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Reglas para la supervivencia de la novela

Vicente Verdú elabora diez Reglas para la supervivencia de la novela tratando de justificar la escasez de talentos narrativos reconocidos en nuestro país en los últimos tiempos. Aunque en muchos puntos de los que señala me parece que habla más desde el resentimiento que otra cosa. Decidan ustedes.

«4. La fragmentación de las historias, con sus anotaciones e intervalos mentales, tiende a copiar del blog y de la comunicación fragmentada omnipresente. Una novela contemporánea que no haya asumido esta clase de comunicación se ahogará en su jactancia. La ignorancia del blog y de los mensajes cortos, del discurso corto y cambiante, puede llevar, excepcionalmente, a una obra apreciable pero se tratará de esa clase de valor que encuentran las alhajas y los cuadros escondidos en el polvo de los museos. Una obra viva debe tener en su alma la actuación de su presente porque de otro modo contribuirá a hacer de la literatura la estampa de una dedicación embalsamada. ¿La muerte de la literatura? Sin duda diversos novelistas de hoy perviven gracias al culto funerario del género y al amparo de lectores melancólicos que transpiran alcanfor»

Alberto Haj-Saleh | 19/11/2007 | Artículos | Literatura

Comentarios

  1. JMLarumbe
    2007-11-19 19:04

    No hay escritor publicado, que en uno u otro momento de su vida literaria no de su opinión sobre cómo se escribe una novela, o ?peor aún? cómo debería escribirse. En esta ocasión Vicente Verdú, no precisamente un superventas y verán porqué no lo es, nos da su opinión desde el babelia de El País. Con ese título tan pomposo: Reglas para la Supervivencia de la Novela.

    Verdú no lee todo lo que se publica en España. Nadie lo hace. Y de lo que se publica, hay productos ?pues el libro, la obra literaria terminada no es más que otro producto- muy dignos y sin apenas eco por la escasa promoción y la creciente competitividad en los estantes de las librerías. La novela de autor? Es cierto que ese tipo de novela se escribe menos. Pero Verdú no se pregunta porqué. ¿Quizá porque no se vende? ¿Tal vez porque las editoriales ya no desean ese tipo de producto y prefieren tramas policíacas, románticas e incluso de ciencia-ficción o de autores con proyección mediática antes que la obra de un tipo que jamás salió de su pueblo, como Proust, mirándose el ombligo y soltando al mundo lo que piensa él ?que nunca ha vivido una experiencia ?fuerte?- de la vida, la muerte y demás incógnitas?

    Personalmente, si en una contraportada leo que el autor es de lo más normal y burgués, no leeré una novela de autor con ese tipo de trama existencial. No tiene crédito suficiente en la vida para escribir ese tipo de obra. Sucede con los escritores jóvenes, y recuerdo aquí al premio Nadal de aquel año, Maestre creo que se apellidaba. Su libro: ?Matando dinosaurios con tirachinas? hablaba del paro y de la vida de un joven, el propio autor, en primera persona, en casa de sus padres. Resultó un fiasco.

    Y Verdú está contra los comics, las series de tv, y el cine. ¿No se ha dado cuenta de que hoy la verdadera literatura está en esos lugares por el simple hecho de que se paga mejor y que los autores han de vivir de su obra y no de los ?bolos? como el mismo Verdú con sus columnas en EL Pais y otros diarios a 300 euros o más cada entrega? Desde la torre de marfil las vistas siempre son rosáceas y con puesta de sol.

    Pero sucede que los tiempos avanzan y el futuro siempre está al doblar la esquina, como bien saben los escritores de CIFI. Y no es menos cierto que el gusto cambia. Leí a Proust con 24 años. Y a Dostoiewsky, y a otros rusos. Hoy no lo haría salvo para consultar algún aspecto de su obra. Pero recomiendo leerlos. Hay que leerlos. No escribir como ellos.
    En su artículo, escrito con voluntad polémica, olvida el amigo Verdú que toda la obra de Dumas, por ejemplo, se escribió para los dominicales de los diarios, y por entregas. Lean el Conde de Montecristo o los Tres mosqueteros, y lo verán. Y que Dumas, Balzac, Verne, Stevenson, Scott, e incluso muchos poetas, se mataban por publicar en los diarios, porque es lo que les daba dinero. Debería documentarse más.

    ¿Volvemos al escritor autorial? ¿Al tipo que escribe en primera persona desde su ombligo sobre lo divino y lo humano sin tener ni puñetera idea de poner sus ideas en boca de algún personaje? ¿Sin haber salido de su pueblo? ¿Sin haber vivido tres o cuatro penurias y miserias de las de verdad, de las de pasar hambre? Es uno de los secretos de Paul Auster, por ejemplo. Él sabe de lo que habla y lo respeto por ello.

