuevamente en qué se emplea el tiempo propio.
Y luego pasa lo que hemos observado tantas veces: proyectos Open Source extremadamente prometedores y alternativas perfectas a los equivalentes de código propietario, parecen quedar en un limbo que los consume durante un par de años, esperando que llegue algún nuevo entusiasta a hacerlos resurgir de sus cenizas – me parece que la historia es sospechosamente parecida a la de WordPress – y dejando a sus fieles usuarios compuestos y sin actualizaciones que llevarse a la boca.
Juramos y perjuramos cuando los otros proyectos, los de pago, cambian el precio de sus licencias; cuando cambian el sistema de licencias y deciden un buen día: “se acabó el todo gratis, a partir de ahora, quien quiera algo que pague”.
Pero, siendo realistas, nosotros lo hemos querido así . Nos toca ponernos a buscar una alternativa similar, que nos permita mudarnos con nuestra web a cuestas y rezar, si sabemos, para que dure un poco más que la última vez.
Antes de comenzar el periplo que pretendía emprender por algunas herramientas de publicación Open Source, me parecía oportuno presentar esta reflexión.
A lo dicho, cabe unirle también las quejas tan frecuentes de esto está hecho sólo para ingleses o vaya una mierda, no van ni los acentos ni las eñes que se leen con tanta frecuencia por ahí.
Tal vez deberíamos plantearnos que lo tenemos todo para ser ignorados: somos una minoría de usuarios en comparación con el equivalente en inglés; no nos caracterizamos especialmente por el soporte que ofrecemos a las personas que desarrollan las herramientas de publicación y nos da pavor pensar que sería conveniente gastar algo de dinero en algo que simplemente nos hace mucho más sencillo publicar en la web – cuando no sea el único modo que tenemos para hacerlo – sin pararnos a planteárnoslo más profundamente.
Tal vez sería un buen momento de comenzar a mostrar síntomas de madurez en la blogocosa y colaborar de verdad – como buenamente podamos – en estos proyectos.
Tal vez sería importante pensar que nuestros actos pueden influir en esos momentos de crisis de los desarrolladores del software que empleamos.
Tal vez se nos tomaría más en serio y se nos ofrecería más soporte si fuesemos un poquito más desprendidos y viesemos con claridad que quien desarrolla el software no tiene ningún tipo de obligación para ello, y cualquier día puede cambiar de opinión.
Y ese día volveremos a maldecir, a preguntarnos por qué y a perder el tiempo buscando otra alternativa, o acabaremos por pasar por la piedra y pagar lo que nos pidan. O no habrá juego.
]]>Me atrevería a afirmar que su comprensión del medio para el que escriben es muy superior a la de los “periodistas tradicionales”, gremio este del que una parte considerable se empeña en criticar indiscriminadamente cualquier publicación on-line de contenido independiente.
A día de hoy, a los medios tradicionales les sigue faltando capacidad para reinventarse on-line. Probablemente acabarán siendo otros los beneficiarios de dicha incapacidad, del mismo modo que el iTunes Music Store de Apple ha sido capaz de recoger los millones de dólares que se han empeñado en ver pasar de largo nuestros amigos de la SGAE, mientras dedicaban sus esfuerzos a otros menesteres menos creativos.
Ya hablaremos de los medios con más detenimiento, especialmente de su pericia al tratar asuntos relacionados con la red. Hoy tengo que justificar mi presencia como columnista del Libro de Notas – donde todos los colaboradores escriben mejor que yo, sin duda – y me gustaría dejaos algo interesante en lo que pensar: una afirmación de Scott Heiferman, el creador de MeetUp.com:
“Lo realmente interesante es cuando la tecnología es meramente una herramienta para que la gente haga cosas sencillamente humanas”.
Si dedico muchas horas de mi vida a escribir código para aplicaciones como Textpattern es, sin duda, porque espero que haya alguien capaz de sorprenderme con el uso que pueda darle; porque me parece admirable el esfuerzo que muchas personas realizan para llegar hasta nosotros desde su pedacito de la web.
Lo realmente interesante de esto de vivir de la red es que debemos estar cada día reinventándonos, que el juego no acaba nunca y que, gracias a estas herramientas al alcance de todos, podemos disfrutar de contenido independiente, mientras pensamos qué nos gustaría que nos permitiese hacer la red mañana mismo.
¿Veis?, tampoco somos tan raros los que dedicamos nuestro tiempo a programar…
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