    Si no das una trama al lector, que no tiene porqué ser policíaca, el lector se aburre. La literatura ha de competir con el cine, sí. Con el dvd en casa, con la tele por cable, con los vuelos baratos y el movimiento y el trasiego de la vida moderna. De la vida moderna, sr Verdú, no de la vida monástica de las alturas del Monte Athos Olvida también que sin esa técnica del oficio recurso que Verdú domina bastante bien no se mantiene hoy en día a un lector enganchado a 300 páginas de texto apretado.

    Si se lee el artículo con atención se ve que el autor de las bellas palabras que propone no está pensando en el lector, sino en su propia escritura y en el regodeo que pueda sentir hacia ella. ¿No recuerda Verdú que escribir duele siempre? ¿Qué duele mucho más cuando piensas que ese texto lo han de leer editores y lectores y que habrás de pensar en ello y podar tus bellas palabras como el árbol del cerezo para que florezca mejor el texto. ¿Verdú no ha leído a Hemingway? Quizá no lo recordaba cuando escribió esto. “Papi” escribía con la frase corta, el párrafo conciso. No hay una palabra de más en casi toda la obra del premio nobel americano. Y es bella. Lean el Viejo y el Mar si no lo hicieron en el instituto. Uno de mis lemas siempre ha sido ?y así se lo comunico a quien me pide consejo- QUITAR TODO LO QUE SOBRA. Y duele, sí. A veces. A Verdú quizá no le duele escribir.

    Y sí, hay un tipo de lector para esas novelas que postula el señor Verdú. Yo, por ejemplo, cuando tengo tiempo. Así leo a mi amado Mauricio Wiesenthal, disfrutando cada frase, musical y bella, bien construida, sin caer en la porquería que no soporto llamada prosa poética. Así leí a Umbral en su ?Mortal y Rosa? durante el embarazo de nuestra hija (Llámenme masoquista) Pero la mayoría de los lectores no leen así y no tienen tiempo para ello. Lectores que compren libros. Los editores buscan la rentabilidad de su inversión en la publicación de una obra. No existen ya editores millonarios que publiquen por amor al arte. Que Vicente Verdú me cite a uno.

    Cuando el escritor cae en el menosprecio o desprecio de su competencia, señor Verdú, me temo que delata las verdaderas emociones originales que impulsan escribir lo que escribe y sus porqués. La historia de los bajos fondos de la Literatura está llena de ejemplos. Y a partir de aquí, ya nada interesado en el resto de sus postulados (Espero y deseo que no apostolado)

  2. Ana Lorenzo
    2007-11-19 19:58

    Bueno, yo parto de que la novela sobrevive solita, sin necesidad de decálogos que seguir. Y debe de ser así, porque desde que están hablando de la muerte de la novela, yo he leído muchas y muy buenas. :-)
    Señor Larumbe, no interpreto como usted que el Sr. Verdú esté contra el cine, las series de TV… y no creo que olvide que muchísimas novelas del XIX salieran publicadas por entregas (lo que se llamaron los folletines); me parece que en su artículo más bien da a entender que la novela decimonónica se escribía de tal manera porque no había cine, series ni cómics que asumieran la forma de narrar una historia y que hoy, según el Sr. Verdú, ya se lo hacen mejor estos otros soportes, de forma que escribir una novela clásica, si por clásica se entiende decimonónica, le parece un delito flagrante. Precisamente el entender así el artículo me hace estar en contra de la opinión de Vicente Verdú. Yo que él iría de nuevo a ver las películas y series basadas en estas novelas y las reelería de nuevo: las que son meras historias, vale; las que son literatura, no tienen adaptación posible. Dice mucho de un autor qué tal lector es.
    Un beso.

  3. Doug
    2007-11-19 22:40

    No conozco al Sr. Verdú, pero su comentario me parece una notable estupidez. Pienso que, al contrario de lo que él piensa, la dependencia de la novela a factores temporales la hace perecedera. Lo que Verdú propone es partir de la técnica y ya dijo Faulkner que aquel escritor a quien le procupe mucho la técnica, sería mejor que se dedique a la ingeniería o (mejor?) a poner ladrillos.

    Saludos.

  4. Paula
    2007-11-20 23:24

    Piensen que igual el señor Verdú está ironizando (como propone en el punto 10 del decálogo). Que en el fondo todo no es más que un juego, y que llamarle decálogo solo sirve para formalizarlo y que nosotros discutamos sobre ello como si fuera de verdad una regla que se nos obligase a seguir, y el señor Verdú otro Moisés barbudo que desciende del monte Sinaí para azotarnos con su verbo divino.
    La duda que me queda al leer el artículo es si el señor Verdú piensa seguir su decálogo cuando escriba su próxima novela. Eso sí me produce curiosidad.


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